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La domótica se reinventa para superar el frenazo de la construcción

¿æscaron;ltima tecnología en su casa? El 'tuning' llega hasta el hogar

æscaron;ltima tecnología en su casa El tuning llega hasta el hogar
æscaron;ltima tecnología en su casa El tuning llega hasta el hogar

El tuning ha dejado de ser algo reservado casi en exclusiva a los locos del motor y de los coches. La ropa ya puede tunearse, al igual que los móviles y otros múltiples accesorios. Ahora, el hogar también está en la lista.

No se trata de un nuevo estilo de decoración o de personalizar las paredes. Es una forma distinta de tuning y su objetivo es llevar la última tecnología al hogar. Ya no hace falta que la casa sea nueva para incorporar los avances durante la edificación. La crisis ha derrumbado el número de construcciones, así que las empresas del sector se han reconvertido. "Puesto que no hay obra nueva, nos hemos centrado en las casas que ya existen. De ahí ha nacido el home tuning, tunear las viviendas sin obras", explica Alfredo Villalba, director general de Inmomatica, una de las empresas más veteranas del sector de la domótica.

Pero también este negocio ha cambiado. La domótica, concebida como mera automatización, ha dado el salto y se ha instalado en un nuevo escalón. "Es la domótica 2.0", añade Villalba.

El objetivo no es solo conseguir que las persianas se abran automáticamente, ni poner el riego desde el móvil. La tecnología por la tecnología ha dejado paso a la era de la sostenibilidad. La domótica se ha unido a la inmótica, una palabra que no consta en el diccionario pero que ha llegado para quedarse. Entre las dos unen la automatización de las instalaciones de la vivienda con la búsqueda de la eficiencia energética y de recursos, algo que hasta ahora estaba reservado al campo empresarial. El último ingrediente del cóctel es la comodidad.

"Es el máximo confort con el mínimo consumo, una mezcla de lo mejor de uno y otro, porque la búsqueda del ahorro sin más puede hacer muy incómoda la vida y la comodidad por encima de todo lo demás es insostenible", señala el director general de Inmomatica.

Las persianas vuelven a ser un ejemplo de este cambio. Por supuesto, se abren automáticamente cuando se desea, pero también se bajan solas para prevenir el calor si está dando el sol de plano y el sistema detecta que la temperatura está por encima de la elegida. Este comportamiento evita el recalentamiento, pero también que salte el aire acondicionado, lo que redunda en mayor eficiencia.

Ha quedado atrás igualmente la vieja imagen de una persona encendiendo el riego con el móvil a 200 kilómetros de distancia. ¿Qué pasa si ha llovido esa noche y el dueño no lo sabe? ¿O si va a caer un fuerte chaparrón en las próximas horas? Los nuevos sensores detectan la humedad del suelo y son capaces de conectarse a internet para conocer la previsión del tiempo más inmediata. El riego saltará solo cuando sea necesario y por el periodo más propicio para el terreno, con el consiguiente ahorro de agua.

A estas posibilidades se añaden las más típicas de control de fugas de agua o gas y otras más novedosas, como objetos aparentemente decorativos cuya finalidad es detectar el consumo que se está haciendo en el hogar. Su color cambia cuando el consumo es excesivo, lo que permite al usuario reducirlo de forma inmediata.

La pregunta que queda en el aire es el precio. Hace unos años, estas soluciones estaban reducidas a casas de alta gama y presupuestos sin límites. Pero el home tuning es otra cosa y sus precios han bajado. Un hogar digital medio está al alcance por menos de 6.000 euros y en tres días de instalación.

Una habitación de hotel a la carta

La reinvención de la domótica no solo ha buscado los hogares como fuentes de negocio, sino que también se ha expandido hacia otros campos. Y uno de ellos es la hostelería.Inmomatica lleva tiempo diseñando soluciones específicas para este mercado y eso se ha plasmado en su participación en el proyecto Thofu, subvencionado por el CDTI y que busca aplicar las nuevas tecnologías para desarrollar el hotel del futuro.Pero es un futuro que ya está aquí. A mediados del año que viene se inaugurará en Barcelona Twentytú, un hotel en el que Inmomatica ha participado como socio tecnológico donde el cliente puede elegir a medida su habitación, la decoración que prefiere o la climatización.Se trata de usar los medios tecnológicos y de telecomunicaciones en favor del cliente y de la empresa, de forma que redunde en un ahorro de costes para ambos. Para la compañía, porque se trata de un diseño eficiente, que ahorra recursos y se autoabastece, mientras el usuario paga por lo que realmente usa.A eso se suma la comodidad. El cliente hace la reserva por internet y el código de su habitación se activa cuando franquea la entrada del hotel. Eso evita perder tiempo en el registro, tener que dar al recepcionista datos que ya se han introducido al hacer la reserva y esperar a que active la llave. Y para la salida, lo mismo. Si el cliente lo desea siempre se podrá hacer en persona, pero también se puede pagar usando la tecnología.La última pata que se está potenciando para llevar la domótica a pie de calle es el llamado mueble conectado. Tanto si el destino es la habitación de un hotel como si se trata de una vivienda particular, no hay ninguna razón por la que el sillón o la mesa no tengan incorporados elementos de tecnología. Por ejemplo, que el sillón sirva para cargar el iPod, que tenga altavoces incorporados para escucharlo y que a la vez hable con la lámpara, de forma que se apague cuando el dueño se levanta y se va. No se trata de sensores de movimiento, que no siempre funcionan, sino de que los muebles sean capaces de comunicarse entre sí.

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