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A fondo
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La nube de Fukushima llega a Europa

El apagón nuclear decretado por el Gobierno de centro-derecha de Angela Merkel ha dado al traste con las ilusiones de quienes vislumbraban el resurgir de la energía nuclear en Europa.

Los programas atómicos de Reino Unido e Italia, dispuestos a seguir los pasos de Finlandia, donde se está construyendo la primera central nuclear del continente en varias décadas, habían animado a los partidarios de esa energía. Pero el que la primera potencia económica europea haya optado por el cierre influirá, sin duda, en la opinión pública de otros países.

Aunque se sospecha que el Gobierno alemán pudiera mantener alguna planta como salvaguarda, se perderá, en cualquier caso, la ventaja de la economía de escala de los parques nucleares, como el de Estados Unidos (con 104 plantas) o el de Francia (69). Además, la decisión alemana es fruto del consenso político. El Gobierno de coalición de Merkel se ha sumado a las posiciones de socialdemócratas y verdes así como del electorado a la vista del resultado de los comicios regionales tras la catástrofe de Fukushima. Este ha influido en el bandazo del Gobierno, que en septiembre de 2010 había aprobado ampliar 12 años la vida de las centrales teutonas.

Merkel cedía así a las presiones de las eléctricas alemanas para que prolongase la fecha límite (2021) decretada por el Gobierno socialista de Gerhard Schröder en el año 2000. Las eléctricas alemanas confiaban, y acertaron, en que un Gobierno de centro derecha ampliaría dicho plazo.

Cada accidente ha hecho retroceder a la nuclear a la primera casilla del tablero

El apagón nuclear ha sido consecuencia directa del desastre de Fukushima, cuyos efectos, por el momento, han llegado también a Italia. Como si de un juego de la oca se tratase, cada accidente grave ha hecho retroceder a esta energía a la primera casilla del tablero. Tal fue el caso de Estados Unidos, donde se planteó una moratoria, tras el primero de relevancia, el de Three Mile Island. En el caso de Italia, tras el ocurrido en Chernóbil (en Ucrania), los ciudadanos decidieron en referéndum cerrar las cuatro centrales que funcionaban en el país, y una quinta que se estaba construyendo.

Más de dos décadas después, en 2009, el Gobierno italiano retomó la iniciativa de levantar nuevas plantas atómicas. Concretamente, ocho reactores, de los cuales cuatro serían construidos por el grupo Enel en alianza con la francesa EDF. También en este caso, la nube japonesa ha echado por tierra el retorno del átomo auspiciado por Silvio Berlusconi, que, en línea con lo que hizo Merkel, aprobó una moratoria de un año para ganar tiempo.

De nada le ha servido, ya que el Tribunal Supremo ha aceptado el recurso del partido de centro-izquierda Italia de los Valores para que se someta a referéndum el futuro nuclear en Italia.

La consulta se celebrará la semana que viene, los días 12 y 13, y se va a convertir en un plebiscito en toda regla, según los analistas, sobre el propio Berlusconi. Y es que, además de la pregunta sobre si se mantiene la norma aprobada en 2009 para construir nuevas plantas y otras dos referidas a la privatización del agua en el país, una cuarta consulta se refiere a la inmunidad judicial del presidente, que acaba de perder las plazas de Milán y Nápoles.

Respecto a la cuestión nuclear, los sondeos apuntan a un nuevo rechazo de los italianos. Y si en 1987 solo se planteó el cierre de las que existían, hoy se cuestiona el futuro nuclear.

Queda por ver qué sucederá en Reino Unido, aunque allí la situación es distinta: el impulso nuclear en ese país corre a cargo de la francesa EDF, que adquirió hace casi cuatro años su parque nuclear británico, que suma nueve centrales, con la intención de renovarlo y participar en los concursos para la construcción de otras nuevas.

EDF es la única compañía eléctrica europea que ha tenido un papel activo en la vuelta del átomo a Europa. Lo que demuestra que solo el capital público (tanto este grupo como Enel son estatales) parece dispuesto a afrontar inversiones altamente arriesgadas como son las nucleares. Pero Reino Unido no es territorio político de EDF y queda por ver si los británicos aceptarán las ayudas que reclama la francesa (tarifas favorables y otras subvenciones) para materializar sus proyectos.

Hay quien ha interpretado el gesto alemán como el principio del fin de la era nuclear en Europa. De confirmarse, la poderosa industria francesa se enfrentaría a un futuro incierto. Además del coloso EDF, que explota 69 centrales en todo el país, el Estado francés cuenta con un fabricante de reactores, Areva, y con el mayor centro de reprocesamiento de residuos radiactivos del continente.

Las eléctricas alemanas han aceptado resignadas el apagón, pero exigirán fuertes compensaciones por los cierres y la desaparición del impuesto aprobado el año pasado, que grava la producción nuclear para primar a las renovables. Las eléctricas aceptaron este impuesto, pues a cambio recibían la compensación de una mayor vida para sus centrales. .

Un nuevo e interesante capítulo se abre a partir de ahora en los tribunales alemanes, que determinarán cuál es el lucro cesante, lo que podría sentar precedentes en otros países. En España, la reclamación judicial de Endesa e Iberdrola sobre el cierre de Garoña está a punto.

También, si Alemania será capaz de suplir con renovables el 23% de la electricidad que se produce ahora con energía nuclear. Y, lo que es más importante, el coste para los consumidores.

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