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Las nuevas tecnologías llegan al Congreso de los Diputados

Los 350 diputados del Congreso que ahora nadan en papeles deberán aprender informática avanzada. Pricewaterhouse acaba de ganar el concurso de consultoría para modernizar el viejo edificio de la madrileña Carrera de San Jerónimo y sus anexos, donde tendrán que acostumbrarse a funcionar con pupitres electrónicos en todo el procedimiento legislativo. Resultado: mayor agilidad en los debates, nuevas formas de trabajo y más transparencia. El parlamentario de CiU Jordi Vilajoana, uno de los coordinadores del proceso, cifra en 17 millones de euros su coste final. 'Nuestro objetivo es servir de escaparate para que se conozca hasta dónde puede llegar la sociedad de la información y también mejorar la relación con el ciudadano', comenta. De hecho, se habilitarán servicios interactivos a través de los cuales se podrá participar desde el hogar en algunos procedimientos parlamentarios.

El presidente del Congreso, Manuel Marín, y el ministro de Industria, José Montilla, han puesto un empeño especial en esta tarea, que ha suscitado el interés de una veintena de empresas, entre ellas Accenture, Deloitte, IBM, Indra, El Corte Inglés y Telefónica. Al final, el gato al agua se lo ha llevado Pricewaterhouse por haber presentado uno de los proyectos más avanzados y, a la vez, más económicos. Por su labor cobrará 181.000 euros y se ha comprometido a desarrollarla en tres fases que tienen como horizonte máximo el año que viene. La consultora realizará primero una descripción de los métodos de trabajo actuales en el Congreso, luego hará un diagnóstico para definir los objetivos de modernización de la administración parlamentaria y, por último, establecerá un plan operativo de implantación de los distintos proyectos.

La introducción de la firma electrónica cambiará las técnicas de trabajo en el Congreso. Ahora, cuando un grupo parlamentario hace una pregunta al Gobierno se enfrenta a una maraña burocrática que requiere, entre otros pasos, el visado del portavoz y la presentación física en el Registro. Todo ello se hace a mano. Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando se presenta en un debate de comisión o de pleno una enmienda transaccional. Muchas veces se hace con lapicero y papel y obliga a los letrados a leerla o a pasarla manualmente a los distintos grupos parlamentarios para su lectura. 'Cuando esté el plan en marcha no habrá papeles y las enmiendas las podremos leer y retocar en tiempo real por vía telemática, sin dar lugar a errores', anticipa Vilajoana.

Los papeles dejarán de ser habituales en los escaños, pues se sustituirán por pupitres electrónicos a través de los cuales se controlará todo el trabajo parlamentario

La informática permitirá también a los diputados acceder con mayor facilidad a las entrañas de la rica documentación que se guarda en el Congreso, lo que agilizará el estudio del Derecho comparado y les permitirá la conexión al instante con otros Parlamentos. Hay muchos diputados, sobre todo de partidos pequeños, que no acuden a los archivos por pereza y falta de efectivos, ya que supone una cierta pérdida de tiempo.

Uno de los aspectos que preocupa a los coordinadores del proyecto es el de la seguridad informática, pues la mayoría del trabajo parlamentario se hará mediante gestión electrónica. Es un aspecto del plan que será seguido muy de cerca.

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