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Fondos

El dilema de la renta variable

La clave es conocer el alcance real de la crisis inmobiliaria que acecha a Estados Unidos.

El mercado de fondos de inversión ha visto aumentar el peso de la renta variable en los últimos años gracias al buen comportamiento de la misma y a una mayor sofisticación del inversor español.

Lo primero se puede constatar mediante la simple medición de cuánto han pasado a representar los fondos de Bolsa sobre el total del mercado doméstico y, sobre todo, por el extraordinario crecimiento experimentado por los fondos extranjeros. Precisamente, este último punto certifica también la mayor sofisticación del inversor español, ya que la inmensa mayoría de la oferta y compras se han dirigido a fondos de bolsas internacionales, que van desde el clásico fondo de renta variable europea hasta fondos de bolsas emergentes, fondos sectoriales o fondos de lejanos países como Japón.

Fondos de prestigiosas casas internacionales como JPMorgan, Fidelity, Deutsche Bank, Crédit Agricole, Schroders, BNP Paribas, Merrill Lynch o Pioneer, entre otras, han pasado a formar parte de las carteras, no sólo de los clientes españoles de banca privada sino de inversores más modestos, que tienen incluso dificultad para pronunciar el nombre de los fondos que poseen.

En este deseable escenario de mayor peso de la renta variable y mayor diversificación geográfica, la Bolsa española comenzó a dar síntomas de debilidad, ante los temores de que el sector inmobiliario pudiera entrar en dificultades. Este hecho ya produjo temor en bastantes inversores, que empezaron a plantearse si la renta variable seguía siendo la mejor apuesta. Las dudas fueron aplacadas por los profesionales del sector que, en honor a la verdad, ya habían avisado de que la Bolsa española había dejado de ser una de las mejores opciones y que los inversores debían dar mayor peso a otros activos como las bolsas europeas.

Sin embargo, en el gigante norteamericano se intensificaron los temores sobre la ralentización del sector inmobiliario doméstico y de que éstos terminen pasando factura a la marcha de la economía. El incremento de la volatilidad bursátil en los dos últimos meses ha sido evidente. Con algunos movimientos diarios en sus principales índices, como el Dow Jones o el Standard & Poor's 500, poco comunes. Las dudas y turbulencias han tenido la suficiente entidad como para que varios bancos de inversión y gestoras de fondos hayan comenzado a variar su visión optimista del comportamiento de las bolsas en los próximos meses.

El posible final del extraordinariamente benigno ciclo de los mercados de crédito en los últimos años, unido a un deterioro de los beneficios empresariales, ha sido el punto de análisis más aducido y discutido. No es el único, ya que otro punto de discrepancia, que hace años pocos hubieran planteado, ha surgido. Este no es otro que la opinión de que en el supuesto de que la economía norteamericana y sus bolsas sufrieran un cambio del ciclo actual, ello no significaría que los mercados de otros países desarrollados o emergentes tuvieran que sufrir correcciones o caídas.

Interesante discusión pero como bien apuntaba Jaume Puig, Presidente de Gaesco Gestión, posiblemente la clave este en el grado de ese supuesto cambio de ciclo. Si éste es sólo una ralentización, es posible que la visión mencionada sea acertada y mientras las bolsas estadounidenses naveguen planas o con pequeñas correcciones, las europeas y emergentes seguirán floreciendo. Ahora bien, si lo que nos espera es una recesión en la mayor economía mundial, la teoría del desligamiento del comportamiento es ciertamente discutible.

El pasado viernes se conoció el dato provisional de crecimiento del PIB norteamericano para el segundo trimestre. El dato era un 3,4% en términos anuales, buen registro tras el 0,6% del primer trimestre y que seguramente ha venido a aliviar los temores, al menos en el corto plazo. Así, el escenario en estos momentos parece seguir siendo positivo para la renta variable en los próximos meses. Numerosos ratios y análisis en términos históricos le siguen siendo favorables a pesar de que las dudas razonables persisten.

La recomendación para el inversor agresivo es que mantenga una cartera de fondos con amplia exposición a la renta variable, aunque, eso sí, no olvide la máxima de que la mejor arma contra mercados complicados es una amplia diversificación por tipos de activos y áreas geográficas. Para el inversor más conservador una reducción de su exposición a fondos de Bolsa puede ser una decisión inteligente.

Análisis. Europa versus EE UU

¦bull; Las Bolsas europeas eran y son la apuesta favorita de una mayoría de analistas y gestores para el año 2007.¦bull; El favoritismo con respecto a la Bolsa del Viejo Continente y la de EE UU parece que va bien encaminado a tenor del comportamiento de los índices formados por los fondos que invierten en sus respectivos mercados.¦bull; La Bolsa española era una de las pocas damnificadas entre el conjunto de mercados bursátiles europeos, pero, si bien su diferencial de mejor comportamiento se ha reducido, en términos interanuales sigue a la cabeza.

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