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A fondo

Un paracaídas ineficaz y en proceso de revisión

El paracaídas de 750.000 millones de euros que aprobó la UE a principios de mayo no ha cumplido su objetivo de alejar a Europa del borde del precipicio. La crisis de deuda soberana sigue generando tensión y una vez demostrada la ineficacia del mecanismo a la hora de contener las dudas sobre la viabilidad del euro, Europa se han puesto a trabajar para modificarlo.

A la espera de ver si se incrementa su dotación y se flexibiliza su uso en la cumbre prevista para el 4 de febrero, tal y como solicitó ayer el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, el devenir de los mercados ha dejado claro que tanto su tamaño como su filosofía -nació como un recurso de emergencia y con una implicación de castigo para quien lo solicitara- han resultado premisas erróneas o insuficientes a la hora de salvaguardar la estabilidad financiera en Europa.

El mecanismo nació días después del rescate de 110.000 millones a Grecia con el objetivo de evitar nuevos ataques especulativos a otros países de la UE. Europa pensó entonces que los 750.000 millones del paraguas, distribuidos en tres patas -60.000 millones para el Mecanismo Europeo de Estabilidad financiera (EFSM en inglés), 440.000 para la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (EFSF) y hasta 250.000 millones del FMI-, frenarían los miedos a potenciales problemas de impago pues el mecanismo se diseñó con el objetivo de otorgar préstamos directos o con avales de los Gobiernos de la zona euro en caso de necesidad.

Mostrar la chequera no fue suficiente y con el paso de los meses la presión de los mercados provocó que Irlanda se viera forzada a solicitar ayuda. En las últimas semanas la tensión sobre Portugal ha aumentado hasta tal punto que muchos consideran que es solo cuestión de tiempo que termine solicitando un rescate. Una dinámica preocupante pues el ritmo de contagio, con España y Bélgica ya en el punto de mira, parece inagotable.

"El diseño del mecanismo no es bueno si se quiere parar el fuego. Para que funcione los préstamos deberían hacerse a tipos más bajos. Ahora tiene implicaciones de castigo. Se supone que los tipos son punitivos. También debería tener más fondos porque no queda claro que pueda rescatar también a España y Bélgica", explica Anton Brender, economista jefe de Dexia AM.

Aumentar la dotación del paraguas y una rebaja de dos o tres puntos en los tipos que el Fondo carga a los países que recurren a él son recomendaciones con las que coincide Barclays.

Los préstamos a Irlanda rondan el 5,5% y esto en opinión de los entendidos no ha hecho más que animar a los especuladores a forzar los tipos de un país débil muy por encima de ese umbral. El hecho de que la UE descarte las quitas de deuda como condición para los rescates hasta 2013, cuando caduca el mecanismo, dificulta que se frene el contagio.

El debate está servido y ahora le toca a la UE decidir cuál es la mejor fórmula para rediseñar el paraguas. Utilizarlo solo en casos de urgencia no ha funcionado y queda por ver cómo quedará si tiene más capacidad preventiva. La buena noticia es que esta vez Alemania parece dispuesta a dar su brazo a torcer.

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