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Subasta de bonos a tres y cinco años y de obligaciones a diez

España reanuda las emisiones de deuda sin disipar las dudas sobre su rescate

España reanuda esta semana las emisiones de deuda, tras quince días sin enfrentarse al mercado, con una subasta trascendental en la que el mínimo repunte en la rentabilidad abrirá de nuevo las especulaciones sobre el rescate del sector financiero y del conjunto del país.

El Tesoro Público colocará el jueves nuevos tramos de emisiones antiguas de bonos a tres y cinco años y de obligaciones a diez años.

En concreto, emitirá bonos a tres años con cupón del 3,3 por ciento y con vencimiento el 31 de octubre de 2014; bonos a cinco años con un cupón del 4,25 por ciento y vencimiento el 31 de octubre de 2016, y obligaciones a diez años con cupón del 5,85 por ciento y vencimiento en enero de 2022.

Hasta ahora, y pese a que en las últimas subastas el interés que ha tenido que pagar España no ha dejado de crecer, la reacción de los mercados ha sido excelente, con ratios de cobertura -proporción entre la demanda y el importe adjudicado- que ha superado en alguna ocasión las cuatro veces.

Sin embargo, la presión sobre España llega desde todos los ángulos, incluidos algunos de los más prestigiosos medios de comunicación del ámbito económico, que ponían en la picota la política económica del Gobierno y en duda el respaldo con que cuenta por parte de instituciones como el Banco Central Europeo (BCE) o el FMI.

Ambos organismos se veían obligados a desmentir que hubieran desautorizado los planes del Gobierno sobre la nacionalización de Bankia, el primero, y que hubiera plan alguno para rescatar a España, el segundo.

Y hoy el Ejecutivo negó presiones de Alemania para que España recurra al fondo europeo de rescate por los problemas de la banca, a preguntas sobre una nota de "Der Spiegel" según la cual el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, presionó en ese sentido al titular de Economía, Luis de Guindos, en un encuentro el pasado miércoles en Berlín.

Entre tantas conjeturas, la prima de riesgo de España, que mide el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán del mismo plazo, alcanzó esta semana máximos desde la creación del euro por encima de 547 puntos básicos, y cada vez más cerca de los niveles a partir de los cuales los rescates de Irlanda, Portugal y Grecia fueron inevitables.

Aunque el Gobierno ha situado en la posible salida de Grecia de la zona del euro el origen de casi todos los males, lo cierto es que expertos y analistas apuntan también a la situación de Bankia como fuente de desconfianza.

El ministro de Economía, Luis de Guindos, reconocía que costes de financiación tan altos "no son sostenibles a largo plazo, aunque atribuía la subida del riesgo país a las dudas sobre el futuro político en Grecia.

El secretario General del Tesoro, Íñigo Fernández de Mesa, reiteraba que España se financia sin problemas, y que la financiación para este año está "muy adelantada" y ya se han cubierto el 58 % de las necesidades para este año, al tiempo que recordaba que el coste medio de la financiación en las emisiones realizadas en el primer trimestre de este año ha sido del 3 %, por debajo del 3,9 % del mismo periodo de 2011

El debate sobre un posible rescate a España, abierto de forma directa y sin tapujos, se ha centrado en esta ocasión en el sector financiero más que en la posible salida de Grecia del euro.

Un exhaustivo informe sobre España publicado esta semana por Morgan Stanley señalaba que el rescate a España "es una opción", con ventajas a inconvenientes.

Entre las primeras destacaba que quedaría clara la separación entre riesgo soberano y riesgo financiero, y entre las segundas se refería a la inevitable puesta en marcha de duras medidas fiscales y laborales.

El departamento de análisis del Banco Sabadell da por hecha la intervención en el sector financiero y señala que lo que falta por definir es si el "rescate bancario" se hará a través de España (acompañado de pérdida de soberanía y con un efecto incierto en la prima de riesgo) o directamente a los bancos necesitados a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE).

Esto último no es posible sin cambios, porque este mecanismo no puede de momento prestar directamente a los bancos.

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