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La manada ya no mira hacia España

Decir que los inversores en Bolsa se mueven como una manada no es descubrir el Mediterráneo. Sin embargo, en la práctica, se suele olvidar este componente gregario. Los comportamientos de la manada suelen tener algún motivo último (buscar agua, huir de los depredadores), pero los miembros de la manada no tienen por qué saberlo. Por esta razón a una manada le cuesta cambiar de dirección como a un transatlántico y, en ocasiones, su movimiento se debe a una inercia aparentemente irracional.

Durante casi un año España ha estado en el disparadero de los mercados, con ataques -a veces justificados, a veces no- a los activos domésticos. El rescate parecía cuestión de tiempo, si uno escuchaba a comentaristas tanto nacionales como extranjeros que tampoco se molestaban, en todo caso, en apoyar los argumentos con cifras. Si el mercado cierra las puertas a la deuda española, España sería rescatada. Y por este temor al rescate, el mercado cerraba el grifo del crédito. Y así ad infinitum.

La manada empezó a virar a finales del año pasado, y eso ha permitido a España capear las bajadas de rating, la crisis portuguesa y situaciones como la de la CAM, que ha tenido menos impacto que las crisis de CCM o CajaSur. Por eso hoy la deuda se coloca sin problemas y la prima de riesgo no se mueve. El mercado no espera que España necesite un rescate y, noticia, los analistas han empezado a hacer cuentas.

El blog de Financial Times FT Alphaville, muy agresivo con España, Grecia y Portugal en el último año, citaba ayer un informe de Evolution Securities que incluía las previsiones del Gobierno hasta 2013 y añadía algunos elementos de estrés adicional: un 2% más de déficit cada año, 120.000 millones para las cajas (la hipótesis más pesimista para Moody's) y una reestructuración de deuda en Grecia, Irlanda y Portugal. En total, déficit del 12% en 2011, del 10,2% en 2012 y del 5,7% en 2013. ¿El resultado? Un razonable ratio de deuda sobre PIB del 86%.

Siempre habrá contraargumentos. Que los tipos de interés de la deuda sigan al alza. Que el crecimiento se estanque. Son válidos. Pero son actos de fe. Si alguien se quiere aferrar a los números, éstos indican que España no seguirá el camino portugués. Solo los mercados pueden forzar este eventual rescate. Por eso, las señales de que la manada puede haber variado su camino son relevantes.

El segundo peligro que amenaza la deuda española es la ruptura del euro, menos verosímil después del pacto de finales de marzo. Ahora bien, el mercado tiene más o menos claro que es probable una reestructuración de la deuda de los países periféricos en el entorno de 2013, cuando expira el actual mecanismo de rescate. Por eso es necesario que, para entonces, la economía española haya despejado sus dudas, especialmente en el sector financiero, por más que hoy los mercados hayan hecho que el Guadiana parezca mucho más ancho e infranqueable.

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