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Valores

El frenesí comprador lleva a Inmocaral a la élite bursátil

El valor de la empresa se multiplica por 30 en 18 meses

La piedra filosofal del mundo bursátil, en caso de existir, debe estar cerca de Luis Portillo, presidente de Inmocaral. Se hizo con las riendas de la sociedad a mediados de 2005, al lanzar una opa valorada en 251 millones (un 21% por debajo de su cotización). Año y medio después Inmocaral es una inmobiliaria con un valor en Bolsa de 7.751,17 millones de euros, firme candidato al Ibex. Una vez que haya completado la compra de Colonial y Riofisa, el valor de mercado del nuevo grupo sería similar al de Metrovacesa.

El camino ha sido corto y trepidante y ha estado plagado de adquisiciones con las que ensanchar una compañía que ya no guarda rasgos de su primera época. El golpe de mano dado en Riofisa, con una opa por 2.000 millones de euros, ha sido el último capítulo de la intensa actividad compradora desatada en la segunda mitad de 2006 y que ha pasado por la adquisición de Colonial, por 2.687 millones de euros, y del 15% de FCC, por 1.534 millones.

Sucesivas compras, por casi 7.300 millones de euros que casi igualan la capitalización bursátil de la compañía -que aún no tiene en cuenta la probable integración de Riofisa- y que sostenido el imparable ascenso de las acciones. Inmocaral se revalorizó el pasado año el 372,19%, un listón sólo superado por Avánzit pese a una ampliación de capital de 2.687 millones de euros. En lo que va de año, los títulos de Inmocaral disfrutan de un avance del 10,64% y no dudan en responder con ímpetu al anuncio de nuevas adquisiciones. En la sesión de ayer, el anuncio de que no descarta comprar otro 5% de FCC para alcanzar el 20% del capital y así consolidar esta participación por puesta en equivalencia, demostró de nuevo su efecto benéfico sobre el valor, que cerró con un alza del 1,78%. 'Con las compras se eleva el beneficio por acción, aunque luego haya que tener en cuenta el coste del préstamo con el que se financia la adquisición y la ampliación de capital prevista (de entre 600 y 700 millones de euros), que no sería excesiva', apunta Nicolás López, director de análisis de MG Valores.

Portillo desembarcó en Inmocaral en 2005, con una opa por el cien por cien a un precio un 20% inferior al de la cotización en Bolsa del día del anuncio de la operación, el 17 de mayo de ese año. Recogía el legado dejado por el anterior presidente, Francisco Carrasco, que incorporó al accionariado a Alicia Koplowitz y a Rafael del Pino y que dio vida a los restos de la antigua Fosforera, que en 1997 había presentado suspensión de pagos y que había sido suspendida de cotización en 1998.

Con la compra de Inmocaral, Portillo pondría en práctica el conocimiento adquirido durante los años que fue mano de Joaquín Rivero, presidente de Metrovacesa, inmobiliaria de la que fue accionista significativo y miembro de su consejo de administración. La adquisición de Inmocaral fue hasta ese momento la apuesta más atrevida de este empresario, que había iniciado sus pasos en la localidad sevillana de Dos Hermanas y que disfrutó de una oportunidad de oro con la Expo 92 y las obras que su empresa realizó en la urbanización de la isla de La Cartuja. 'Portillo pertenece a una generación de empresarios surgidos en los últimos años y que ha tomado el relevo de los grandes grupos familiares y las entidades financieras que tradicionalmente han dominado el sector. Están especializados en suelo nuevo, y dispuestos a asumir altos niveles de endeudamiento', señala Josep Prats, director de gestión de patrimonios de Ahorro Corporación.

La bonanza del sector inmobiliario ha acompañado la trayectoria de Portillo, si bien sus últimas decisiones están protegiendo a la compañía ante el cambio de ciclo. El alquiler de oficinas que aporta Colonial y el alquiler de centros comerciales con que contribuirá Riofisa van a servir para compensar la rigidez del negocio de la promoción del suelo, con mucha menor liquidez.

Inversión arriesgada para los minoritarios

La desaceleración del mercado inmobiliario y la elevada prima con la que cotiza Inmocaral bien podrían ser elementos capaces de aproximar la trayectoria de Inmocaral al cuento de la Lechera. 'El mercado está un poco desorientado con este valor, tiene muy poco free float y un fuerte componente especulativo', señalan fuentes de mercado. 'Si no hay más compras, habrá una corrección en el valor. El riesgo que asume el inversor minorista cada vez es mayor', añade Nicolás López, director de análisis de MG Valores.Sin embargo, los pronósticos más agoreros siguen sin cumplirse en el sector inmobiliario y las cotizaciones no se resienten, a pesar del alto grado de endeudamiento del sector y de que ya se haya detectado la parálisis en el aumento de precios de la vivienda de segunda mano en Madrid y Barcelona.

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