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Manuel Pimentel. Árbitro del segundo convenio de los controladores de AENA

"Los controladores pidieron el laudo y tienen que acatarlo"

Ingeniero agrónomo, licenciado en Derecho y diplomado en Dirección de Empresas. Fue ministro de Trabajo con el PP y ahora ha dictado un laudo en el conflicto AENA-controladores.

Los controladores pidieron el laudo y tienen que acatarlo"
Los controladores pidieron el laudo y tienen que acatarlo"

Tres días después de conocerse el laudo dictado por el árbitro del segundo convenio colectivo de los controladores aéreos, el sindicato USCA no ha hecho ninguna valoración oficial. Hoy están convocadas asambleas en todos los centros de control y el ambiente en el colectivo es de disgusto por la manera como se ha terminado un conflicto con AENA que ha durado años, y también con la dirección del sindicato USCA, muy cuestionado en distintas dependencias. El árbitro, Manuel Pimentel, en una entrevista desgrana algunos aspectos clave de su mediación y del papel que puede jugar el arbitraje laboral en el futuro de la negociación colectiva.

¿Le hubiera gustado disponer de más de 30 días para construir el laudo con más consistencia?

Los laudos de este tipo deben tener tiempo acotado, porque sino tienden a extenderse y al final se pierde más que se gana. Un mes era un plazo ajustado. Además, muchos temas llegaron al arbitraje muy debatidos y yo supe, con quince días de antelación, que las partes aceptaban mi mediación, con lo que tuve ese margen adicional.

¿Afecta al mediador que las partes hayan agotado su crédito negociador y, como es el caso, domine incluso el enfrentamiento personal?

Hasta ahora los arbitrajes han sido excepcionales. Se utilizan como medida de última necesidad. Si la reforma de la negociación colectiva en la que se trabaja incorpora el laudo, como algo más habitual, creo que llegaran como algo normal, menos traumático. A pesar de que el convenio de los controladores llevaba finalizado desde 2004, y con una trayectoria de siete años en ultraactividad, es verdad que en agosto de 2010 las partes contemplaron ya la posibilidad del arbitraje. Después de los acontecimientos de diciembre, los pasos hacia el laudo fueron muy claros. Es ciertos que la negociación se ha prolongado mucho y se han vivido situaciones extremas, pero lo definitivo es que son las partes las que han decidido por propia voluntad y consenso acudir al laudo.

¿Jugará el arbitraje un papel en la futura negociación colectiva?

El procedimiento del arbitraje no es ni bueno ni malo; es una alternativa más que tienen las partes para ir solucionando sus problemas y sus diferencias. En materia mercantil se utilizan con más frecuencia. Hay momentos en que una negociación se atasca y parece que es bueno que alguien lo juzgue aplicando el sentido común. En el Derecho Laboral este procedimiento es más extraño. ¿En qué términos se incorporará? Se busca que cuando un convenio finalice su vigencia las partes pueden ponerse de acuerdo para dar un plazo de un año o un año y medio a la negociación directa. Si no hay acuerdo, se va al arbitraje. Este escenario daría una gran normalidad. Además, no todos los laudos son iguales Los hay por consenso y obligatorios. Los dos valen, pero un arbitraje por consenso tiene mucha más fuerza y autoridad moral sobre las partes.

Los controladores evalúan hoy en asamblea el contenido del laudo. El ambiente en el colectivo es complicado y es probable que surgiera algún tipo de contestación. Al ser un laudo obligatorio, ¿qué recorrido podría tener una protesta?

El laudo es de obligado cumplimiento para las partes, porque ellos mismos así lo pidieron. Al iniciar el procedimiento las partes se obligan a acatar su resultado. Yo creo que el marco del laudo es muy razonable y abre una dinámica positiva.

Controladores de distintas dependencias dicen que en las materias más conflictivas usted ha dado la razón a la empresa y deja abiertas situaciones en las que AENA puede actuar de modo discrecional.

Tengo que respetar cualquier opinión. Afirmo, sin embargo, que he intentado crear un marco que sea razonable en una empresa con unas relaciones laborales normales, situación a la que tanto AENA como sus controladores deben aspirar. Yo no puedo hacer un laudo con el pensamiento de que las relaciones seguirán siendo excepcionalmente extrañas. Tengo que pensar en un marco de trabajo en el que se den condiciones normales, como es cualquier otra empresa; con periodos conflictivos, pero también con situaciones de normalidad.

¿No hay discrecionalidad?

El laudo aporta una tendencia a la normalidad y marca un escenario muy definido. Las excepcionalidades que se contemplan son las mínimas que se deben dejar a una empresa para que aplique criterios que tienen que estar sujetos a su libre decisión. En situaciones excepcionales, lógicamente cualquier empresa tiene que tener una mínima flexibilidad y la cautela que yo he puesto es que se trate de circunstancias excepcionales. En circunstancias normales creo que queda muy acotado para las partes la aplicación del convenio. No creo que este laudo dé mano libre a AENA, sino que le obliga a unos márgenes bien definidos. Estoy convenido de que los controladores tienen razones de peso para estar tranquilos con el espíritu y la letra del nuevo convenio.

Jornada laboral y jornada aeronáutica

Pimentel asegura que ha abordado con "la misma normalidad que se aplica en cualquier empresa" el debate que enfrentó a AENA y a sus controladores en diciembre (la contradicción entre jornada laboral y jornada aeronáutica) y que fue el detonante del plante y el cierre del espacio aéreo."¿Como se trabaja en todas las empresas de España?", se pregunta el exministro de Trabajo. æpermil;l mismo se responde: "Pues con una jornada laboral. Lógicamente vamos a cumplir la norma que dice que la actividad aeronáutica máxima no puede sobrepasar las 1.670 horas al año, por eso en ningún caso la jornada laboral podía ser menor". Pimentel señala que "en la jornada laboral tiene que entrar toda la actividad aeronáutica y, además, cualquier otra circunstancia consustancial con la actividad normal de un trabajador". Y añade: "Creo que era muy importante acotar este debate, porque en el derecho del trabajo lo que existe es la jornada laboral. El término aeronáutico efectivamente se refiere al tiempo en el que el controlador permanece delante de la pantalla controlando tráfico".El árbitro asegura que en la elaboración del laudo "nos hemos planteado situaciones tales como aquellas en las que si una persona se pone mala, está de baja, y cuando se incorpore al trabajo lo hace en el turno correspondiente. No tendrán que recuperar el tiempo perdido, pero tampoco consumirá ese crédito de actividad aeronáutica y, por tanto, no podrá alegar que se le ha terminado para no seguir trabajando".Pimentel señala que "el laudo tenía dificultades laborales bien conocidas por todos, pero yo tenía que pensar que la soluciones tenían que ser aplicables de inmediato y durante los tres años de vigencia. Por ello era imprescindible incorporar la legislación que durante los últimos años ha producido la Unión Europea".El exministro confirmó que ha cobrado 200.000 euros por el trabajo. "Una cantidad baja, porque lo que me jugaba en este proyecto era mucho más que dinero".

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