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Tribuna
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Gobernanza económica y Pacto por el Euro

Los problemas económicos-financieros que padecen actualmente, de manera especial, algunos países de la UE ponen de manifiesto que el acierto y el éxito que supuso la creación de una moneda única no fue del todo completo. Habría que haberlo completado con una unión económica previa o simultánea, de acuerdo con el cumplimiento estricto de las fases de un proceso de integración económica y política en las que la etapa de la unión económica y monetaria debe cubrir ambos aspectos: el económico y el monetario. A fin de cuentas la moneda refleja la fortaleza o debilidad de una economía y de la política económica correspondiente.

De hecho, desde el comienzo de la actual crisis económico-financiera Europa se ha visto obligada a priorizar una unión económica sobre la que se había pasado de puntillas. Sucesivamente, en los últimos meses, han ido aflorando problemas en los países más débiles de la eurozona, hasta el punto que ya ha sido necesaria la intervención en Grecia e Irlanda y se espera que también tenga lugar próximamente en Portugal -la dimisión de José Sócrates parece ser la premonición- y puede que le siga como candidata España, donde los niveles de intervención financiera tendrían otra dimensión.

La crónica de esta muerte anunciada tiene su origen remoto en la asimetría entre la unión monetaria y económica y más recientemente en la declaración del Eurogrupo de 28 de noviembre de 2010, en la que se decía que los acontecimientos recientes han evidenciado que las dificultades financieras de un Estado miembro pueden poner rápidamente en peligro la estabilidad macrofinanciera de la UE en su conjunto, a través de vías de contagio. En el caso de la intervención en Portugal la exposición de España aumentaría debido a la fuerte penetración de nuestra banca en aquel país.

Poco antes de esta Declaración -Consejo Europeo de 28 y 29 de octubre- se convino en la necesidad de establecer un mecanismo permanente de crisis para salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro en su conjunto, denominado Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) que vendrá a completar un nuevo marco de gobierno efectivo reforzado y tendrá por objetivo una vigilancia económica y rigurosa, que se centrará en la prevención y reducirá sustancialmente la probabilidad de que surja una crisis económica en el futuro.

Con posterioridad, la realidad económico-financiera de los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España) ha continuado presentando, con machacona insistencia, una situación muy delicada, de forma que los jefes de Estado o de Gobierno de la zona del euro adoptaron el 11 de marzo el llamado Pacto por el Euro, que establece un refuerzo de la coordinación de la política económica para la competitividad y la convergencia que ha sido presentado en el Consejo Europeo -que está teniendo lugar el 24 y 25 de marzo- con el objetivo de que los Estados miembros que no pertenecen a la eurozona, también indiquen si desean o no participar en el pacto.

La Cumbre de estos días completará el paquete de medidas que reforzarán y conformarán la gobernanza económica de la UE con nueva capacidad de financiación -500.000 millones de euros-, nuevos instrumentos (MEDE) y nuevas condiciones financieras -sostenibilidad de la deuda de los países receptores-. Se trata, como decíamos al principio, de reforzar el débil pilar económico de la unión monetaria, en consonancia con la gobernanza económica existente. El Pacto por el Euro procura una mayor coordinación de la política económica a través, al mismo tiempo, de objetivos comunes de los que son prioritarios el impulso de la competitividad y de la convergencia.

Además, el cumplimiento de estos objetivos económicos y políticos comunes será supervisado por los jefes de Estado y de Gobierno basándose en un informe de la Comisión Europea. Pero, al mismo tiempo estas garantías para la estabilidad financiera deberán ser completadas por otros flecos pendientes para la unión económica, como es la coordinación de la política tributaria -armonizacion fiscal directa- que sigue siendo competencia nacional exclusiva, por lo que también es urgente para reafirmar la unión monetaria, una base común consolidada del impuesto de sociedades.

Analizaremos el final de esta crónica una vez conocidos los resultados de la Cumbre, hoy mismo.

José-María Casado Raigón. Director de Relaciones Internacionales del Consejo General de Colegios de Economistas

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