Estampida de 40 catalanes por las palabras de Peces Barba
Gregorio Peces Barba, uno de los padres de la actual Constitución de 1978, ha conseguido "indignar" a muchos de los asistentes catalanes que se habían dado cita ayer en el X Congreso de la Abogacía en el Palacio Congresos de Cádiz. El comentario "hiriente", según los aludidos, llegó cuando en un momento de su ponencia se refirió a siglos atrás cuando se debatía la creación de la nación española. "Tuvieron que elegir entre catalanes y portugueses", advirtió en tono jocoso, y prosiguió que "se eligió a los catalanes, aunque a lo mejor nos hubiera ido mejor con los portugueses".
Acto seguido, la sala repleta de abogados, salieron liderados por los catalanes. Entonces, Peces Barba, señaló "continuaré cuando salgan los que tengan que salir", cuyo doble sentido fue interpretado por el resto de los asistentes con un gran aplauso. El padre constitucional aclaró ante la pregunta de Cinco Días cómo interpretaba la salida de los letrados, con un simple "pues que no tienen humor".
No obstante, Gregorio Peces Barba, aseguró que "el mensaje que lanzamos en 1978 no había más que una única nación soberana que era España y yo hablé de nación de regiones, de naciones culturales. Mantuvimos la soberanía nacional, para reconocer que solo había un solo soberano. La nación primero y el rey, después. Por lo tanto, esas reivindicaciones de separaciones carecen de cualquier idea de prosperar".
Si se llevara a cabo, dijo Peces Barba, "habría que eliminar todo lo que se refiere a las autonomías, sería un café para todos". Se debería fijar cuáles son las CCAA e incluyendo Ceuta y Melilla. Otro párrafo "inamovible" sería el hecho de que "no caben separaciones desde el punto de vista constitucional". El padre de la Constitución aseguró que "jamás la UE aceptará ese sueño del País Vasco, eso es un hecho imposible".
Respecto a las lenguas, Peces Barba estableció que se publicara en castellano, utilizando ese preciso término. "El castellano es la lengua oficial española", precisó, porque las demás lenguas españolas podían ser oficiales en sus respectivas regiones si lo decían los estatutos.