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Planificación de ahorro para la jubilación

La jubilación: empezar a prepararse desde los 30 años

Planes, seguros y fondos buscan soluciones flexibles para el nuevo perfil ahorrador.

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mercadosREUTERS

Conviene asumirlo: la jubilación no será como la habíamos imaginado. La evolución de la pirámide de edad española admite pocas dudas. A comienzos de los años ochenta, los segmentos que concentraban un mayor número de personas eran los que iban de los recién nacidos hasta los 24 años. Ahora, el peso recae entre los 25 y 55 años. Las proyecciones demográficas del INE apuntan a que en 2030, el grueso se concentrará de 50 a 75 años. Al mismo tiempo, la esperanza de vida crece. Con estos mimbres, la pervivencia del sistema público de pensiones se complica, ya que es de reparto; las contribuciones actuales pagan las prestaciones presentes, no garantizan el futuro. El debate sobre la reforma de las pensiones está servido. Los expertos aconsejan que, sin enloquecer de pánico, la planificación de ahorro para la jubilación debe empezar ya mismo.

"El ahorro privado es fundamental para conseguir el nivel de vida deseado durante la jubilación y es muy importante cuantificar el objetivo, haciendo una estimación de posibles ingresos y gastos", señalan desde Banco Sabadell. Respecto a la pregunta de cómo ahorrar, la entidad es clara. "A través del ahorro periódico. (...) Ayuda a acumular de una manera cómoda y con un menor esfuerzo" y el consejo es "empezar cuanto antes, aunque nunca es tarde".

La fórmula clásica son los planes de pensiones. Pero existen otros productos orientados a la jubilación con ventajas fiscales, como los planes de previsión asegurada (PPA), los planes individuales de ahorro sistemático (PIAS) o incluso los fondos de inversión, que pueden actuar como un complemento para la prestación.

Cinco factores a vigilar

El director general de Ahorro e Inversión de ING Direct España, Javier de Antonio, detalla las cinco claves para realizar una inversión provechosa: "Saber exactamente qué comisiones tiene asociadas el producto (...). Ser disciplinado y constante en las aportaciones periódicas cuando se quiere alcanzar un objetivo de rentabilidad a largo plazo; diversificar la inversión, para reducir el riesgo y compensar las pérdidas ocasionales de un producto con las ganancias de otro (...); Invertir, no jugar, porque superar al mercado no es sencillo y se produce en muy pocas ocasiones; el plazo de inversión: los fondos y los planes de pensiones son productos de medio y largo plazo. Si el cliente piensa en plazos más cortos, tal sea mejor optar por productos de renta fija o garantizados".

En Renta 4, recomiendan recurrir siempre a un especialista. Un ahorrador puede diseñar su propia cartera para capturar una rentabilidad mayor que los planes de pensiones que, todo hay que decirlo, no suelen registrar rendimientos espectaculares. Pero hay que disponer de muchos recursos para poder obtener por cuenta propia ganancias interesantes y equilibrar los avances y pérdidas de las distintas apuestas.

"El debate sobre qué hacer con las pensiones ante el envejecimiento de la población es inevitable", afirma Ángel Martínez-Aldama, director general de Inverco, la patronal que agrupa a instituciones de inversión colectiva y fondos de pensiones. "La tasa de sustitución el porcentaje de salario que cubre la pensión está de media en la OCDE en el 45%, frente al 80% de España", valora. La convergencia se presenta irremediable.

Consideraciones fiscales

La fiscalidad es un asunto esencial. El régimen es el mismo para los planes de pensiones y los planes de previsión, como son los PPA. El límite total de aportación anual deducible en la base imponible del IRPF es de 10.000 euros al año, pero tampoco puede exceder del 30% de los rendimientos del trabajo y actividades económicas. Para mayores de 50 años, estas condiciones se elevan a 12.500 euros y al 50% de los rendimientos. El exceso de aportación se puede diferir en los cinco años siguientes. En Navarra y País Vasco hay pequeñas variaciones. Cuando el plan o el PPA se rescatan, sea en forma capital -todo de una vez-, en forma de renta -recibiendo una paga mensual- o mixta, tributan por el 100% y como rendimientos del trabajo. Las aportaciones realizadas antes de 2007 en productos contratados al menos dos años antes tributan sólo por el 60% del rendimiento.

Los PIAS no tienen deducción fiscal por aportación; además tienen una limitación de aportación anual de 8.000 euros y un máximo acumulable de 240.000 euros. Eso sí, los rendimientos generados están exentos de tributación si se rescatan como renta vitalicia (una mensualidad permanente) y no es necesario esperar a la jubilación, ya que el requisito es que hayan transcurrido un mínimo de 10 años desde la contratación. A partir de ahí, el porcentaje de renta que tributa varía en función de la edad de perceptor. Para menores de 40 años, sólo está grabado el 40% de la renta (tributación real del 7,6%) y a partir de ahí se va reduciendo hasta llegar al 8% por el que declaran los mayores de 69 años (tributación real del 1,52%).

En cualquier caso, hay que valorar que la pensión de la Seguridad Social está limitada al 85,7% del nivel salarial previo y a un máximo de 34.000 euros brutos. No hay una fórmula mágica para redondear esta retribución. Lo importante es asumir objetivos claros. La ventaja de planes, PIAS, PPA y fondos es que, dentro de la misma categoría, se pueden traspasar sin penalización fiscal, lo que da cierto margen de error.

Hay que tomarse el futuro en serio.

La cifra

42% de la población ocupada tiene constituido un plan de pensiones, según Inverco. La edad media de los partícipes es de 49 años.

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