"Somos pequeños, pero muy agresivos en tecnología"

Antes de la crisis, la facturación de este grupo familiar de tamaño mediano rozaba los 40 millones con una plantilla de 160 personas. Los tiempos duros han recortado un 25% su cifra de negocio. Pese a ello, explica Arturo Revenga, "mantenemos un equipo de 150 personas y no disminuimos la inversión en I+D. Hemos aplicado medidas solidarias como un ajuste salarial entre el 3% y el 7 %, para que fuera progresivo. La respuesta de la plantilla es de compromiso y profesionalidad".

¿Por qué una empresa familiar y mediana apuesta por una cartera tecnológica diversificada?

Aunque la cartera de productos y soluciones de Equilibra, 3dNet, Triedro y Ge2, las empresas del grupo, es diverso, su desarrollo proviene de capacidades tecnológicas que se han formando a lo largo de los años. Estas soluciones están dirigidas a nichos de mercado específicos, como puede ser el del transporte inteligente, o la alta seguridad, que abarcan clientes y sectores diversos, pero que encierran características comunes.

Con una plantilla de 150 empleados, ¿se puede tener un departamento de I+D de 20 personas?

En una plantilla de 150 personas, un equipo de I+D de 20 es un porcentaje importante, lo que evidencia nuestra clara apuesta por la tecnología de soluciones. Combinamos desarrollos, tanto de equipos de hardware como de software, con alianzas con los mejores socios tecnológicos. Somos eficientes integrando soluciones punteras de transmisión, de socios como Huawei, por ejemplo, con nuestros propios sistemas de voz sobre IP. Nos permite adaptarnos a las necesidades de nuestros clientes a precios competitivos.

Han logrado muchos contratos en el exterior. Por su tamaño no puede ser contratista principal en concursos internacionales. ¿Cómo lo logran?

En grandes contratos internacionales nuestra participación pasa por formar parte de algún consorcio en el que aportamos valor en aquello que sabemos hacer bien: sistemas de telecos, tecnologías de la información, seguridad ferroviaria y seguridad electrónica. En ocasiones el peso de nuestra aportación aconseja que estemos detrás de las constructoras, empresas de señalización ferroviaria o grandes grupos de infraestructuras. Nuestra experiencia y trabajar de forma directa para los principales clientes y empresas españolas, como Telefónica, Adif, Metro de Madrid, Aena, o Repsol, son una garantía para el consorcio, aunque sea con participación en segunda línea de subcontratación. Saben que en nuestra especialidad somos solventes tecnológicamente y competitivos en precio.

Proyectos de exportación internacional de tecnología como el AVE a La Meca, ¿son una oportunidad para la mediana empresa española?

Una oportunidad clarísima. La confianza generada tras muchos años trabajando para las grandes empresas españolas que lideran estos proyectos, la presencia local en estos países con capacidad de inversión y la aportación de soluciones tecnológicas propias competitivas, son los elementos que permiten que estas oportunidades se conviertan en contratos o pedidos para las empresas españolas. La demostración son los contratos de Grupo Revenga solo en Turquía, donde estamos en proyectos como el AVE Ankara-Estambul y el túnel ferroviario bajo el Bósforo.

Pese a su tamaño mediano y su actividad centrada en la ingeniería mantienen centros de fabricación. ¿Cuál es la lógica cuando todos apuestan por fabricar o comprar en países de mano de obra barata?

Buscamos ser eficientes en coste, pero sin perder capacidad de adaptación y flexibilidad. Producimos determinados productos en China, pero seguimos manteniendo centros de fabricación y montaje en España. Esta combinación permite aunar lo mejor de una oferta internacional muy amplia con la capacidad de diseñar a medida y asegurar la calidad en todo el proceso de fabricación e instalación. Creo que todos hemos visto cómo, en ocasiones, una estructura muy eficiente en costes, pero geográficamente muy dispersa, ha sido incapaz de finalizar a tiempo un proyecto. Hoy es mejor ser eficaz que ser eficiente, y nuestra estructura nos lo permite.

Es un tópico que las grandes empresas y la Administración se fían poco de la innovación realizada en España.

Nuestra experiencia es la contraria y más aún desde que la economía languidece. Observo una fuerte tendencia interna, tanto a nivel de empresa como de Gobierno, a fomentar lo español. Somos conscientes de que debemos apoyarnos para poder salir lo antes posible de esta situación y, si bien es cierto que hasta no hace tanto encontrábamos actitudes negativas hacia lo español, ahora esa forma de mirar lo nuestro es un capricho que no podemos permitirnos.

Creo que en España tenemos empresas muy competitivas, desde las grandes que ya están fuera hasta las medianas y pequeñas empresas que les acompañamos. En ciertos sectores, como las infraestructuras, la tecnología ferroviaria (AVE, cercanías, metros y tranvías), las energías renovables o la ingeniería, tenemos un tejido de empresas competitivas y que están a la vanguardia.