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Columna
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Acercándonos al 21%

Aparentemente hay una doble lectura de los datos de la EPA del tercer trimestre conocidos el viernes. Por un lado, satisfacción cuando se trata del primer descenso del número de parados desde principios de 2008. Por otro, pesimismo cuando se observa el fuerte deterioro en la cifra de ocupados. Incluso empeorando, aunque sea marginalmente, el descenso anual de la ocupación del segundo trimestre. ¿Cómo puede surgir esta contradicción? ¿Son buenos datos o datos negativos? Sinceramente, aunque sea por mantener una elevada tasa de paro del 17,9%, nunca deben ser considerados como buenos. Podemos entonces plantear la disyuntiva entre datos negativos, pero mejores de lo esperado. O datos negativos, anticipo de una mayor deterioro futuro. Lamentablemente yo me tengo inclinar por lo segundo.

Antes de analizar los datos en sí, nos viene bien recordar algunos conceptos:

EPA: es una encuesta continua que se realiza trimestralmente desde 1964 sobre 65.000 familias con el objetivo de determinar la relación de la población con el mercado de trabajo. La encuesta sigue las normas de Eurostat.

Población activa: aquellas personas de 16 años o más que suministran mano de obra para la producción de bienes y servicios o están disponibles y en condiciones de incorporarse a la producción; se dividen entre parados y ocupados.

Ocupados: son aquellos que han estado trabajando durante la semana de referencia al menos una hora a cambio de una retribución en dinero o en especie; también aquellos que teniendo trabajo han estado ausentes por vacaciones, enfermedad, etcétera.

Parados: durante la semana de referencia han estado sin trabajo, disponibles para trabajar y buscando activamente empleo.

Durante el tercer trimestre la población activa ha bajado en 89.000 personas sobre el trimestre anterior, aunque mantiene un crecimiento aún positivo en el último año del 0,21%. En el segundo, el crecimiento anual fue del 1,2%. Sí, una importante desaceleración. ¿La razón? La tentación de releer de nuevo la descripción es enorme.

Durante el tercer trimestre, la población total mayor de 16 años aumentó un 0,45%. El número de ocupados ha descendido más de lo esperado, en 74.800 personas durante el trimestre. No hay indicios claros de moderación en el deterioro de la ocupación, cuando la tasa anual de caída incluso sube marginalmente hasta un descenso ahora del 7,26%. El mayor deterioro relativo en la ocupación es más evidente en sectores con una fuerte penalización ya acumulada en la crisis, como la industria (-14,89%) y la construcción (-23,32%). Tampoco mejora el descenso de la ocupación en el sector servicios (-2,78%) y se acentúa con fuerza en agricultura (-6,37%). Sigue siendo doloroso el deterioro del empleo en el colectivo de edades entre 25-39 años y de más 55 años (-140.000 empleos en conjunto). Un 55% de las pérdidas de empleo en el último año, 1.476.200 personas, se han centrado en el grupo de edades anterior.

Dentro de la ocupación, también llama la atención el fuerte descenso de 161.200 empleos asalariados con contrato indefinido con el aumento de 74.500 empleos con contrato temporal. Así, la tasa de temporalidad aumenta hasta el 25,85% más de medio punto por encima del nivel del trimestre anterior.

El desempleo ha sorprendido en este trimestre con un descenso de 14.100 personas. El paro registrado (Inem) había aumentado, en promedio, por una cifra similar. Pero de menos a más durante el periodo, anticipando un mayor deterioro de las cifras de paro a principios del cuarto trimestre. En el caso de la EPA, el descenso del paro se materializa en los tres principales sectores productivos: industria, servicios y construcción. En conjunto de los tres sectores hablamos de un recorte de 175.200 parados. Pero en buena parte compensados por el aumento del desempleo en el sector agrícola por 20.600 personas, de 112.700 personas en el colectivo que ha perdido empleo en los doce últimos meses y en otras 27.800 personas en los que buscan primer empleo. Sin duda, un sabor agridulce de estos datos.

Tras todo lo anterior parece claro cómo las cifras de paro muestran una desaceleración sobre su deterioro en el último año y medio. En el caso del empleo la conclusión no es tan favorable. Y ciertamente triste el desincentivo que pueden tener muchas personas para buscar activamente empleo. Esto es compatible con un próximo final de la contracción económica, quizás en los próximos seis meses. Para el próximo año aún esperamos caídas del PIB, pero tampoco descartamos un comportamiento plano. La tasa de paro podría alcanzar un techo en niveles del 21 % en la primera mitad de 2010, moderándose marginalmente en la segunda parte.

José Luis Martínez Campuzano. Estratega de Citi en España

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