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La batalla por el control de Vivo

Telefónica ofreció a PT la opción de vender sólo un tercio de Vivo y seguir en el capital

Portugal Telecom siempre pudo elegir entre vender la totalidad de Vivo o quedarse con dos tercios de su capital. Telefónica se lo ofreció en su segunda propuesta. Pero todo ello fue vetado por el Gobierno luso, así que el margen de los contactos que se acaban de abrir es limitado.

Telefónica y PT se han sentado a dialogar. La española ha formado un equipo que comenzará en breve los contactos con su la operadora del país vecino, mientras que la portuguesa designó hace tiempo a un grupo de tres personas -el presidente, el consejero delegado y el director financiero- para ese cometido.

En sus manos está encontrar una solución pactada al conflicto por la operadora brasileña Vivo que permita al Gobierno luso dar marcha atrás y retirar el veto que impuso a la operación, en contra de la mayoría abrumadora de los accionistas de PT.

El margen de negociación, sin embargo, es más limitado de lo que parecía en un principio. Una de las opciones sería que Telefónica comprara sólo una parte de Vivo, para asumir la mayoría, y PT se siguiera quedando en la operadora brasileña. Pero esa posibilidad ya estaba prevista en la segunda oferta presentada por Telefónica, cuando elevó el precio a 6.500 millones y estableció condiciones extras.

La española concedió a la portuguesa una opción de venta a tres años voluntaria

Según ese documento, PT podía vender todo Vivo o elegir una segunda opción: vender un tercio de forma inmediata y el resto a lo largo de tres años.

Pero, aunque nunca se habló de ello, la redacción de la oferta permite a PT decidir si vende o no los dos tercios que le quedarían, puesto que lo se le concede es una "opción de venta", lo que no conlleva ninguna obligación, según explican fuentes cercanas a la operación.

De esta forma, PT podría haber decidido mantenerse en Vivo. De hecho, nunca renunció a ello, porque no tuvo tiempo. Según la propuesta que se planteó a la junta de accionistas del pasado día 30 de junio, los inversores tenían que votar sobre la oferta de Telefónica en conjunto y después sería la operadora portuguesa la que elegiría entre las distintas modalidades: vender de inmediato, a plazos o quedarse una parte. No pudo hacerlo, porque Portugal invalidó el resultado de la junta.

Y ése es el problema para Telefónica y PT, porque el veto luso, en teoría, impide que vuelva a retomarse la oferta realizada por la española.

Es más, el Ejecutivo de José Sócrates cree que la noticia de que las dos socias se sentarán a dialogar es "positiva", pero ya ha adelantado que "si la oferta no se cambia, naturalmente la posición del Gobierno portugués no puede ser diferente", según aseguró ayer el ministro del Gobierno, Pedro Silva Pereira.

Estas declaraciones dejan pocas dudas sobre la postura del Gobierno, incluso después de que el Tribunal de Justicia de la UE dijera que el poder de veto que tiene Lisboa en Portugal Telecom es ilegal. A este respecto, el Ejecutivo se apresuró ayer a aclarar que el veto a la venta de Vivo no ha sido invalidado, porque la sentencia "no implica ningún cambio inmediato", sino que es un auto "meramente declarativo".

En busca de un poco de gestión

El principal problema que hay entre Telefónica y Portugal Telecom es que las dos quieren mandar. La actual alianza que tienen entre ellas y el reparto a partes iguales del capital de Vivo se lo permitía hasta ahora: gestión y control compartidos.La oferta de Telefónica ha venido a cambiar este escenario. La española quiere el control total, pero la portuguesa no quiere renunciar al suyo. De ahí que para PT vender una parte de Vivo y convertirse en un socio meramente financiero sea una opción tal mala como vender la totalidad, según ha reconocido en el pasado.Por eso, una de las opciones que podrían permitir un acuerdo en el actual diálogo que se ha abierto es que PT consiga mantener algo de poder de gestión en Vivo, según fuentes conocedoras de la situación. Ya no sería a partes iguales, pero le permitiría no renunciar al control total de la operadora brasileña ni desentenderse de su trayectoria y limitarse a cobrar dividendos.Las mismas fuentes, sin embargo, dicen que las conversaciones pueden ser complicadas y que el plazo que ha dado Telefónica podría quedarse corto. La española, en principio, mantiene su propuesta hasta el próximo día 16, así que queda poco más de una semana. Como el veto del Gobierno ha obligado a cambiar todo el escenario, estas fuentes consideran que no habría ningún problema en ampliar el plazo y negociar sin la presión de tener que llegar a un pacto en una fecha dada.

Telesp

Telefónica ha recibido buenas noticias de Brasil. No se trata de Vivo, sino de su otra filial, Telesp. Esta compañía tuvo problemas de calidad hace un año en su servicio de ADSL. Ayer, el regulador consideró que ha cumplido los requisitos de mejora que le había impuesto.

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