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Tribuna
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Absentismo y políticas de conciliación en la empresa

Acabamos de conocer que España ocupa el puesto 42 en el ranking de competitividad de 2009, descendiendo nueve puestos con respecto al año 2008, según el índice global de competitividad elaborado anualmente por el World Economic Forum.

Entre las diferentes causas de la falta de competitividad de las empresas españolas, destaca especialmente el absentismo laboral, una lacra que produce unas pérdidas del 1% del PIB español, y que cuesta anualmente 2.500 euros por empleado a cada empresa.

Según diversas informaciones obtenidas en 2009 sobre el absentismo laboral, los empleados con responsabilidades familiares son los que más se ausentan del trabajo, situación que se agrava en el caso de las mujeres quienes, por lo general, suelen asumir este tipo de responsabilidades. Por el contrario, el absentismo se reduce en las mujeres frente a los hombres cuando no tienen que soportar responsabilidades familiares. Queda claro, por lo tanto, que la falta de políticas de conciliación de las empresas es uno de los principales motivos de absentismo.

En este sentido, el sector de los servicios a la persona (SAP), que aglutina todos aquellos servicios que permiten a los hogares disponer y beneficiarse del saber hacer de otras personas para que ellas mismas puedan realizar otras actividades fuera de sus hogares, juega un papel determinante en la compatibilidad de la vida familiar con la profesional. El problema en España es que este sector no está lo suficientemente desarrollado para ofrecer una respuesta eficaz y solvente a los empresarios en sus políticas de conciliación.

En la actualidad, la inmensa mayoría de los SAP se prestan desde la economía sumergida por dos motivos básicos: la diferencia de precios de los servicios prestados de manera informal con respecto a los servicios prestados de forma regulada, y la escasez de prestadores de SAP cualificados y regulados. Ante esta situación, es evidente que a los empresarios les resulta francamente complicado establecer políticas de conciliación y que éstas les resulten rentables ya que, al no existir una oferta regulada de SAP lo suficientemente amplia para cubrir las necesidades de toda la sociedad, el que quiera proporcionar estos servicios a sus empleados debe acudir casi obligatoriamente a la economía sumergida, renunciando a poder desgravarse los gastos como política de conciliación laboral.

¿Cómo puede la Administración ayudar a las empresas en sus políticas de conciliación sin tener que asumir costes adicionales? En principio, adoptando medidas destinadas a lograr la equiparación de los precios entre la oferta sumergida de servicios y la oferta regulada. Entre otras, se debería aplicar un IVA cero o muy reducido en la prestación de los SAP; sería necesario desarrollar un contrato laboral que permita adecuarse en horarios y jornada a la demanda de servicios por parte de los usuarios; habría que incorporar deducciones en el IRPF a los particulares que contraten de forma regulada los SAP, disminuir las cotizaciones sociales a los empleadores del sector, particulares o empresas, e incorporar deducciones en el impuesto de sociedades a aquellas empresas que aporten a sus empleados estos servicios como medio de conciliación laboral. Todas estas medidas tienen que ir acompañadas, además, de medios de pago transparentes que incorporen automáticamente todas las retenciones fiscales y cotizaciones a la Seguridad Social para el caso de contratación directa por parte de los particulares, que permitan a la Administración mantener el control sobre la actividad realizada. Un buen sistema podría ser el cheque empleo servicio universal que adoptaron en Francia hace algunos años.

El establecimiento de estas medidas incrementará sustancialmente el empleo legal en estas nuevas actividades, proporcionando un saldo neto neutro en las cuentas del Estado al equipararse las deducciones en los ingresos adicionales por nuevas cotizaciones e impuestos con las disminuciones en prestaciones por desempleo.

La mayoría de los países de nuestro entorno europeo, especialmente Francia, apostaron hace años por el desarrollo del sector de los servicios a la persona y ya han recogido los frutos, consiguiendo la creación de cientos de miles de puestos de trabajo regulados y aportando herramientas eficaces para la mejora de las políticas de conciliación que permiten aumentar significativamente la competitividad de las empresas.

Javier Benavente Barrón. Presidente de la Asociación Española de Servicios a la Persona (AESP)

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