Los Pelayos se preparan para asaltar el trono del póquer digital

Los Pelayos, póquer online made in Spain. La familia de jugadores, más conocida que nunca gracias a la película que narra sus peripecias en los casinos, ha constituido una sociedad dedicada a la gestión de sus activos vinculados al juego online.

Se trata de Los Pelayos Gaiming SL, activa desde el 10 de febrero de este año, que tiene como objeto social el "desarrollo de software y herramientas informáticas especialmente referidas al mercado de juego online, especialmente al póquer online", según consta en el Registro Mercantil. Con un capital de 3.010 euros, su presidencia queda en manos de Iván García Pelayo, quien hace unas semanas fue el portavoz de una de las candidaturas para dirigir la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).

La creación de la empresa de la familia García Pelayo se produjo en pleno proceso de regulación del sector del juego online. De hecho, solo faltan unas semanas para que la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) haga públicas cuáles serán las empresas que lograrán una licencia para comenzar a operar a partir del 1 de junio apuestas en España de manera legal y bajo el dominio .es.

Pero los Pelayos no van a optar a una licencia a través de esta sociedad, sino que operarán gracias a la licencia que consiga un inminente socio. Un acuerdo que están a punto de cerrar y sobre el que Iván García Pelayo prefiere no dar detalles. "La sociedad Los Pelayos Gaiming es la que va a soportar nuestros activos online, pero la licencia será del socio con el que actualmente estamos negociando", explica.

Entre los 58 solicitantes que aspiran a la concesión de una licencia están las principales empresas internacionales de juego online, operadores españoles con tradición en la gestión de bingos y casinos, así como medios de comunicación. Pero el juego en la red no es nada nuevo para la familia García Pelayo. Cualquier usuario de la web bajo dominio del famoso apellido puede jugar a actividades de casino, póquer o blackjack. Actividades que actualmente no se realizan a través de una página española.

Presente en Gibraltar

A día de hoy, la familia Pelayo opera, por ejemplo, el bingo online mediante una sociedad denominada St Minver Ltd., "constituida y autorizada a operar por el Gobierno de Gibraltar". Una sociedad que asegura "comprometerse a ofrecer juego responsable y ético". "La ludopatía y el juego por parte de menores de edad son dos asuntos de los que nos preocupamos seriamente, para lo cual tenemos una serie de mecanismos regulatorios", explica en su web la empresa con sede en el Peñón.

Al mismo tiempo, indica que el desarrollo y mantenimiento del software de este juego de bingo online está en manos de la sociedad Boss Media. Al margen de la actividad de juego, los Pelayos son reconocidos en la red por haber puesto en marcha la primera web que enseña a los internautas a jugar al póquer.

En ella pueden participar desde "los que no saben nada de póquer, los que quieren un sobresueldo a final de mes, los que quieren ser profesionales o los que se quieren divertir", según explican en su escuela digital. Una actividad que se mantendrá en el futuro, aunque con cambios, ya que a partir del 1 de enero la web a la que serán derivados los juegadores/alumnos tendrá licencia para operar en España.

Limitación territorial

Así, a partir de junio, operadores nacionales e internacionales competirán legalmente por atraer jugadores españoles. Uno de los problemas para las empresas de juego online, especialmente para las que desarrollan la actividad de póquer, es que el negocio estará restringido al territorio español. Es decir, no sé podrá competir con jugadores de otros países, por lo que las posibilidades de obtener ganancias quedan limitadas para jugadores y operadores.

Una circunstancia que podría cambiar en el futuro. "Estas restricciones son contrarias al significado de internet", critica Iván García Pelayo. El director general de Ordenación del Juego, Enrique Alejo, reconocía hace unos días que el regulador español está negociando con sus homólogos europeos para dar a esta supervisión un carácter comunitario, lo que reduciría las restricciones.