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Estados Unidos

Una salida discreta en un año revuelto para Morgan Stanley

John Mack deja el banco tras iniciar su estabilización y marca un rumbo en el que se rebaja la toma de riesgos

La imagen de un consejero delegado de Wall Street dejando su puesto de forma tranquila no es frecuente, máxime tras un año de tensiones históricas. Pero en este ambiente de fuertes personalidades y cuidados egos, John Mack está protagonizando una de estas raras sucesiones. La semana pasada anunció que dejará su puesto como consejero delegado de Morgan Stanley en enero de 2010 y permanecerá dos años como presidente. El abogado James Gorman, le sustituirá.

La salida de Mack se empezó a planear, a petición propia, hace 18 meses. Durante ese tiempo se desató una crisis de dimensiones no vista en varias generaciones que le obligó a modificar el rumbo de su dirección para hacer algo que pensaba que tenía bajo control cuando empezó a planificar su retirada: sacar a Morgan Stanley de la crisis.

Mack tomó las riendas de Morgan Stanley en junio de 2005. El día que apareció por la sala de intermediación, el personal se puso en pie y le vitoreó. Mack regresaba entonces al banco de inversiones, que dice que lleva en su ADN, para sustituir a Philip Purcell, un hombre que se le había impuesto en la carrera por la dirección en 2001 pero que tuvo que salir víctima de la presión de sus empleados, cansados de su dura gestión, y unos accionistas descontentos.

El ahora saliente consejero delegado alineó los negocios de Morgan Stanley con los de Goldman Sachs y Merrill Lynch, dos entidades en las que se abrió de par en par la puerta al riesgo y el apalancamiento con excelentes rentabilidades. A corto plazo.

En 2007 se pecó de optimismo y no se calculó que el mercado de la vivienda se iba a deteriorar tan rápido. Así pues, llegaron las primeras pérdidas y tras la caída de Lehman, Morgan fue el siguiente banco en la lista de víctimas.

Mack volvió a buscar un salvavidas que llegó en forma de inyecciones de capital de Japón, Mitsubishi UFJ, y de Washington. Mientras, achicaba agua convirtiendo su banco en entidad comercial y dando pasos atrás en operaciones de riesgo. La firma está estabilizada pero sigue habiendo cifras en rojo y su evolución está por detrás de la de sus pares porque Mack, recogió velas y no ha aprovechado la mejora del mercado.

Y todo parece indicar que lo seguirá haciendo porque Gorman favorece más la venta al por menor de productos de inversión que el negocio de deuda en el que estaba especializado Mack. Menos riesgo y también menos rentabilidad. Ese es el rumbo que deja un hombre que dice haber visto "el abismo" en esta crisis.

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