La energía también se puede reciclar

Poco más de medio siglo después de su nacimiento, Lonjas Tecnología poco tiene que ver con la empresa que crearon unos señores que venían de León. De gestionar un mercado en el madrileño barrio de Vallecas de los años cuarenta, han pasado a ser un actor de pleno derecho en el sector energético y medioambiental, con la cogeneración como su principal actividad.

Esta empresa, formada hoy por unas 70 personas, diseña, construye y mantiene tecnologías de generación de energía de máxima eficiencia y mínimo impacto ambiental, al tiempo que ofrecen servicios de asesoría y consultoría medioambiental. Sus principales clientes son pequeñas y medianas compañías interesadas en aprovechar la propia energía que producen para rebajar su consumo. Es decir, ahorrar y contaminar menos, ¿alguien da más?

La historia de la compañía Lonjas Tecnología, SA, tiene sus orígenes en otra, Lonjas y Mercados, SA, empresa familiar creada en el año 1946 por Emilio Panizo Vigal para la construcción y explotación durante 50 años del Mercado de Vallecas, en Madrid.

Desde su fundación hasta 1982 se dedicó a la mencionada explotación, pero, además, a la promoción y administración en régimen de alquiler de edificios y locales comerciales, algunos de ellos levantados en el mismo solar que albergaba la tradicional galería de alimentación. Sin embargo a Manuel Flórez Panizo, hijo y sobrino de los fundadores y presidente de la compañía desde hace tres décadas, no le interesaba mucho ese negocio. Estudió ingeniería industrial, comenzando a trabajar en Erpo, una ingeniería donde lograría una experiencia en cogeneración y unos contactos que han resultado vitales para que Lonjas y Mercados fuera dejando de lado "Mercados" y se dedicara a las tecnologías relacionadas con la generación eléctrica.

Efectivamente, en 1982 Manuel Flórez deja Erpo y se amplía el ámbito de actividad de Lonjas a la ingeniería y construcción de instalaciones industriales, con especial dedicación al sector de la cogeneración y energías renovables. Sin embargo, no será hasta 1989 cuando se cree la nueva identidad corporativa, Lonjas Tecnología, para gestionar separadamente esas actividades, hasta que en 1996 se constituye la empresa como tal. La clave para iniciar las actividades energéticas estuvo en que Prometeus, la empresa holandesa que hasta el momento le había aportado la tecnología en sus proyectos de cogeneración en la ingeniería en la que trabajaba, le sigue hasta Lonjas. A partir de ahí, la empresa no ha hecho más que crecer.

Si algo caracteriza a la compañía es que desde el primer momento se decide llevar a cabo los proyectos de forma integral, desde el estudio de viabilidad e ingeniería básica y de detalle hasta la construcción, operación y mantenimiento de las plantas. "Esta ha sido siempre mi filosofía, encargarnos del proyecto de principio a fin. El ingeniero que sólo proyecta la obra, no sabe de los problemas que hay durante la construcción hasta que no se encarga de ella también. Y si encima se ocupa de ponerla en funcionamiento y llevar el mantenimiento, conocerá el proceso entero y podrá mejorar los proyectos", asegura el presidente, convencido de que la clave del éxito de su empresa es tan sencillo como "hacer bien las plantas. Es la mejor forma de que unos te recomienden a los otros".

Su primer cliente fue Tejerías La Covadonga. Una ladrillera de Santander a la que le instaló una capacidad de 625 kilovatios (kW). El proyecto utilizaba el aire caliente -a 100 grados de temperatura- que generaba la fabricación de los ladrillos, para su secado. Por entonces la tarifa era de unas 100.000 pesetas por kilovatio, aunque a Tejerías La Covadonga "se le hizo precio porque eran amigos", recuerda Flórez. Si tenemos en cuenta que en el último proyecto de cogeneración puesto en marcha Lonjas ha cobrado unos 760 euros el kilovatio, tan sólo un 26% más que en 1991, se comprueba que la evolución de la tecnología ha sido tal que los precios se han abaratado sensiblemente.

El primer proyecto, el de Tejerías La Covadonga, supuso 650 kW, pero pronto llegaron trabajos de 1 megavatio (MW), hasta que entra como cliente Energía de Zamora, que les encarga una planta de 5 MW (más de 6.000 caballos en un automóvil).

Pero su verdadero reto ha sido la planta que estos días se pone en marcha. Se trata de un proyecto de poligeneración (calor, agua caliente, agua fría y electricidad) en el polígono de Cerdanyola del Vallés. La planta, desarrollada en UTE con San José Tecnologías, no sólo es un reto en sí misma, sino que tiene una gran responsabilidad, ya que se encargará de asegurar el suministro de energía al acelerador de partículas Sincrotrón, construido en la localidad catalana. La primera fase que ahora comienza supone 10 megavatios, pero está preparada ya para llegar hasta 16, en función del desarrollo y las necesidades del parque tecnológico en el que está instalada. Es más, el proyecto prevé incluso llegar a 55 megavatios en cuatro plantas y diez años.

Pero Lonjas Tecnología no es sólo cogeneración. Metieron la cabeza en la energía solar, aunque ahora es un negocio que han dejado de lado porque las modificaciones legislativas "le han quitado toda rentabilidad".

Más esperanzas tienen puestas en la generación con biomasa. Han comenzado a trabajar en una planta con residuos vegetales; sin embargo, todavía están viendo la manera de asegurarse que la materia prima que utilizan esté garantizada todo el año. "Es una tecnología con gran futuro pero que todavía hay que perfeccionar", afirma el presidente. Y es que empezaron un proyecto que utilizaba el alperujo, un subproducto derivado de la extracción de aceite de oliva, pero la producción era estacional y el resto del año había que parar.

En cuanto a la consultoría medioambiental, se ha convertido en un área importante, sobre todo cuando consiguieron como cliente a la Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, dada su experiencia en gestionar autorizaciones medioambientales para este tipo de industria. De hecho, Lonjas se encargó de realizar los cálculos de emisiones del sector ladrillero, una industria intensiva en consumo eléctrico y clave para cumplir el Protocolo de Kioto.