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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

China aborta el rally de la Navidad

Mientras los mercados financieros hacían la tradicional pausa de Navidad, el pasado sábado el Banco Popular de China (su banco central) decidió endurecer su política monetaria para frenar la inflación y poder consolidar sus altas tasas de crecimiento. Dentro de los márgenes del heterodoxo sistema financiero chino, los gestores de la política monetaria han apostado por elevar tanto el tipo marginal de remuneración de los depósitos, hasta el 2,75%, como el tipo activo en un cuarto de punto, hasta el 5,81%.

En unas decisiones pensadas exclusivamente para el control de la actividad económica interna, aunque tengan consecuencias claras sobre el exterior, el Banco Central de China sigue manteniendo cerrado el tipo de cambio del yuan, excesivamente depreciado frente al dólar, para conservar posiciones de ventaja en los intercambios comerciales con el resto del mundo. Tras negarse reiteradamente en los foros internacionales a relajar su política cambiaria para mantener un vigoroso crecimiento, tira únicamente de incrementos lentos de los coeficientes de caja de las instituciones financieras primero, y de una subida de los tipos de interés después, si el riesgo inflacionista amenaza con entorpecer el avance de la actividad de forma sana.

Pero dado el papel de pulmón de la economía mundial que tienen ahora China y el resto de las economías emergentes, un endurecimiento de las facilidades de crédito irradia de inmediato pesimismo en las economía occidentales, que catapultan sus posibilidades de avance en las ventas a China. Por ello, ayer el esperado rally bursátil de fin de año se tornó en un severo ajuste de los precios de las acciones, concentrado en Alemania y en sus valores industriales y automovilísticos, ya que entre las medidas anunciadas por Pekín se incluye una limitación a la importación de coches.

China ha detectado en su último informe de actividad que prácticamente todos los sectores industriales están registrando avances en sus beneficios, y en algunos casos demasiado abultados como para ser sostenibles, y por ello ha optado por enfriar la economía. Los daños colaterales podrían ser limitados, porque la primera interpretación de los mercados, más allá del ajuste rápido de ayer, es que la decisión de las autoridades monetarias responde a un crecimiento más abultado de lo previsto en la economía del gigante asiático. Pero la decisión que las autoridades monetarias chinas deberían sopesar para recomponer el crecimiento en todas las zonas del mundo, y relajar de paso la presión inflacionista sobre su coyuntura, es apreciar su divisa en función de los fundamentos de su economía. Solo así se recompondría el crecimiento mundial, así como la reducción de los déficits fiscales de las economías avanzadas, lo que evitaría el pseudorrescate chino practicado ahora ya con EE UU y que puede extenderse en parte a Europa.

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