Gómez dimitió de madrugada
El ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, está harto de que le recuerden que estuvo en la manifestación contra la reforma laboral del Gobierno el día de San Miguel. Así como de que le reprochen que, con tal precedente, haya aceptado el cargo que tiene para poner en marcha punto por punto la criatura. Pero lo que de verdad colmó su paciencia franciscana fue la decisión de su jefe de eliminar la prórroga del subsidio de 426 euros a los desempleados que agotasen la prestación contributiva y careciesen de rentas, que además la anunció cuando el ministro había comunicado a sindicatos y patronal que tal medida se prorrogaría en febrero. Zapatero se lo comunicó a las dos de la madrugada del día que lo aprobaría el Consejo, y Valeriano no encontró otra salida que su dimisión telefónica, luego conjurada.