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La zona euro decide su futuro

España logra un cálculo de capital más favorable que el del test de julio

La maratoniana agenda de la cumbre que abordan estos días las instituciones europeas tiene a los bancos como claros protagonistas. Dentro de los acuerdos preliminares, la UE asume que sus principales bancos necesitarían capital por al menos 100.000 millones de euros después de aplicar un criterio de solvencia mucho más exigente que el del test de estrés de julio. Frente al 5% de entonces, el core Tier 1 o ratio de capital de máxima calidad que se prevé es del 9% para los grandes bancos, entre los que se incluyen a los españoles Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia y Popular. Fuentes comunitarias apuntan que, bajo las nuevas exigencias, las necesidades de capital de la banca española serían muy reducidas. Y en esto jugaría un papel importante el hecho de que se puedan incluir los bonos convertibles en el cómputo de recursos propios de máxima categoría, un tema que aún es objeto de debate pero que toma cuerpo a medida que avanzan las negociaciones. Los bonos convertibles ya penalizaron a la banca española en los test de estrés, en especial a Popular, que quedó con un aprobado raspado del 5,3% a causa de una emisión que no pudo incluir como core Tier 1.

Si finalmente la metodología cambia, Popular sería el principal beneficiado, aunque también puede verse penalizado por su proceso de fusión con Pastor. Y la banca española quedaría airosa, ya que el resto de grandes bancos superaron el test de estrés con nota, del 9,2% para BBVA y del 8,4% para Santander. La inclusión de la provisión anticíclica como capital de primera categoría es otra de las reivindicaciones de la banca española y beneficiaría en especial a CaixaBank y Bankia -con notas del 6,4% y 5,4% en el test-, aunque fuentes comunitarias apuntan que es más improbable su admisión en el core Tier 1. Añaden en todo caso que la necesidad de capital que pueda requerir la banca española se solventaría con capital privado, de ningún modo con capital público.

Junto a la exigencia de elevar la solvencia, figura además la de contabilizar a valor de mercado la cartera de deuda pública, una petición que perjudica a la banca española -Salgado cifra en el 2% la depreciación media- y beneficia en cambio a la alemana, que obtendría plusvalías gracias a la condición de su deuda como refugio.

El blindaje del capital de las principales europeas es en cualquier caso la fórmula con la que afrontar en los balances el efecto de la insolvencia griega. La UE propone ya una quita para la deuda helena del 50%, cuyo coste también deben asumir los acreedores privados. Y ahí entran en juego en primer lugar Francia y Alemania, con deuda griega por 53.000 y 36.800 millones de euros respectivamente, según los datos del test de estrés de julio. Se abre así un intenso proceso de negociación con la banca privada, a la que representa el presidente de Deutsche Bank, Joseph Akermann, para que asuma un coste por los bonos griegos mucho mayor del pactado en julio.

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