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Investigación

Cuando el 'lobista' se camufla como asesor

Un estudio cuestiona los grupos de alto nivel de la CE

El creciente número de grupos de alto nivel que asesoran a la Comisión Europea pretende superar la brecha entre el burócrata comunitario y la economía real, para evitar que el torrente legislativo de Bruselas anegue el continente.

Ese, al menos, es el altruista objetivo que la Comisión describe cada vez que selecciona a las partes involucradas en un sector para que desbrocen el camino hacia una nueva regulación (o desregulación, como venía siendo el caso hasta la crisis financiera).

Pero la composición de esos grupos y sus recomendaciones se inclinan claramente hacia los intereses de la industria que deben analizar, según un estudio que publicará hoy la organización no gubernamental Friends of the Earth Europe (de la que es miembro la española Amigos de la Tierra).

El estudio deja la impresión de que los grupos de alto nivel sólo sirven para que los lobistas entren en la sede de la Comisión con alfombra roja y credencial de asesor.

El análisis se centra en los siete grupos de alto nivel creados por el departamento comunitario de Empresas e Industria, dirigido desde 2004 por el vicepresidente de la CE Gunter Verheugen. Pero en el desfavorecedor retrato probablemente se reconozcan muchos otros asesores de la CE, cuyo listado se hizo público sólo después de un escándalo sobre los conflictos de interés de varios de ellos.

En dos de los grupos (el dedicado al sector textil y el de reducción de las cargas administrativas para las empresas), más de la mitad de los miembros representan a la industria. Y en los de automoción, energía, química o agroalimentación, las empresas copan más de la mitad de los puestos que no están reservados a representantes de las administraciones públicas.

La neutralidad de los expertos consultados es tan dudosa, según Amigos de la Tierra, que esta ONG pedirá hoy mismo a la CE que congele la creación de grupos de alto nivel y disuelva los que parecen controlados por las respectivas industrias.

La propuesta encaja mal con las prácticas de la actual Comisión. Su presidente, José Manuel Barroso, ha convertido en una seña de identidad del organismo la consulta con los sectores afectados por sus iniciativas legislativas.

'Para que una democracia funcione, es un requisito imprescindible que se tomen en cuenta todos los puntos de vista cuando un asunto afecta a una amplia gama de actores', acepta el estudio de Friends of the Earth.

Pero el documento concluye que los grupos de alto nivel no son el foro adecuado para formular opiniones cualificadas e imparciales. Y la organización recuerda que desde hace tres años el Parlamento europeo se niega a participar en esos grupos porque considera que están minando la independencia de las instituciones comunitarias.

Recomendaciones interesadas

El grupo de alto nivel de la CE sobre automoción (con ocho representantes de la industria entre sus 22 miembros) recomendó en 2005 a Bruselas que delegase en Naciones Unidas la fijación de objetivos medioambientales para el sector del automóvil. El encomiable consejo, según la organización Friends of the Earth Europe, tenía truco. 'Dada la falta de acción de la ONU en ese terreno, eso hubiera permitido a la industria seguir contaminando como de costumbre', señala el informe sobre los grupos de alto nivel que hoy publicará esa organización no gubernamental.El estudio recuerda que en CARS21, el revelador nombre del grupo creado por el vicepresidente de la CE, el alemán Gunter Verheugen, no participan las organizaciones de consumidores ni ninguna medioambiental. Junto a Volvo, Ford, Renault y compañía sólo se sienta una organización no gubernamental: la Federación Internacional del Automóvil (FIA).

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