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Banca

La lucha por el control de Bankinter dispara la acción

Los directivos de Bankinter sólo esperan que amaine el temporal. Desde hace varios años, más de 20, según ha recordado en varias ocasiones su ya ex presidente Juan Arena, la sombra de una posible opa sobre el banco ha empañado su trayectoria financiera.

El mercado reconoce los intangibles de Bankinter. Pero no es este concepto el que dispara su valor. Primero fueron los recurrentes rumores sobre su compra. Luego fue la entrada del inversor indio Ram Bhavnani, que decidió convertirse en el primer accionista del banco, pero no pudo. No contaba con Jaime Botín, quien no estaba ni está dispuesto a perder Bankinter.

Ahora es la lucha entre la segunda entidad francesa, Crédit Agricole, y la familia Botín, fundadora de Bankinter y del grupo Santander. Ambos rivales experimentados cazadores financieros, con reconocidos trofeos internacionales.

La acción del banco español sube otro 3,82% impulsada por la lucha de poder

La historia, como ocurre siempre, se vuelve a repetir.

El afán comprador de Bhavnani, que logró sumar a su cartera en menos de un lustro el 14,99% del capital de Bankinter, chocó con la de Jaime Botín. Se enzarzaron en una carrera sin límites, que en varios casos hizo despegar los títulos de la entidad.

Fue esta rivalidad lo que llevó al banquero a alcanzar el 16,3% de Bankinter. Y ahora es la que mantiene con Crédit Agricole la que le ha llevado el miércoles a pedir al Banco de España subir su participación hasta el 29,99%, el mismo porcentaje solicitado hace una semana por el grupo francés al supervisor. Con la diferencia de que la entidad gala ha comprado el 14,99% que poseía Bhavnani a 13,59 euros por acción, y otro 4,5% en el mercado.

Esta batalla ha llevado nuevamente a Bankinter a dispararse en Bolsa.

Desde el 9 de noviembre, fecha en la que comenzaron las especulaciones de que un grupo extranjero estaba comprando títulos de la entidad española, hasta ayer, su valor ha subido un 43%. La acción tiene un precio de 13,85 euros, tras cerrar el jueves con un alza del 3,82%, y marcar máximo del año. Ya está por encima de lo que ha pagado la institución mutualista francesa al empresario indio.

Y es que tanto Botín como Crédit Agricole no quieren quedarse atrás, y las órdenes de compra son continúas.

Bankinter está negociando en Bolsa más que cualquier otra entidad muy superior a su tamaño. También marcó ayer récord de contratación, y su capitalización alcanza ya los 5.496,7 millones de euros.

Estos movimientos han llevado a la CNMV a investigar, aunque de oficio, la subida del banco español de los últimos días. Hay que vigilar cualquier alteración que pueda apuntar a un posible caso de información privilegiada, indican en la Comisión.

El Banco de España, mientras, se encuentra en la tesitura de dar prioridad o no a las peticiones de Crédit Agricole y de Botín. El caso no agrada nada al supervisor. Una guerra de poder en una institución financiera es algo que todos los gobiernos quieren evitar. Es lógico. El sector financiero es una de las industrias más delicadas y sensibles de un país. Se basa en la confianza.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez tiene por ley tres meses para decidir. Pero según apuntan varias fuentes financieras a nadie conviene agotar los plazos.

Otro dilema que se le plantea a la autoridad supervisora es cómo evitar que los dos rivales puedan mantener la misma participación. Un 29,99%, justo el límite para no tener que lanzar una opa.

El gobernador ya comentó el viernes pasado que Crédit Agricole era un grupo solvente, y dejo entrever que no encontraba dificultades para que la operación fuese autorizada. Y aunque no lo ha dicho, tampoco parece que existan problemas para aprobar la solicitud de Jaime Botín, fundador, primer accionista, ex presidente, e hijo, hermano, nieto y biznieto de banqueros.

Colocar a un mediador es complicado. Crédit Agricole avisó a Botín de sus intenciones un día antes de hacer pública la compra del 19,5% de Bankinter. Y pese a que insiste en su intención de colaborar con la entidad y negar que su objetivo sea lanzar una opa, el mercado no termina de confiar. El banquero tampoco. No ha querido reunirse con el grupo francés. Eso sí, le ha enviado un claro mensaje: sólo se sentará y atenderá su petición para colocar dos consejeros cuando el Banco de España autorice la compra a la entidad gala.

Por cierto. Santander quiso fusionarse hace siete años con Société Générale y, pese a que la entidad francesa estaba de acuerdo, las autoridades del país vecino no.

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