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Su beneficio ha crecido en plena crisis y su tasa de morosidad es del 1,5%

Caja de Ingenieros, una isla de paz en pleno temporal

Miguel Moreno Mendieta

En mitad de un panorama sectorial desolador, donde la mitad de las cajas de ahorros han sido intervenidas o nacionalizadas, donde la morosidad campa a sus anchas y donde la mayoría de las entidades financieras ha tenido que acometer drásticas reducciones de oficinas y personal... hay una pequeña cooperativa de crédito, Caja de Ingenieros, que sortea la crisis y demuestra que el tamaño no es lo más importante.

Su balance de gestión durante los últimos cinco años no revela ningún atisbo de que las turbulencias que han asolado al sector bancario español le hayan afectado. Los recursos que gestiona han crecido un 39% entre 2006 y 2011, y su activo un 62%. En 2010, ganó más que en 2009, y en 2011 mejoró el resultado del año anterior, obteniendo el mayor beneficio de su historia.

Su solvencia también es ejemplar. Cerró el pasado ejercicio con un ratio de capital principal (core Tier 1) del 12,79%, uno de los más altos del sector. Y su rentabilidad sobre activos propios es del 5,7%, frente al desplome de sus competidores.

¿Cuál es la clave del éxito de esta cooperativa fundada en 1967 en el ámbito del Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña? "Un modelo de negocio muy centrado en la atención a nuestros clientes, que a la vez son nuestros socios en la cooperativa", explica su director general, Joan Cavallé. Eso, y haber huido en la medida de los posible de cualquier tipo de inversión en crédito a promotores. "No tenemos ni un solo activo inmobiliario en nuestro balance", comenta Cavallé. Lo que contrasta con casos como el de Bankia, convertida, a su pesar, en la primera inmobiliaria de España.

Su prudente política de concesión de créditos le ha llevado a contar con uno de los ratios de morosidad más bajos del sector: un 1,5% al cierre de 2011, frente al 7,61% de media en el sector financiero.

Otra de las claves de su éxito es la conservadora política de expansión. Aunque ya cuentan con una base de más de 100.000 clientes/socios, tan solo disponen de 14 oficinas. "Hasta que no lo vemos muy claro y comprobamos que la nueva sucursal va a ser rentable, no nos decidimos a abrir". Para estudiar el terreno, primero instalan un cajero automático de última generación que, con la ayuda de un trabajador de la entidad, permite a los usuarios hacer cualquier tipo de transacción, salvo firmar una hipoteca. Estos dispositivos se suelen instalar en la sede local del Colegio de Ingenieros o en una escuela de ingeniería. "Solo cuando vemos que hay una masa crítica suficiente damos el salto de abrir una oficina".

La entidad, que cuenta con una reducida plantilla de 330 empleados, está aprovechando los cierres de otras entidades para crecer. Recientemente, ha abierto su segunda sucursal en Sevilla, en un local que antes pertenecía a Cajasur (entidad que fue intervenida y posteriormente subastada). Para septiembre, Caja de Ingenieros tiene previsto abrir una nueva sucursal en Alicante.

Otra de las fortalezas de la entidad es su baja exposición a mercados mayoristas -"tan solo concedemos créditos en la proporción en que captamos depósitos"- y su capacidad para captar capital (una posibilidad que estaba muy limitada entre las cajas de ahorros). El pasado ejercicio, la entidad realizó una ampliación de capital por un importe de 20 millones de euros, y tuvo un exceso de demanda.

Plan estratégico

La buena evolución de los márgenes -incremento del margen bruto de un 12,5% en 2011, frente a la caída del 5% en el sector- y el contraste de su modelo de negocio han hecho que la entidad se haya marcado un ambicioso plan estratégico. "Sé que somos una rara avis y que hacer planes para tres ejercicios con los tiempos que corren puede parecer una locura", concede Cavallé, "pero vamos mejor que nunca y queremos seguir creciendo". Su objetivo es incrementar un 50% sus recursos gestionados en tres años (de 3.000 millones a 4.500 millones), llegar a las 20 oficinas (frente a las 14 actuales) y alcanzar los 150.000 socios.

Otra de las líneas de crecimiento del grupo es el ramo de seguros, que ahora representa el 15% de los ingresos y esperan que llegue a aportar un 25% en un periodo de tres años, y la mejora del acceso a través de internet, para lo que está previsto una inversión en tecnología de 13 millones en cinco años.

Las otras supervivientes: Ontinyent y Pollença

En el sector de las cajas de ahorros también hay dos pequeñas entidades que han sobrevivido a todos los avatares que ha sufrido el colectivo. En 2007, antes de que empezara el baile de fusiones y de que el Banco de España decretase las primeras intervenciones de cajas, Caixa Ontinyent (de Valencia) y Caixa Pollença (de Mallorca) ocupaban los últimos puestos por tamaño entre las 45 cajas de ahorros.Cuatro años después, cuando 18 de sus rivales han tenido que ser intervenidas o nacionalizadas y otras han tenido que recibir fondos públicos para seguir adelante o fusionarse in extremis, estas dos minúsculas entidades son las únicas que han podido mantener el modelo tradicional de caja de ahorros, sin necesidad de transferir sus activos a un banco filial. La tasa de morosidad de Ontinyent es del 4,3%, y de Pollença del 3,51%.

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Sobre la firma

Miguel Moreno Mendieta
(Madrid, 1979) es licenciado en Derecho y Economía por la Universidad Carlos III. También cursó el Máster de Periodismo de El País. Se incorporó al periódico Cinco Días en 2006, tras pasar por la web de El País y Mi cartera de Inversión. Escribe sobre el sector financiero, con un foco especial en fondos de inversión y los seguros.

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