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Unión Europea

La UE asume el liderazgo contra el cambio climático

La cumbre más verde de la historia de la UE concluirá hoy con una apuesta por las energías renovables, la eficiencia energética y el recorte de emisiones de CO2. La patronal europea alerta sobre el impacto financiero y social de unas medidas unilaterales demasiado ambiciosas.

La primera cumbre de la UE bajo presidencia de la canciller alemana, Angela Merkel, arrancó ayer en Bruselas con un marcado tinte ecológico. Berlín quiere que la UE asuma el liderazgo mundial en la lucha contra el cambio climático y para ello propone un recorte de emisiones del 20% antes de 2020. La mayoría de los socios comunitarios comparten ese objetivo, pero el reparto del ajuste inquieta, sobre todo, en los países del Este.

Los nuevos socios, con Polonia a la cabeza, quieren garantizarse ya que en ese reparto no les corresponderá una carga demasiado onerosa. La presencia en la cumbre del imprevisible presidente polaco, Lech Kaczynski, hace temer que la revuelta del Este pueda amargar a Merkel su estreno. Varsovia mantiene una actitud especialmente dura con Alemania, desde que el Reichstag pactó con el Kremlin y con Gazprom la construcción de un gasoducto por el Báltico que esquiva Polonia.

Otro líder tempestuoso, el presidente francés, Jacques Chirac, llega a su penúltima cumbre europea con aires casi de despedida. París ha planteado objeciones a la intención comunitaria de cubrir con fuentes renovables el 20% del consumo energético europeo. Pero ayer mismo, durante la primera jornada de la cumbre, empezaban a despejarse ese problema cuando la presidencia alemana aceptó incorporar a las conclusiones una velada referencia a la energía nuclear.

El objetivo de las renovables, dice el texto provisional de conclusiones, se supeditará 'a las circunstancias particulares de cada país, a su mix energético, a su punto de partida y a su potencial'. Es decir, una coartada a la medida de cada país para justificar su utilización de una fuente u otra.

Aún así, Merkel cree que se trata de una señal necesaria para el sector 'porque no se puede invertir en nuevas tecnologías si no se sabe hacia dónde avanzamos'.

El presidente de la patronal europea, Ernest-Antoine Seillière, presente en la sesión previa a la cumbre, se mostró mucho más escéptico, hasta el punto de que llegó a calificar de 'locura' el arrebato medioambiental de las instituciones comunitarias. 'Nadie tiene ni idea del impacto social y financiero de estas medias, por eso estamos en contra de que sean vinculantes'.

Los objetivos obligatorios en el uso de renovables o de biofuel también desata fantasmas del pasado en los países del Este. Mirek Topolanek, primer ministro checo, ha advertido que 'no queremos volver atrás (…) cuando en los días del comunismo se nos dictaban planes quinquenales'.

Frenazo a la escisión de las energéticas

Tradición es una palabra que cuando se invoca en la Unión Europea paraliza a cualquier enemigo, porque el club presume de respetar la enorme diversidad cultural que hay en su seno. Esa tolerancia permite que sobrevivan excepciones como las corridas de toros, el cine francés o la caza de linces en Estonia. La canciller alemana y presidenta semestral de la UE, Angela Merkel, se ha refugiado ahora en el poder casi divino de esa palabra para defender la integración vertical de Eon y RWE, empresas que controlan el mercado eléctrico alemán de la generación hasta el enchufe de los clientes particulares. 'No es una tradición alemana', ha descartado Merkel la propuesta de la CE puede obligar a esas compañías a deshacerse de su red de alta tensión. Bruselas considera que esa medida facilitaría la integración del mercado y aumentaría la competencia en el sector. Berlín, con el apoyo de París, quieren preservar la singularidad de Eon y æpermil;lectricité de France.

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