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Patronal y sindicatos de ahorro prefieren mantener un marco propio

Las cajas pisan el acelerador para no ser engullidas por el convenio de banca

La inminencia de un pacto en el convenio de banca ha obligado a la patronal y los sindicatos de las cajas a acelerar su proceso, igualmente estancado desde hace más de un año, a fin de mantener un acuerdo laboral propio, pese a la transformación del grueso de las entidades en bancos.

Las cajas de ahorros son una especie en extinción. El proceso de reestructuración del sector financiero ha transformado a la mayoría de estas entidades en bancos, lo que pone en duda la necesidad de mantener un acuerdo laboral específico para ellas. La cuestión está especialmente en boga esta semana, en la que patronal y sindicatos esperan cerrar el enquistado convenio de banca. Un acuerdo que podría terminar rigiendo a las antiguas cajas, si sus representantes no llegan pronto a un pacto. Harán lo posible. Los sindicatos prefieren el convenio de ahorro, tradicionalmente más garantista con los trabajadores. En la patronal de cajas, aunque hay división, se resisten a que sean los grandes bancos quienes establezcan sus reglas de juego.

El ritmo lo ha marcado el sector bancario y sus representantes sindicales. Más de un año después de que comenzara la negociación, la Asociación Española de Banca (AEB), CC OO, UGT y las centrales minoritarias esperan cerrar un nuevo convenio este jueves. La inmediatez de la cita ha obligado a los negociadores de las cajas a retomar con urgencia un diálogo en vía muerta. Tanto como para adelantarse y fijar su encuentro el miércoles.

"Si se firma antes el convenio de banca, como la mayoría de las cajas ha pasado sus activos a bancos, muchas entidades podrían pasar a guiarse por ese acuerdo", avanza Luis Alameda, responsable del sector de cajas del sindicato CSIC-A. "No sería automático. Depende de las partes, pero si finalmente no se llega a un acuerdo, podría prevalecer el de banca", asume Joan Sierra, representante de las cajas de Comfia-CC OO. De hecho, expone, el acuerdo ya no sería "de cajas de ahorros", sino que deberá establecer los apellidos convenientes para incluir las nuevas sociedades creadas (sistemas de protección de activos, fundaciones, etc.).

La patronal de cajas podría preferir el convenio de banca que es más abierto en cuestión de complementos salariales y ascensos, explica Juan Antonio Linares, experto laboralista del bufete Cuatrecasas. "En la medida de lo posible, sin embargo, tratarán de mantenerse en el de cajas, porque el otro diluiría su poder y crearía conflictividad", concluye. Un factor clave, este último, dado que "ahora se abre un nuevo proceso de reestructuración y fusiones, y los directivos preferirán seguir rigiéndose por una normativa que conocen y con los criterios de su patronal", ilustra José Antonio Gracia, responsable de cajas de Fes-UGT.

Así lo confirman algunas entidades, como Bankia, la mayor unión de cajas creada, que se muestra dispuesta a continuar adscrita a la normativa de ahorro. Aun así, hay quien discrepa. Si bien la patronal de cajas, Acarl, ha rehusado pronunciarse sobre el tema, fuentes del sector confirman que algunas entidades han puesto a trabajar sus departamentos legales para analizar qué margen hay para adscribirse al pacto que más les convenga. Todos asumen, no obstante, que a la larga habrá un solo convenio para todo el sector.

Congelar salarios y luego ligarlos al PIB

La negociación del convenio de banca, cuya cita clave tendrá lugar el jueves, podría saldarse con la petición patronal de dos años de congelación salarial (2011 y 2012), seguidos de otros dos de moderación (subidas cercanas al 1,5%). De aceptar, los sindicatos exigirían a la patronal bancaria, la AEB, que suavice su intención de eliminar los complementos salariales por antigüedad y que se comprometa a mantener el empleo. El convenio quedaría así desligado del IPC, como venía ocurriendo.Una prerrogativa que también defiende la patronal de cajas, quien baraja dos años de congelación salarial y mayor moderación que en la banca para los siguientes ejercicios. La Acarl, que durante la negociación planteó ligar la evolución de los salarios a los beneficios empresariales, en lugar de al IPC, aspira ahora a que estos se adecuen al comportamiento del PIB español. Algo que los sindicatos rechazan por las diferencias que puede haber entre la economía y el sector.

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