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Lunes de los fondos

Oportunidad a la vista

A pesar del castigo, la Bolsa española puede ser muy buena opción para inversores pacientes.

El desligamiento iniciado por la Bolsa española, con respecto a los principales mercados bursátiles desarrollados, a partir del inicio de la primavera pasada, puede observarse claramente en el gráfico central adjunto, a través de los índices Lipper que reflejan el comportamiento de las distintas categorías de fondos. Dicho desligamiento puede entrar dentro de lo razonable si tenemos en cuenta dos elementos irrefutables.

El primero es el hecho de que la Bolsa española no solo ha tenido un comportamiento muy superior al de los otros mercados de referencia en la última década (apoyado en crecimientos económicos y de beneficios más elevados) sino que también lo ha tenido (aunque más ligeramente) desde el inicio oficial de la crisis en el otoño del 2007 hasta esta primavera. Por ello, una corrección de dicho mejor comportamiento no debe de extrañar en cualquier caso.

El segundo es el mal comportamiento relativo de la economía española, que es lo que está en una buena parte detrás del problema de que la crisis de deuda de la zona euro corra el riesgo de extenderse próximamente a aquélla. Recordemos que España es el país con los peores datos de crecimiento económico de todos los países del G20 en los últimos trimestres. Por otro lado, la recesión ha quedado atrás y aunque crecemos a niveles anémicos (y no moderados como nuestros socios europeos) al menos no nos estamos contrayendo ni parece que lo vayamos a hacer en los próximos trimestres.

Porque en mi opinión, desde un punto de vista de fundamentales, está muy claro que un rescate no tiene en estos momentos ningún sentido que se plantee. Repasando el nivel (y tipología) de nuestra deuda pública sobre el PIB, la situación actual del déficit, las perspectivas de crecimiento de la economía (y los ingresos y gastos asociados) incluso en la parte del rango más negativa de previsiones de las diferentes instituciones (OCDE, FMI, UE, etc.) o la situación relativa del sector financiero, uno llega a la conclusión de que el rating doble A confirmado por S&P el pasado viernes parece razonable.

Sin embargo, a los mercados (con todo derecho) les preocupan al menos tres cosas: nuestra disciplina a la hora de cumplir con los compromisos de reducción del déficit adquiridos en mayo pasado, la falta de concreción y ejecución de reformas estructurales y la situación financiera y reestructuración de las cajas de ahorro. Dar una respuesta contundente en estos tres frentes en el futuro inmediato mediante medidas decididas y ejemplares (con un componente sorpresa positivo) nos puede salvar definitivamente del ataque especulativo que está en ciernes. Porque admite pocas dudas que el ataque se está preparando y se llevará a cabo, salvo que dichas medidas a nivel nacional se vean complementadas con acciones a nivel europeo en la línea de una expansión monetaria y/o de aumentar el tamaño del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FESF).

Una vez que el ataque comience, la incertidumbre será total ya que el riesgo de que alcance la masa crítica (donde una gran masa de inversores terminan subiéndose al carro de las ventas) de punto de no retornó sería muy real. Pero ¿cuáles serían las implicaciones para los inversores?

Sin duda, las implicaciones serían muchas, desde los inversores minoristas a los institucionales y desde los activos de renta fija a renta variable. Yo me centraré en la que podría reportar mayores beneficios para aquellos que tengan la paciencia y valentía necesarias: la Bolsa española y en concreto algunos de sus grandes valores. Como decía Robert Schiller en su famoso libro Exuberancia irracional, la emoción determina a menudo el precio de las acciones, dando como resultado precios mucho más bajos o mucho más altos que su valor real.

La Bolsa española, en términos agregados a día de hoy, tiene elementos positivos (como los múltiplos tipo PER, la rentabilidad por dividendo o los crecimientos de beneficios) y no tan positivos (como los niveles de endeudamiento) pero en términos generales no parece peor inversión que otras Bolsas desarrolladas. El PER medio simple del Ibex 35 se sitúa actualmente en poco más de 11 pero si tomamos la mayor parte de sus principales valores observamos que los guarismos bajan hasta por debajo de diez. Además, sus expectativas de crecimiento, exposición geográfica y situación competitiva global se presentan claramente positivas. En definitiva, a los precios actuales, no parecen ya una mala compra pero si a ello añadiéramos el hipotético margen de seguridad ofrecido por una fuerte caída adicional, derivada del pánico asociado a la materialización o cercanía de un rescate de España, representarían una de esas oportunidades que pocas veces se encuentran.

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