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El G20 evita pronunciarse y niega una "guerra"

Nuevo foco de tensión en los mercados: ¿guerra de divisas?

Tras la crisis de deuda, una guerra de divisas acecha los mercados. El yen, el dólar y la libra esterlina se deprecian, mientras el euro se hace fuerte en una Europa sin consenso sobre los tipos de cambio. El G20 rechaza un pronunciamiento firme.

Operarios limpian el símbolo del euro
Operarios limpian el símbolo del euroCINCO DÍAS

Parece que la tranquilidad nunca reina en los mercados. Ahora que se han relajado las tensiones en la deuda soberana de la zona euro, fruto de un giro positivo en la percepción de los países periféricos como España e Italia, el foco de incertidumbre se ha trasladado a las divisas, con crecientes temores a una guerra cambiaria entre países que ha suscitado discrepancias de Oriente a Occidente.

Las políticas expansivas adoptadas por algunos bancos centrales para impulsar el crecimiento han tenido un efecto colateral sobre las monedas de diferentes naciones. Japón, de forma más agresiva, y Estados Unidos, han provocado con inyecciones masivas de liquidez y tipos de interés cercanos a cero una depreciación del yen y el dólar, trasladando los flujos de dinero hacia otras divisas como el euro, que se ha apreciado en los últimos meses (debido también en parte a una mayor confianza en Europa). Frente al billete verde, ha llegado a tocar el nivel de 1,37 después de cambiarse a 1,20 el pasado verano. Respecto al yen se ha revalorizado un 25% y ante la libra esterlina, un 10%.

Así, la competitividad exterior que unos países tratan de conseguir restando fuerza a sus divisas perjudica a otros, especialmente a las economías más debilitadas como la española.

En este contexto, los ministros de Finanzas que asisten a la cumbre del G-20, celebrada este fin de semana en Moscú, rechazan un pronunciamiento firme. "Todo el mundo sentado en la mesa quiso evitar cualquier tipo de conflictos de divisas", aseguró el ministro de Finanzas canadiense, Jim Flaherty. El comunicado final, así, sortea una petición categórica al respecto y se limita a pedir, como ya ha hecho en otras ocasiones, que se frene la volatilidad de los tipos de cambio.

Aunque hablar de guerra de divisas resulta exagerado para muchos analistas e incluso para el propio presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi (según expresó durante su visita a España), lo cierto es que la apreciación que presenta el tipo de cambio del euro ya ha suscitado campañas a favor de devaluarlo, como la emprendida por Francia, mientras otras corrientes de opinión como la defendida por el Bundesbank no lo ven necesario.

"Asistimos a una recuperación global con el ritmo de crecimiento más bajo de la historia y una clara alternativa es fomentar la competitividad del sector exterior alentando tipos de cambio más débiles. Todos nos beneficiamos si Japón crece, pero si potencia con sus prácticas monetarias un yen débil y también sucede con el dólar y la libra esterilina, el euro acaba asumiento esa carga", explica Daniel López de Argumedo, analista de Finagentes Gestión.

A juicio de los expertos, la extraordinaria expansión monetaria por la que apuesta el nuevo Gobierno nipón de Shinzo Abe para luchar contra la deflación y que presiona a la baja sobre el yen no tiene fecha de caducidad por el momento, sobre todo después de confirmarse que la economía japonesa continúa en recesión. Ello, en contraste con la relativa moderación del BCE, puede conllevar ciertos riesgos.

Para José Luis Martínez Campuzano, Estratega de Citigroup en España, "la evolución actual de las divisas es una consecuencia de este tipo de políticas monetarias extremas, siendo Europa una de las más perjudicadas, lo que puede generar tensión política, proteccionismo o movimientos de intervención en el mercado de divisas". Por ello, sostiene, "hay que plantear instrumentos alternativos que puedan amortiguar el efecto de la apreciación del euro". Uno de ellos sería "recortar los tipos de interés de la eurozona y también ser más flexible a la hora de abordar las divisas", añade.

Pero, pese a que líderes políticos como el presidente francés, François Hollande, piden coordinación para frenar los avances del euro, en Europa prevalece la ortodoxia alemana que aboga por una moneda común fuerte contra la inflación y por generar capacidad competitiva a traves de procesos internos sin tomar atajos como los tipos de cambio.

López de Argumedo señala que "hay que evitar que el tipo de cambio cree problemas, pero no hay un nivel homogeneo de euro que haga daño por igual a todas las economías de la zona euro. El umbral del dolor para el caso alemán es alto, cercano a un euro a 1,55 dólares, mientras para Francia o Italia el umbral se sitúa en torno a 1,30, por lo que ya estaría generando repercusiones negativas".

Con este telón de fondo, "teniendo en cuenta que prima la mentalidad alemana, es posible frenar la velocidad de apreciación del euro si el BCE baja los tipos o deja de esterilizar las compras de bonos, pero más allá de eso no va a haber consenso", apunta el analista de Finagentes Gestión.

Por su parte, John J. Hardy, estratega de divisas de Saxo Bank, se plantea si alguien puede permitirse quedarse al margen de un guerra de divisas. "Desde la toma de posesión de Abe, el yen ha registrado una sorprendente bajada del 17% frente al dólar estadounidense y de más de un 20% frente al euro en menos de tres meses. Al mismo tiempo, los bancos se han aprovechado de la protección del BCE para saldar antes parte de sus provisiones de liquidez de emergencia, lo que ha llevado a que el euro haya subido más aún este año. La libra esterlina se hunde en el abismo ante la perspectiva de la llegada del nuevo gobernador del Banco de Inglaterra. El dólar australiano y el canadiense también se están revolviendo", señala. No obstante, alerta de que "esto es solo el principio y veremos mucha más acción en las divisas a lo largo del año".

Futuro libre comercio entre euro y dólar

Estados Unidos y la Unión Europea han iniciado negociaciones para crear la que será la mayor zona de libre comercio e inversiones del mundo. Esta alianza transatlántica (equivalente según las partes a la mitad de la producción global) contribuirá, en opinión de los expertos, a estabilizar la relación entre el dólar y el euro a largo plazo."Aunque todavía es prematuro, si el acuerdo llega a buen puerto en un año y medio o dos, será un paso que reforzará que no haya una evolución muy dispar entre las dos divisas", comenta Santiago Carbó, catedrático de economía y finanzas de la Bangor Business School.Este hecho, podría además deshacer la intervención sobre el franco suizo, considerado una moneda refugio y que tiene fijado un tipo de cambio mínimo de 1,2 francos por cada euro desde septiembre del año 2011.El Banco Nacional Suizo (BNS) asegura que mantendrá este límite saludable para su economía mientras persistan los problemas sobre el euro y la amenaza de variaciones de las tasas de cambio."Hay pocos francos suizos en circulación y se pueden controlar", afirma Miguel Paz, responsable de estrategia de Unicorp Patrimonio.

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