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Energía

El encarecimiento de la energía pone contra las cuerdas a las cementeras

Los productores de cemento con presencia en España han cerrado el primer trimestre tras la liberalización de la tarifa eléctrica general de alta tensión con un incremento en los gastos de energía que, según distintas fuentes, pone en jaque al sector. Los precios que pagan estas empresas se han disparado una media del 45%, lo que se suma a menores compensaciones por su labor de gestión de la demanda.

Las peores previsiones que manejaba la industria del cemento en España se han cumplido tras el fin de la ventajosa tarifa eléctrica industrial el pasado 1 de julio. Las compañías manejan cifras que han comunicado a Industria, a través de la Secretaría general de la Energía, en las que se pone de manifiesto un encarecimiento medio del precio de la energía del 45% respecto a las facturas previas al verano.

Al margen de la extinción de la antigua tarifa, estos gigantes se lamentan de que llueve sobre mojado. 'A los nuevos precios se suma un 175% de incremento en materia impositiva y un 36% de rebaja en las compensaciones que venía recibiendo el sector por sus esfuerzos en la gestión de la demanda', cita un alto representante de una de las mayores cementeras del país.

El resultado es que las fábricas están pagando alrededor de un 80% más que hace dos años por el consumo eléctrico, según coinciden las entidades consultadas. Sus protestan llegaron al Gobierno antes de que se produjera la liberalización. 'Hemos remitido varias cartas oficiales que no han sido contestadas', apunta la misma fuente. Con el nuevo entorno tarifario ya en vigor, las cementeras se plantean nuevas acciones para buscar la corrección, en el corto plazo, de una situación que, según dicen, 'resta competitividad'.

'En este momento no se valora la interrumpibilidad y modulación del consumo, que permite el correcto funcionamiento del sistema', lamenta un directivo. Uno de los factores necesarios para que el sistema energético sea eficiente es que la industria básica trabaje cuando cae el consumo: noches, fines de semana y horas valle. La otra clave es que su actividad sea flexible y pueda interrumpirse si el citado sistema lo precisa para evitar la saturación de la red. Desde las propias empresas se podrían plantear nuevos escenarios para recortar gastos.

Entre distintas acciones de presión ya se habla de despidos, producción en horarios más ventajosos en materia de costes laborales e incluso de la deslocalización de la actividad rebajando el ritmo de producción de los hornos. En definitiva, el último trimestre de 2008 se promete caliente para la industria básica en general y para las cementeras en particular.

Canales de presión

Actualmente referencias como Cemex, Holcim, Lafarge y Portland Valderrivas, entre otros gigantes del cemento, tratan de convencer al Gobierno a través de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), mientras buscan mejores precios integrados en la central de compras de energía Fortia.

Distintas fuentes consultadas desembocan en la misma conclusión: la mitad de los costes variables de las empresas están relacionados con la energía, por lo que una de sus reivindicaciones es no tener que acudir diariamente al pool (mercado mayorista eléctrico) a comprarla. En este sentido, Fortia busca contratos a largo plazo que garanticen ahorros y estabilidad en los precios. De momento, ninguna eléctrica ha accedido a firmar con la plataforma.

El encarecimiento de la factura de la luz es un lastre más para unas cementeras que esperan este año un descenso en sus ventas del orden del 20%. El pasado ejercicio concluyó con un récord de demanda que alcanzó los 56 millones de toneladas en España (un 0,3% más que en 2006). A la vista del estancamiento del sector de la construcción, la patronal Oficemen calculó a primeros de año una rebaja del 4% al 6%. Un diagnóstico que se agravó antes del verano, cuando la asociación de cementeras reconoció un retroceso del 16% y revisó sus previsiones para el ejercicio hasta un estancamiento de la demanda del 18%. Quedarse a esa distancia del hito logrado en 2007 supondría volver a las cifras de ventas del año 2002. En este contexto las empresas reducen gastos recortando las importaciones.

El Gobierno quiere las cuentas de las empresas

El Ministerio de Industria podría convertirse en aliado de las empresas en sus reivindicaciones de una energía más barata, pero ha impuesto una condición que la mayoría de las afectadas en la industria básica no parecen dispuestas a cumplir. Por tanto, se mantiene el duro enfrentamiento.El Gobierno exige ver las cuentas de las empresas para conocer el impacto de la subida tarifaria en sus balances. Es decir, si éstas demuestran que pierden dinero por culpa de la liberalización de precios, el ministro Miguel Sebastián se pondrá de su lado en busca de una rebaja de la factura de la luz.Industria viene manteniendo esta postura, en distintos encuentros con responsables de Fortia y Aege, desde el pasado mes de agosto. Pero la acogida hasta ahora es prácticamente nula.Fuentes cercanas al proceso de negociación aseguran que una sola compañía ha sacado a la luz sus cuentas y que 'otras dos o tres podrían hacerlo en breve agobiadas por la situación económica que se vive en el país'. El resto considera 'una humillación tener que demostrar lo que el Gobierno ya sabe'.La propuesta de la Secretaría General de Industria pasa por estudiar caso por caso para compensar a las compañías de la industria pesada que lo necesiten. De este modo tratarían de garantizar su competitividad frente a empresas del entorno europeo. Pero no hay promesas en firme.Como contrapartida, las compañías se niegan a poner sobre la mesa sus números y airean la necesidad de rebajar su actividad en España si los gastos se vuelven insoportables, vista la caída de la demanda.

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