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La fábrica de los míticos rifles Winchester echa el cierre

Los tiempos cambian para los vaqueros. El director de cine Hang Lee deja de lado la imagen clásica del vaquero y desata la polémica con su última película, Brokeback mountain, al retratar la historia de amor entre dos vaqueros. Puede que los cowboys de Hang Lee sigan llevando rifle, pero aquí también cambian las cosas. El Winchester, la mítica marca que acompañó al mismísimo John Wayne en la pantalla, símbolo de la conquista del Oeste, abandona su producción en EE UU. Los Winchester serán, a partir de abril, enteramente made in Europe y made in Japan.

Tras años de pérdidas, el consejo de administración de Herstal, el grupo con sede en Bélgica propietario de Winchester, tomó en su reunión de diciembre la 'difícil decisión' de cerrar la fábrica original -y la única de Winchester en EE UU- de New Haven, en Connecticut, creada en 1866. Parte de los productos Winchester ya se fabrican fuera del país, pero se trata de los nuevos modelos. Los rifles tradicionales salían todos del taller de New Haven. Su cierre supone el fin de los rifles modelo 70, 300 y, también, el rifle de John Wayne, el modelo 94.

'Lo hemos intentado todo, llevamos ocho años negociando con el alcalde de la ciudad y con los sindicatos para salvar la fábrica', aseguraba a este periódico ayer Robert Sauvage, portavoz del grupo Herstal. 'El Winchester es la leyenda de la conquista del Oeste y la fábrica de New Haven es histórica. Es algo importante para nosotros y por eso la hemos mantenido tanto años'.

'El Winchester es la leyenda de la conquista del Oeste, pero la planta nunca ha sido rentable. Hemos decidido parar la hemorragia', dice el portavoz del grupo

Herstal -uno de los gigantes en fabricación de armas, también propietario de Browning- adquirió la fábrica en 1987 a la estadounidense Olin y obtuvo por 20 años la licencia Winchester. El grupo heredó una fábrica obsoleta y, junto a Giat Industry, construyó una nueva planta con capacidad para producir unas 300.000 armas por año. Las ventas, sin embargo, no superaban las 100.000. La fábrica, que llegó a ocupar a 15.000 personas, empleaba a finales de los ochenta a 700 personas. Ahora son 189 los trabajadores que ven su empleo en peligro con el cierre. 'La factoría nunca nos ha resultado rentable. Era el único punto negro de nuestro grupo', explica Sauvage. Por ello, el grupo ha decidido 'parar la hemorragia'.

Los sindicatos y las autoridades locales están en conversaciones con posibles compradores interesados en mantener la fábrica. 'Ya no hablamos de 15.000 empleados, como en el pasado. Ahora son menos de 200 personas, lo que no deja de ser dramático. Pero no afecta a la economía regional. Se trata de algo simbólico, de un icono, para New Haven, e incluso para Estados Unidos', explica el portavoz del alcalde John De Stefano.

Herstal es consciente de la importancia del valor simbólico de la fábrica. El 80% de las ventas de armas a civiles las realiza en EE UU y admite que abandonar el made in USA presenta un problema de marketing que habrá que solventar. Pero el grupo piensa seguir explotando la imagen de la conquista del Oeste al mismo tiempo que cuenta con que la 'calidad y los avances tecnológicos de los nuevos modelos' mantengan la confianza del público. La licencia de Winchester vence en 2007, pero Herstal espera poder renovarla.

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