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Crisis financiera

Terremoto en Wall Street: Lehman quiebra y Bank of America compra Merrill Lynch

El sector financiero que ve la luz hoy no es el mismo que se despidió de los mercados el viernes. Lehman Brothers instará hoy su quiebra y Merrill Lynch cerró a altas horas de la madrugada su venta a Bank of America por 50.000 millones de dólares (34.725 millones de euros) para evitar la misma suerte que Lehman. AIG, la mayor aseguradora del mundo, buscaba también la manera de capear una crisis que está cambiando a Wall Street aceleradamente y que obligó anoche a la Reserva Federal a ampliar los avales que acepta en su ventanilla de descuento. Los operadores se prepararon el domingo para un día difícil en los mercados que empezaba con fuertes caídas en Asia y una fuerte depreciación del dólar.

El banco de inversión Lehman Brothers, en quiebra
El banco de inversión Lehman Brothers, en quiebraReuters

Pocos fines de semana han sido tan dramáticos y tan dignos de recordarse en la historia financiera como el que hace apenas unas horas se acabó en Nueva York.

Lehman Brothers agotaba el domingo sus posibilidades de supervivencia. El banco, dirigido por Richard Fuld, se quedó sin compradores y en la madrugada del lunes confirmó que presentará por la mañana la quiebra. Ni el británico Barclays ni Bank of America respondieron a la llamada de las autoridades americanas que mediaron, sin éxito, para cerrar la compra parcial o total de esta institución de 158 años de antigüedad.

El banco, que emplea a unas 25.000 personas en todo el mundo, se había puesto en venta a finales de la semana pasada y a contrarreloj. La Reserva Federal, la SEC y el Tesoro mediaron para hacer posible una transacción que salvara a una firma agobiada por los peores resultados de su historia y una cartera de activos inmobiliarios comerciales que han hundido la confianza en el banco.

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Las autoridades económicas asumieron este papel de mediadores, y fueron ellos los que llevaron a los bancos a la mesa de negociaciones durante todo el fin de semana, después de dejar claro que no se iba a dedicar más dinero público a evitar el colapso de una firma de Wall Street; no después de Bear Stearns en marzo ni la reciente intervención en Fannie Mae y Freddie Mac. Esta falta de apoyo financiero público disuadió a los posibles compradores de cerrar la operación.

El destino de Lehman ha puesto en guardia y a la defensiva a Merrill Lynch, un gigante de la banca con unos 60.000 empleados en todo el mundo. Merrill era, presumiblemente, el siguiente banco en sufrir la intensa presión de sus cuentas en un ambiente en el que la desconfianza se ha hecho fuerte. La semana pasada el valor de Merrill perdió un 36% en el mercado y antes de que la depreciación fuera mayor, el consejero delegado de Merrill, John Thain, orquestó este fin de semana la venta de la entidad a Bank of America.

Thain se aproximó a Morgan Stanley y otros bancos europeos pero ayer en las primeras horas de la madrugada en Nueva York Bank of America confirmaba que compraba la entidad. Tras una negociación de 48 horas, Kenneth Lewis, el consejero delegado de Bank of America, cerró un acuerdo valorado en 50.000 millones de dólares en acciones y cuyos detalles se darán a conocer a mediodía.

Bank of America, la única entidad comercial verdaderamente nacional en EE UU y con sucursales de costa a costa, se convierte así en un gigante global, y refuerza así su división de banca de inversión e intermediación con uno de los bancos más ubicuo del mundo. El impacto sobre las plantillas es desconocido pero esta ola de fusiones, absorciones va a pasar una severa factura a Nueva York, una ciudad que depende en muy buena medida del sector financiero.

Las reuniones que durante este fin de semana han mantenido los responsables de la banca de inversión y las autoridades federales en la sede de la Reserva Federal de Nueva York han ayudado a crear un clima de relativa cooperación entre los bancos y aunque ninguno de ellos quiso tomar parte en un fondo de estabilización para los activos malos de Lehman, si han acordado la creación de un programa para asegurar que, en caso de necesidad, el crédito fluya. En total, son 10 bancos, JP Morgan, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Barclays, Bank of America, Merrill Lynch, Credit Suisse, UBS y Deutsche Bank, quienes han creado un fondo dotado de 70.000 millones de dólares (unos 48.500 millones de euros) que permita hacer frente a las necesidades de la banca.

A últimas horas de la noche en la costa este de EE UU la Reserva Federal comunicó que ampliaba el tipo de aval que utilizaba para el uso de su ventanilla de descuento, la herramienta con la que inyecta liquidez a la banca comercial y que fue ampliada a la de inversión tras la debacle de Bear Stearns en marzo.

Mientras tanto, otra firma que igual que Merrill Lynch ha visto como esta semana su valor en bolsa ha perdido un 45%, está buscando soluciones para recapitalizarse. AIG, la mayor aseguradora del mundo planea desprenderse de algunos de sus negocios e incluso acudir a la Reserva Federal en busca de una ayuda que no está claro que la autoridad monetaria pueda ofrecer.

Los operadores de bolsa, especialmente los intermediarios del mercado de derivados se sumaron ayer domingo al inusual momento dramático que se vive en Wall Street. Muchos de ellos volvieron a las oficinas para posicionar sus carteras para hacer frente al que se prevé que sea un difícil lunes. Los operadores del mercado de derivados tomaron posiciones para la eventualidad de que Lehman quebrara. Estos empleados se cruzaron con los coches negros de los consejeros delegados de la banca de inversión (salvo Richard Fuld, de Lehman Brothers) que se reunían en las oficinas de la Fed en la zona sur de Manhattan en uno de los más complicados y transformadores fines de semana de la historia financiera.

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