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Venezuela frena el último intento de la operadora de subir precios

Telefónica se da de bruces con Bolívar

Venezuela se está convirtiendo en los últimos tiempos en una pesadilla para Telefónica. El país no solo tiene retenidos dividendos millonarios de su filial, sino que aborta los intentos de la compañía por subir tarifas.

Hugo Chávez, llega a Caracas procedente de Cuba el 14 de agosto de 2011.
Hugo Chávez, llega a Caracas procedente de Cuba el 14 de agosto de 2011.Reuters

El enemigo no es el Gobierno ni el regulador de las telecomunicaciones venezolanas (al menos, no en este caso concreto). Se trata del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso de los Bienes y Servicios, una institución que responde al acrónimo casi impronunciable de Indepabis y que se ha convertido en el nuevo dolor de cabeza de Telefónica en Venezuela.

Y ya van unos cuantos. Sobre el papel, la participada que opera en la telefonía móvil de la oficialmente denominada República Bolivariana de Venezuela vive en un campo de flores. Movistar Venezuela (así se llama) es la cuarta filial por importancia para Telefónica al otro lado del Atlántico, sus ingresos en moneda local crecen a ritmos de dos dígitos, su margen de rentabilidad está a sólidamente establecido por encima del 40% y en el último trimestre ha vuelto a crecer en clientes.

Pero parece que esas flores están plantadas en un campo de minas y que Telefónica se ha topado de bruces con la revolución bolivariana que el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dice estar implantando en el país desde 1998 en honor al libertador Simón Bolívar. Para empezar, desde 2007 el principal competidor de Telefónica no es una empresa privada, sino el Estado, a través de la nacionalizada Cantv. A eso se añade que nada de lo que consiga la filial en Venezuela redunda en beneficios reales para su matriz, porque Chávez ha impuesto un control para la repatriación de capitales que en la práctica supone que la española tiene varios miles de millones de dólares en dividendos cautivos en el país que no puede traer a España. Y a eso se suma una inflación galopante y una inestabilidad monetaria que hacen que las subidas de ingresos en moneda local sean solo un espejismo: convertidos los bolívares a euros, la filial de Telefónica en Venezuela no aumenta su facturación sino que la disminuye casi un 10% en el primer semestre del año.

De ahí la intención de Telefónica de subir sus tarifas en el país para mejorar las cifras de cara al cierre del ejercicio y de ahí su encontronazo con el Indepabis, una institución reforzada al calor de la devaluación del bolívar y que tiene como objetivo controlar a las empresas para que no aumenten indebidamente sus precios para ajustarse a la nueva situación.

La lucha del Indepabis se extiende a todo tipo de colectivos y organizaciones. De hecho, ahora está en campaña para que los colegios no aumenten demasiado los precios de las matrículas. Y para ello insta a los consumidores a denunciar.

Telefónica ha sido su última víctima. La operadora pretendía subir sus tarifas al comienzo de curso y al menos 3.000 de sus usuarios presentaron denuncia. El resultado es que el Indepabis ha impedido el incremento de forma cautelar. En teoría, la institución debe analizar con detalle la propuesta de Telefónica para llegar a su conclusión final, pero su opinión preliminar está clara: "No existe ninguna razón para aumentar [las tarifas] de la manera que aparentemente lo quieren hacer", señalaba el comunicado del Indepabis que paralizó la subida, aderezado con pasadas infracciones cometidas por la operadora.

Telefónica ha acatado la decisión y ha presentado en su defensa las inversiones realizadas en el último año para mejorar su red y la calidad, pero sus argumentos no parecen haber conmovido por el momento al organismo de defensa de los consumidores.

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