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La reestructuración financiera

Un rescate equivalente al 120% del PIB de España

El FMI cifra en 1,2 billones el apoyo directo de los Estados a la banca

La crisis fue en origen financiera. Los Gobiernos de EE UU, Alemania o Reino Unido no dudaron en inyectar capital en aquellas entidades que lo precisaron, nacionalizar parcial o totalmente algunas de ellas e incluso proceder a su liquidación. El caos bancario, -que se ha llevado por delante a al menos 760 bancos en la UE, según datos del BCE- se saldó con un volumen de ayudas equivalente a 1,7 billones de dólares (1,2 billones de euros), de acuerdo con las estimaciones del FMI (Fondo Monetario Internacional). Para hacerse una idea de la magnitud de las ayudas, ese volumen equivale al 120% del PIB español. Estas ayudas han servido para la estabilizar el sistema financiero y algunos Gobiernos también han recuperado parte de la inversión e incluso han hecho importantes beneficios, como es el caso de EE UU. Otros han incurrido en severas pérdidas, como Irlanda.

EE UU

Wall Street es el epicentro del terremoto financiero. La caída de Lehman Brothers desencadenó un colapso del que aún se padecen las consecuencias, casi cuatro años después. En el ocaso de la Administración Bush se puso en marcha en 15 días el TARP (Troubled Asset Relief Program), dotado con 700.000 millones y una duración de 10 años, que fue articulado para permitir también la entrada del Estado en el capital de aquellos bancos en los que fuera necesario. Todas las grandes entidades han obtenido su parte. La aseguradora AIG recibió una cantidad equivalente a 54.960 millones de euros; Citi, algo más de 35.400 millones; Bank of America, una cantidad equivalente; JP Morgan y Wells Fargo, unos 19.670 millones cada una; GMAC Financial Services, 12.820 millones de euros; Morgan Stanley y Goldman Sachs, 7.870 millones de euros; PNC Financial Services, 5.965 millones, por citar solo algunos de los principales desembolsos. Con la excepción de AIG y GMAC, ese dinero ha sido devuelto y con importantes réditos. Según los cálculos de Bloomberg, los beneficios obtenidos por el Tesoro de EE UU superan los 40.400 millones de euros.

Algunos Gobiernos han logrado rentabilizar la ayuda, otros han incurrido en pérdidas severas

Alemania

El sistema financiero alemán no ha sido puesto nunca en cuestión. Sin embargo, Berlín se ha tenido que emplear a fondo desde 2007 para salvar a la banca alemana, particularmente la banca regional, similar a las cajas españolas. El banco IKB, una de las primeras víctimas de la crisis, logró 9.000 millones de euros para recapitalizarse. Sachsen, una entidad pública en la que Berlín invirtió 17.000 millones para mantener a flote, terminó siendo vendida por 578 millones de euros. Una entidad de las dimensiones de Commerzbank recibió inyecciones de capital de 18.000 millones de euros. Bayern LB, la entidad participada a medias por el Estado federal de Baviera y las cajas de ahorros regionales, obtuvo en noviembre de 2008 unas ayudas de 31.000 millones; 10.000 de ellos en capital directo y el resto en forma de avales. El Gobierno germano ideó después el SoFFin, el banco malo al estilo alemán, al que Hypo Real Estate, controlada ahora por el Estado, entregó 175.700 millones de activos, mientras que West LB, en plena transformación, transfirió 77.500 millones. El objetivo, a más de 10 años de horizonte, es vender bien esos 252.000 millones de euros de activos tóxicos y que la operación no tenga coste alguno para los contribuyentes. El SoFFin se da de plazo hasta el año 2027.

Reino Unido

El primer aldabonazo fue la caída de Northern Rock, a la que Londres entregó 73.480 millones de euros, entre préstamos y avales para emitir deuda, hasta su nacionalización definitiva, en febrero de 2008. Tras cuatro años de venta de activos, el Gobierno cifra ahora las pérdidas de la operación en 2.500 millones de euros. Tras Northern Rock, la crisis fue adquiriendo velocidad y en otoño de ese mismo año, Reino Unido se convertía en el primer accionista de Royal Bank of Scotland; Lloyds y HBOS. La inyección inicial prevista era de 37.000 millones de libras (unos 47.000 millones de euros al cambio de ese momento), pero luego terminó rebasando los 65.000 millones de libras (82.600 millones). Para hacerse una idea, esta ayuda excede la suma de la capitalización actual de Santander y BBVA. Como ejemplo de las complicaciones añadidas, Londres pactó inicialmente quedarse con el 60% de RBS, pero terminó quedándose con el 83%.

Bélgica

Ha caído casi en el olvido, pero el Gobierno belga tuvo que dimitir en pleno en diciembre de 2008, tras el colapso del gigante Fortis, que tuvo que ser desmembrado. Holanda invirtió más de 20.000 millones en quedarse con una parte del negocio, mientras Bélgica y Luxemburgo emplearon unos 7.000 millones en quedarse con el resto. El año pasado, Bélgica tuvo que aportar otros 4.000 millones para quedarse con Dexia y ofrecer garantías por el 60% de sus 120.000 millones en activos tóxicos. Francia puso 700 millones y el 40% de la garantía restante. Dexia obtuvo al principio de la crisis avales por 150.000 millones y una inyección de capital público de 6.000 millones.

Irlanda

Dublín creó el banco malo NAMA, que provocó el afloramiento inmediato de enormes pérdidas en la banca. Solo en Anglo Irish Bank (AIB), el Gobierno tuvo que poner en 2010 la cantidad de 29.300 millones de euros, después de haber invertido 22.900 en su nacionalización. AIB recibió unos 6.500 millones.

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