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Crisis en Grecia

La banca europea sopesa el mal menor

La quita griega debería rondar el 50% para ser efectiva.

La previsible participación de la banca francesa y alemana en la refinanciación de la deuda griega se interpreta en el mercado como un primer paso hacia la inevitable reestructuración del país heleno. Una concesión ideada con el fin de evitar el peor de los escenarios: la suspensión de pagos de Grecia.

"Es un paso positivo. Es una patada hacia delante pero compra tiempo y aísla el posible efecto dominó. Si hay una quiebra automáticamente se exportaría a otros países", explica Virginia Romero, de Ahorro Corporación.

Grecia, sumida en recesión y con duros ajustes por delante se encuentra incapacitada para devolver el déficit a la senda de la sostenibilidad. Los acreedores privados, conscientes de que tarde o temprano llegará la reestructuración, afrontan dos opciones: aceptar su participación en la refinanciación de la deuda, o esperar a que lleguen las quitas para ver aflorar las pérdidas en los balances. De momento, comprar tiempo parece primar.

Entre 2011 y 2014, Grecia tiene que asumir unos vencimientos de aproximadamente 85.000 millones de euros. La banca francesa ha puesto sobre la mesa dos alternativas para evitar el desastre. La que tiene más opciones consiste en que la mayoría de los inversores acepten reinvertir el 70% de esta deuda en nuevas emisiones de bonos griegos con vencimiento a 30 años. El principal estaría respaldado por bonos de cupón cero, pero con la máxima categoría crediticia (AAA) emitidos por entidades supranacionales europeas. La clave del asunto es el rendimiento a exigir, ya que en el mercado secundario se pide ahora más de un 16%, pero el promedio del interés que está pagando Grecia ahora ronda el 5%. La idea es que el interés sea del 5,5% más el crecimiento anualizado del PIB del país heleno, con un límite del 2,5% y con un suelo del 0%. La opción número dos es reinvertir al menos el 90% de la deuda que vence en nuevos bonos emitidos por Grecia a un plazo de cinco años y un interés de 5,5%.

Los bancos alemanes son los otros grandes acreedores privados de la deuda griega, con una participación que se estima entre 10.000 y 20.000 millones de euros. Las entidades alemanas empezaron ayer a discutir su eventual participación en la reestructuración, siguiendo los pasos dados por Francia, pero con reticencias. El consejero delegado de Deutsche Bank, Josef Ackermann, ha subrayado que la solución francesa es una más entre varias.

En cualquier caso, la reestructuración tiene como condición que sea voluntaria y que esté vinculada a que el BCE (que tiene una exposición de 25.000 millones a los próximos vencimientos) no venda bonos y que las agencias de rating no declaren como impago ninguno de los bonos griegos, ni los existentes, ni los nuevos. Preguntadas por este periódico, las principales agencias de calificación rehusaron hacer comentarios sobre el asunto.

"Es una cesión inteligente de los bancos que de momento no tiene efectos negativos en el balance. La idea de los reguladores es ganar tiempo para que los bancos se recapitalicen", explica Juan Ramón Caridad, director general de Swiss & Global Iberia. "Lo lógico sería ver una quita del 50% a medio plazo que deje la deuda sobre PIB del país en el 75%", subraya el experto. Esta es una idea compartida. Juan Laborda, profesor del IEB, también destaca que una reestructuración del 50% es "lo mínimo" para una solución viable.

Pero ese recorte no es lo que está persiguiendo ahora. "La idea es que realizar una quita en estos momentos no sería bueno, porque supondría un factor de contagio para el resto de países en cuestión, como España o Italia", explica César Fernández, de DWS Investments. La esperanza es que cuando llegue tanto el sector financiero como la economía estén más fuertes.

Lo que ocurra en Grecia será determinante para la UE. "Cómo se instrumente resultará clave por si otro país entra en una situación similar", explica Sara Baliña, de AFI. Eso sí, todo está a expensas de lo que hoy ocurra en Atenas en la votación sobre las medidas de austeridad.

La ineficacia de las intervenciones

Si algo están probando las sucesivas intervenciones propiciadas por la crisis de deuda soberana es que son completamente ineficaces en lo que se refiere a reducir la prima de riesgo de los países cuestionados. La rentabilidad exigida a los países intervenidos es hoy netamente superior a los días previos a su caída. "Los datos demuestran clarísimamente que la solución requiere de quitas, todo lo demás es proteger a los acreedores", afirma Juan Laborda, profesor del IEB.Grecia es el caso más evidente: la rentabilidad de los bonos a 10 años ha pasado del 6% en mayo de 2010 al 16,4% actual, un nivel al que ningún país se puede financiar. La dinámica se repite en todos los países. En Irlanda, el rendimiento del bono a 10 años era del 6,4% en noviembre pasado cuando el mercado llegó a la conclusión de que era un precio insostenible; hoy, el rendimiento es más inasumible todavía: 11,9%. En Portugal, los bonos que vencen a 10 años han pasado del 8,5% al 11,2%. En conclusión, el rescate no ha aliviado en nada la presión del mercado.

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