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Empleo

Las 'telecos' reducen plantilla hasta la cifra más baja desde la liberalización

La liberalización de las telecomunicaciones ha hecho mucho por la competencia, pero no tanto por el empleo. Las reducciones de plantilla para adaptarse al nuevo marco, la desaparición de empresas y las uniones entre ellas han ido minando la fuerza laboral. En 2008 se perdieron 3.300 empleos, según la CMT. La cifra final es de 81.705 personas, la más baja desde 1998.

Hace diez años el sector de las telecomunicaciones daba empleo a 96.201 personas. Ahora, el número se ha reducido en casi 14.500. Así lo certifica el recuento anual que hace el regulador de esta industria, la CMT, en su informe correspondiente a 2008. La conclusión es que la liberalización de la telefonía, la irrupción de decenas de nuevas compañías de fijo y móvil y la creación del mercado de banda ancha han servido de poco, por lo menos para el empleo.

Lo cierto, sin embargo, es que la mayoría de la reducción corresponde a una sola empresa: Telefónica, y a sus esfuerzos por adelantarse a los efectos de la competencia y apostar por la eficiencia. Esta compañía fue el primer ex monopolio que dio pasos drásticos para adelgazar su estructura, lo que le ha llevado a recortar casi 30.000 empleos en diez años en su división de telefonía fija, según las cifras que ha ido recogiendo ejercicio tras ejercicio la CMT.

La creación de puestos de trabajo en las compañías de móvil y de cable y el nacimiento de nuevas empresas fue incapaz de compensar la magnitud de la rebaja en Telefónica, lo que motivó una fuerte caída en el primer ejercicio completo de liberalización, 1999. Ese año, el sector destruyó 8.500 empleos.

Telefónica ha hecho varios expedientes de regulación para prepararse ante la llegada de la competencia

A partir de ahí, las necesidades de una industria creciente permitieron mejoras en las plantillas, que compensaron con creces las reducciones de Telefónica. La cifra total de puestos de trabajo entre 2000 y 2001 llegó a ser muy parecida a la que había antes de la apertura del mercado de telefonía.

Pero entonces llegó el estallido de la burbuja tecnológica. Muchas fueron las empresas, sobre todo de telefonía fija e internet, que echaron el cierre. Multinacionales aterrizadas en España sólo un par de años antes, optaron por la retirada. Las compañías que se quedaron recortaron gastos y también plantilla. Entre 2002 y 2003, el sector destruyó casi 11.500 puestos de trabajo.

La calma llegó los tres años siguientes. Las plantillas se mantuvieron prácticamente estables durante ese tiempo, no porque cada empresa en concreto se quedara inmóvil, sino porque una captaba lo que otra reducía.

La segunda ola de recorte de empleo comenzó en 2007. En este caso, la clave fue la concentración, las uniones de empresas. Auna se convirtió en historia y las dos compañías que comparten su legado, Orange y Ono, han ajustado los equipos para integrar las adquisiciones. También Yacom y Tele2 han cambiado de manos y en ambos casos se han tenido que limar las duplicidades.

Los recortes han llegado hasta el punto de que ha sido imposible compensar el nacimiento de un nuevo segmento dentro de las telecomunicaciones: los operadores móviles virtuales. Son decenas las firmas que se han creado, incluso ha salido al mercado un nuevo operador con red, Yoigo. Sin embargo, en 2007 se destruyó empleo y también en 2008, según revela el informe anual de la CMT presentado la semana pasada. La caída es limitada, pero supone un paso más en el camino de descenso. El sector emplea ahora 81.705 personas, la cifra más baja desde la liberalización.

Justo a tiempo para enfrentarse a la crisis

El sector de telecomunicaciones es uno de los que menos ha reducido empleo en 2008, en el primer embate de la crisis financiera internacional. Las compañías han ajustado plantilla, es verdad, pero la cifra es de 3.300 trabajadores. En la última década, hay cuatro ejercicios en los que el recorte ha sido mayor.Y es que la tormenta planetaria ha cogido a las operadoras con buena parte de sus plantillas bastante ajustadas, tras años de política de rebaja de la fuerza laboral. Telefónica fue la primera que empezó, convencida de que la única manera de enfrentarse a compañías mucho más livianas era volverse más eficiente que ellas en el terreno laboral. En 1998, el 60,5% de los empleados del sector trabajaba para Telefónica. Ahora, el porcentaje ha descendido al 34,7%.También el estallido de la burbuja tecnológica adelantó para la industria de telecomunicaciones la peor cara de la economía y aceleró los ajustes.

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