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Los inversores extranjeros prefieren las acciones

El mercado descarta las cuotas como vía para recapitalizar las cajas

Las cuotas participativas han perdido la batalla de las fórmulas para atraer capital. Los inversores extranjeros prefieren invertir en las cajas a través de acciones clásicas, según los expertos consultados.

Las cajas de ahorros pueden elegir entre cualquiera de las fórmulas que recoge la nueva ley del sector, aprobada el pasado julio, para capitalizarse. El problema es que el método estrella que recoge la norma -la emisión de cuotas participativas- no es apropiado, según los expertos consultados.

Caja Mediterráneo (CAM) fue la más intrépida del sector. En julio de 2008, debutó en Bolsa a través de cuotas participativas. Con ellas, obtuvo 292 millones, que fueron directamente a fortalecer su capital básico (core capital).

Las cuotas, esbozadas en la legislación desde finales de los 80 y reguladas detalladamente en 2002, eran hasta hace poco el único instrumento que permitía a las cajas de ahorros captar core capital en condiciones parecidas a las de sus rivales los bancos.

La reforma del año pasado trató de potenciar su papel, otorgándoles derechos políticos. Pero el plan diseñado por el Gobierno para restaurar la confianza en el sector financiero las condena, en la práctica, a la desaparición. "Son un instrumento difícilmente comprensible, especialmente para los inversores extranjeros. Si éstos deciden invertir, querrán comprar acciones clásicas, como las de los bancos", señala Abraham Nájera, socio de CMS Albiñana & Suárez de Lezo.

Un único inversor, por ejemplo, nunca podría tener el control total de una caja, ya que ésta solo puede emitir cuotas por hasta el 50% de sus recursos propios. Así, una caja nunca podría ser opada a través de cuotas participativas.

No tendría sentido que cada una de las cajas integradas en un sistema institucional de protección (SIP) emita cuotas por su cuenta, según Francisco Uría, socio responsable de sector financiero de KPMG. "Los bancos, aunque controlados por cajas, no pueden emitir cuotas y la emisión por las propias cajas en el contexto actual tampoco sería viable", agrega.

Otras fuentes jurídicas explica que el camino marcado por el Gobierno fuerza en la práctica a que todas las cajas se conviertan en bancos. Primero, porque las que no lo hagan serán penalizadas con una exigencia de core capital de entre el 9% y el 10% (véanse páginas 16 y 17), frente al 8% que se les pedirá a los bancos. Y segundo, porque su transformación en bancos es la única fórmula que les posibilitará recibir la ayuda del Fondo de Reordenación Ordenada Bancaria (FROB), que comprará acciones y deberá venderlas en un máximo de cinco años.

Las cuotas de la CAM están condenadas a desaparecer, si bien parece que ahora no es el momento más adecuado para su amortización, pese a que el folleto de la colocación deja la puerta abierta a esta posibilidad "en cualquier momento". "No se ha tomado ninguna decisión, están abiertas todas las posibilidades", señala una portavoz de la entidad. La caja alicantina es la propietaria, junto a Caja Cantabria, Cajastur y Caja de Extremadura, de Banco Base. Todas las cajas han transferido ya el 100% de sus negocios al banco.

Fuentes jurídicas señalan que lo lógico sería que CAM canjeara las cuotas por acciones de Banco Base, que podrían cotizar a través de un listing, sin necesidad de realizar una OPV o una OPS.

Las claves de un instrumento condenado a desaparecer

¿Por qué las cajas, con la excepción de la CAM, no han utilizado las cuotas para obtener capital? En 2002, cuando se regularon, las cajas de ahorros no tenían necesidad de recurrir a ellas. Con el estallido de la crisis, se decantaron por las preferentes, más fáciles de vender. Además, el hecho de carecer de derechos políticos las hacía poco atractivas para los inversores.¿Qué novedades incluye la reforma de la ley de cajas sobre este instrumento?El cambio principal está en que las cuotas participativas pueden contar, desde entonces, con derechos políticos. Esto las acerca más a la figura de las acciones. Eso sí, una caja de ahorros nunca podrá emitir cuotas por más del 50% de su patrimonio.¿Qué ventajas tienen las acciones clásicas frente a las cuotas?Las acciones tienen menos limitaciones. Un banco, aunque esté controlado por un sistema institucional de protección (SIP), puede ser el objetivo de una oferta de compra por el 100% del capital, a diferencia de lo que ocurre con las cajas y sus cuotas participativas.¿Qué puede hacer la CAM con las cuotas que tiene emitidas?Cuenta con tres opciones. Primera, mantenerlas; serían las cuotas de una caja de ahorros que, a su vez, participa en un banco (Banco Base). Segunda, amortizarlas, una vez haya recibido la autorización del Banco de España. Y tercera, canjearlas por acciones del banco del SIP.

La cifra

9,6% es lo que suben las cuotas de la CAM respecto a los 5,84 euros a los que se colocaron en 2008. Su limitada liquidez las mantiene al margen de las turbulencias del mercado.

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