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Tribuna
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¿Hemos aprendido algo de la crisis? La RSE ayuda

La marca España destaca en el panorama internacional en turismo, cultura o deporte. Lamentablemente no, salvo excepciones, en cuestiones económicas, tecnología, innovación, educación, etc. Pero en Responsabilidad Social Empresarial (RSE) las empresas europeas son líderes mundiales, con las españolas en el pelotón de cabeza. Estamos en días de medidas para dejar atrás la crisis económica. Desde que ésta empezó se planteó si la RSE se vería afectada. Hoy, con datos en la mano, una amplia mayoría de empresas de todo el mundo cree que la RSE tiene más sentido que nunca. Es lógico: la salida de la crisis incluye restaurar la confianza en empresas, bancos, mercados, Gobiernos, reguladores, supervisores y demás agentes económicos y sociales. Y esto se consigue con buenas prácticas, ética y transparencia -RSE en definitiva- por parte de todos ellos.

De cuando en cuando es necesario revisar lo que se ha hecho bien y mal, las lecciones aprendidas y tomar medidas. Para esto y para celebrar 10 años de experiencia en RSE el Pacto Mundial de Naciones Unidas -la mayor red de RSE del mundo y de España, con más de 8.000 participantes de 135 países- celebra estos días en Nueva York una reunión al más alto nivel (Leaders Summit), presidida por el secretario general de Naciones Unidas. Se reúnen más de 1.000 líderes de todo el mundo, empresariales gubernamentales, del tercer sector y académicos. Se trata especialmente de analizar cuáles van a ser las cuestiones de RSE más relevantes hacia el futuro y el papel de los diferentes agentes sociales. Son temas clave sobre cuestiones sociales, ambientales y de buen gobierno tanto en economías desarrolladas como emergentes. Se analizarán experiencias y buenas prácticas de empresas líderes en estas cuestiones que puedan ayudar a otros a avanzar.

En esta cumbre de Nueva York se hablará de energía, agua, recursos naturales y medio ambiente, derechos humanos y laborales, corrupción, desarrollo y cooperación, pobreza, educación, inversión responsable, valoración de la RSE por mercados e inversores, etc. Es una gran oportunidad para que los dirigentes empresariales, políticos, sindicales y del tercer sector reflexionen sobre estos temas y vean en la RSE una vía que ayuda a salir de la crisis actual y a prevenir otras futuras.

Desafortunadamente muchas empresas no consiguen acertar con la RSE, más aún en mayor medida en el caso de entidades públicas. Conseguir que los gastos en RSE no sean tales gastos sino inversiones que aportan valor a la empresa, beneficios tangibles o intangibles y mejor gestión de riesgos no es fácil. Se trata de integrar la RSE en las operaciones, decisiones y estrategia, maximizando los beneficios a largo plazo. Hay que tener visión, buenas prácticas y capacidades adecuadas, lo que no siempre es el caso. Las empresas van diferenciándose y compitiendo también por la calidad de su RSE y los analistas financieros y mercados van incorporando la RSE en sus análisis y valoraciones.

El éxito de la RSE tiene mucho que ver con que realmente contribuya a la innovación y a la creación de valor; especialmente en las empresas, a través del comercio y las inversiones, la cadena de valor y la de suministros. En caso contrario esas prácticas corren el riesgo de desaparecer, con mayor motivo en épocas de crisis. La RSE ha pasado de ser considerada acción social a entenderse como esencial para el éxito y viabilidad a largo plazo de empresas y otras instituciones. La internacionalización y creciente papel y prestigio de las empresas en la sociedad por un lado y la RSE por otro se han ido reforzando mutuamente.

La propia crisis ha mostrado que es necesaria más y mejor RSE. En el origen de la crisis ha habido fallos de buen gobierno empresarial y también de supervisión estatal. Ahora se trata de restaurar la confianza en bancos, empresas, mercados, reguladores y supervisores; para ello es esencial actuar con ética y transparencia. Para maximizar la creación de valor a largo plazo de forma sostenible son más importantes que nunca las áreas propias de la RSE: los derechos humanos, la lucha contra la corrupción, el desarrollo, combatir la pobreza, fomentar la educación, medio ambiente, gobierno de la empresa, etc.

Puede parecer que estamos hablando de sueños utópicos cuando la prioridad es salir de la difícil situación en que estamos metidos. Al contrario, se trata de cuestiones clave que afectan a todos los agentes económicos y sociales -también a cualquier industria y empresa, grandes y pymes, en cualquier geografía- y que están en la base de toda actividad humana.

Juan de la Mota. Presidente de la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas y miembro del Consejo Mundial

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