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La reestructuración de la banca
Columna
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Banco de España versus Moody's

José Carlos Díez

Había mucha expectación en la jornada de ayer para conocer los datos del Banco de España sobre necesidades de recapitalización de nuestras entidades, pero Moody's se anticipó a primera hora con una rebaja de calificación de nuestra deuda pública y su cifra de 40.000 millones y compartía protagonismo. En su último informe sobre banca española, Moody's explicaba que llegaba a esa cifra después de estresar el balance de nuestras entidades y exigir un nivel de core capital del 8%.

El Banco de España ha publicado unas necesidades de unos 15.000 millones. El cálculo del banco se hace sobre el cierre del balance auditado de 2010 sin estresar y aplica los niveles de solvencia aprobados ayer en el Parlamento y en los que España se adelanta varios años a nuestros socios europeos en implementar Basilea III. Los cálculos del banco y de Moody's son diferentes. En junio volveremos a hacer los stress test y por lo tanto no son comparables, pero da igual todo el mundo lo hace y todo el mundo se quedará con la peor cifra. Desde España nos preocupa en exceso el uso de la información que se hace fuera, pero ayer hablaba con un inversor de Londres que gestiona uno de los macro hedge funds de mayor volumen y me decía que la cifra de Moody's le tranquilizaba, ya que ellos esperaban hace un año un cifra mucho mayor. Einstein explicó en la Teoría de la Relatividad que la verdad absoluta no existe y todo depende del prisma con el que mires la realidad.

Al final, la lectura de lo que ha publicado el Banco de España es de nuevo que el 75% de nuestro sistema bancario pasará la peor crisis financiera en décadas sin ayudas públicas, algo que muy pocos países pueden decir. Por lo tanto, el ejercicio de transparencia y mayor exigencia debería servir para aislar la deuda pública del contagio y discriminar a las entidades en una situación más delicada.

No obstante, tener un problema en el 25% del sistema bancario no es baladí. Ente las entidades que no cumplen el nuevo capital regulatorio hay dos grandes bloques: las que consigan salir a Bolsa a captar el capital que necesitan y las que tendrán que apelar al FROB. Tres bancos, dos filiales de bancos extranjeros, ya han comunicado al Banco de España que están en trámites de ampliar capital y bastaría con que Bankia consiguiera salir a Bolsa y no apelar al FROB para que la cifra disminuya hasta 10.000 millones.

Madrid está llena de inversores con mucho interés por entrar en el capital de las cajas, aunque de momento los precios a los que desean comprar difieren de los que las entidades desean vender, y no todos son fondos buitres. Es altamente probable que Bankia, La Caixa y alguna otra entidad consiga captar capital privado y salir a cotizar, aunque tienen un duro año por delante hasta conseguirlo.

Las entidades que acaben apelando de nuevo al FROB necesitarán un tratamiento caso a caso que tendrá que pasar el estricto examen de la Comisión Europea para que las ayudas públicas no distorsionen la competencia y perjudiquen a las entidades que no han necesitado ayudas. Bruselas exigirá un plan de viabilidad para evitar que estas entidades acaben siendo una réplica de los astilleros en los ochenta. Ya sabemos que son pequeñas, que no tienen riesgo sistémico, pero la intervención de Cajasur fue noticia en los telediarios de Tokio.

El proceso es complicado, pero el entorno lo complica aún más. Grecia e Irlanda no dan señales de mejora, Portugal está asediada, en Europa siguen muy por detrás de los acontecimientos y ya solo faltaban tensiones en los precios del petróleo que fuerzan al BCE a anticipar la normalización de las políticas monetarias ultraexpansivas. Por lo tanto, hacer un proceso de reestructuración del sistema bancario en estas condiciones es como cambiar la rueda con el coche en marcha.

Si hace un año alguien hubiera anticipado que hoy estaríamos donde estamos nadie le hubiera creído. Todo va a la velocidad del rayo. Sin embargo, la sensación es estar en la bicicleta estática sin haber avanzado nada. El crecimiento en 2010 ha superado expectativas y cumplir el compromiso de déficit nos ha permitido recuperar credibilidad. Pero en 2011 nos la jugamos con la reestructuración de nuestro sistema bancario y el proceso se parecerá a la odisea de Ulises. Ánimo, Ítaca ya se divisa en el horizonte.

José Carlos Díez. Economista jefe de Intermoney

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