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Estrategia de presión contra la petrolera

Escalada de presión del Ejecutivo argentino sobre YPF

Funcionarios del Gobierno de Kirchner trataron de estar presentes en la reunión del consejo de la petrolera.

El Gobierno argentino dio ayer un paso más en su estrategia de presión contra la petrolera YPF, controlada por la española Repsol, con el intento, frustrado, de incluir a funcionarios del Ejecutivo en la reunión del consejo que la compañía celebró ayer en Buenos Aires.

El subsecretario de Coordinación de Gestión del Ministerio de Planificación, Roberto Baratta, miembro del consejo, se presentó en la sede de la petrolera acompañado de tres altos cargos del Gobierno de Cristina Fernández y una notaria.

El objetivo era que los tres funcionarios participaran en la reunión encabezada por el presidente de Repsol YPF, Antonio Brufau, y el vicepresidente ejecutivo de YPF, Sebastián Eskenazi. Se trataba del secretario de Política Económica y viceministro de Economía, Axel Kicillof, el secretario de Energía, Daniel Cameron, y el subsecretario Legal del Ministerio de Planificación, Rafael Enrique Llorens.

Fuentes de la petrolera confirmaron que, en cumplimiento de sus estatutos, se comunicó a los funcionarios que solo podría participar Baratta, único representante del Estado en el consejo de YPF, mientras que el resto fue invitado a tener una reunión posterior con Eskenazi y Brufau, quien por segunda vez en el mes ha viajado a Argentina.

Pero los cuatro funcionarios optaron por pedir el levantamiento de un acta a la notaria y retirarse de la sede de YPF, en medio de severas advertencias a la petrolera, la mayor de Argentina.

Axel Kicillof, viceministro de Economía, dijo tras retirarse que YPF "deberá dar explicaciones" por este asunto, que "ahora va a tomar carriles legales". El incidente de ayer se suma un peldaño a la escalada de presión del Gobierno sobre la petrolera, controlada por Repsol, con el 57,43% de las acciones, pero cuyo operación está a cargo del grupo argentino Petersen (25,46%).

Fuentes de Repsol aseguraron ayer estar preocupados por el cariz que en unas semanas ha tomado la situación en torno a su filial argentina y reconocieron que desconocen cual puede ser el próximo paso que de el Gobierno argentino en esta escalada de tensión.

Las autoridades argentinas responsabilizan a la empresa de los problemas de abastecimiento de combustible, la caída en la producción y la falta de inversiones, pese a que YPF duplicó sus inversiones en Argentina el pasado año en proyectos relacionado con la exploración y el refino.

El episodio de ayer se produce cuando la sociedad argentina está aún en pleno shock después del trágico accidente ocurrido en el metro de Buenos de Aires.

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