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Tribuna
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España, fábrica de formación de parados

Una de las medidas aprobadas por el Gobierno para que los desempleados de larga duración sigan cobrando subsidio pasa por realizar cursos de formación que les reporten casi 400 euros al mes con el objetivo de mejorar su capacidad de empleo.

Algo que en principio parece que va bien encaminado nos obligaría a hacernos una interesante pregunta: ¿hemos analizado alguna vez si la formación que reciben nuestros desempleados está en sintonía con lo que demanda el mercado laboral? La respuesta es no. Los servicios de empleo de las distintas comunidades autónomas españolas, en general, no hacen un estudio en profundidad sobre la capacidad de empleo de la formación que proponen. Fruto de ello es que del total de alumnos que asisten a los cursos, parece que no llega ni al 10% el número de los que encuentran un puesto de trabajo. Y sin contar con los abandonos que se producen porque el alumno se desanima, en la mayoría de las ocasiones, por la falta de recursos con las que se encuentran los centros de formación por las bajas partidas presupuestarias asignadas.

Se ofertan cursos tan interesantes como ferrallista o encofrador, cuando todos sabemos que las colas del desempleo están llenas de grandes profesionales con este perfil, en cambio adolecen de cursos interesantes sobre energías renovables, nuevas tecnologías, eficiencia energética, por poner un ejemplo.

Además, es importante saber que cuando se destruyen empleos, quien más lo sufre son los trabajadores con baja formación, por eso, como siempre dice mi buena amiga Paquita Arbizu, debemos poner definitivamente en marcha un sistema nacional de profesionales cualificados que acredite de forma oficial los conocimientos y la capacidad que tiene un trabajador para desarrollar un determinado puesto de trabajo, porque por ejemplo, cuántos magníficos jardineros tenemos en España que llevan muchos años en la profesión, pero carecen de acreditación alguna.

Es vital invertir en formación por parte de las Administraciones públicas, como vehículo para salir de la crisis cambiando el modelo productivo, pero vamos a hacerlo con criterio, no solo con el fin de aliviar las estadísticas del desempleo. Esto solo se consigue impartiendo formación de calidad, ajustada a las demandas del mercado laboral y de forma continua a lo largo de toda la vida profesional. Un colectivo laboral a nivel de país es competitivo cuanta más formación reciba y sepa innovar en el reparto del trabajo, para que no se convierta en un bien escaso.

Carlos Martínez. Director general del Grupo IMF

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