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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Arranca el negocio del coche eléctrico

El coche eléctrico se vislumbra como un negocio lucrativo a medio y largo plazo. Esto explica que numerosos sectores empiecen a tomar posiciones para no quedarse fuera. A la cabeza, como es lógico, el automovilístico, cuyas principales marcas llevan años investigando el desarrollo de motores y fuentes de alimentación eléctricos. Ya hay diferentes modelos en el mercado, lo que abre a la vez la puerta a un nuevo negocio: la recarga de estos vehículos. Aquí pujan diversos sectores que están en disposición de ofrecer el servicio. Las concesionarias de infraestructuras, en las que España es potencia mundial, se están mostrando especialmente activas. También las compañías eléctricas, productoras de esta nueva materia prima para el automóvil, que además de obtener negocio con la generación aspiran a quedarse con parte del suministro directo a los consumidores. Las petroleras, igualmente, quieren compensar la pérdida de negocio en carburantes con la diversificación, no en vano controlan el actual suministro a través de sus extensas redes de gasolineras. Y, con toda seguridad, surgirán nuevos sectores a medida que se despeje el futuro de esta nueva forma de transporte.

La recarga a los nuevos coches por operadores distintos a las eléctricas es una actividad que requerirá cambios legislativos, puesto que la ley impide adquirir electricidad para revenderla a terceros si no se es una comercializadora. Para remediar esta traba, existe un movimiento liderado por las constructoras -pero ampliamente aceptado- en favor de modificaciones normativas. Son cambios necesarios en la mayoría de los países comunitarios, por lo que una vez más es aconsejable que la regulación se elabore a nivel comunitario y que se haga sin demora.

Si se quiere avanzar en esta nueva industria, y que Europa la lidere, conviene despejar cuanto antes estas dudas y aclarar el marco para esta actividad. El Gobierno español está muy interesado en fomentar la nueva tecnología que rodea al coche eléctrico. En primer lugar, la que concierne al vehículo, pues España es el octavo productor mundial de automóviles y los nuevos modelos generarían carga de trabajo para las factorías nacionales. Pero también la tecnología ligada al suministro, en la que hay empresas españolas dispuestas a invertir.

Obviamente, aún debe investigarse mucho para conseguir que el coche eléctrico sea una alternativa real al de combustión. Su escasa autonomía (60 a 100 kilómetros) y largo tiempo de recarga limitan el uso al ámbito urbano. Tampoco se pretende que sustituya al actual: se baraja que supongan un 10% del parque de 2020. No obstante, es una alternativa seria y económicamente rentable donde muchas empresas pueden hacer negocio. Y, por si fuera poco, no contamina y es silencioso.

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