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Carlos Hernández Pezzi

"Sería suicida eliminar los visados de los arquitectos"

Cree que la decisión del Gobierno de mantener los visados de los arquitectos es una medida sensata y critica que la Comisión Nacional de la Competencia no se dé cuenta de la labor social que representa su existencia.

El presidente del Consejo Superior de Arquitectos asegura que durante el tiempo que lleva al frente del colectivo profesional de alrededor de 53.000 personas -se encuentra en su segundo mandato- "ha pasado de todo. La crisis inmobiliaria y muchos cambios legislativos". Carlos Hernández Pezzi asegura que el arquitecto español es un modelo de competencia y de competitividad. "En Europa los arquitectos más valorados somos los españoles". Durante estos días la profesión celebra un congreso con la intención de definir el papel de estos profesionales en el siglo XXI y "hay que hacerlo en un clima de austeridad y de crisis".

¿Cómo les está afectado la crisis inmobiliaria a los arquitectos?

Estamos sufriendo una reducción de los visados del 65% y un incremento del número de parados que afecta al sector de la construcción en una medida muy importante. Además, la profesión se ha tenido que enfrentar en los últimos tiempos a cambios introducidos por el código técnico, la ley del suelo, el proceso de Bolonia y otras cuestiones. No sabemos si con la crisis hemos tocado suelo o si lo vamos a hacer pronto.

La profesión ha protestado enérgicamente por la desaparición de los visados colegiales que contemplaba el anteproyecto de ley ómnibus y que finalmente desapareció en el proyecto, ¿por qué?

Después de haber tenido que digerir el código técnico de la edificación, que es la mayor reforma legislativa de los últimos 20 años, cuando ya se han hecho todas esas viviendas que son anteriores a la mejora de la calidad que supone el código, lo que no puede ser es que ahora digan que se quieran cargar el control técnico que supone el visado.

Eso supone ser una profesión regulada.

Es que nosotros estamos a favor de que la profesión de la arquitectura sea regulada, porque afecta a derechos fundamentales de la persona como la sanitaria y como las jurídicas. Defendemos la colegiación obligatoria. Y la supresión del visado sería tal catástrofe en términos de calidad de la edificación que esta rectificación que se ha hecho en el último momento de la famosa ley ómnibus la saludamos como una medida de sensatez, porque ¿quién va a controlar que las viviendas cumplan acústicamente, térmicamente o contra incendios si los colegios desaparecen como elementos por delegación de la Administración para hacer esto?

¿Podría hacerlo la propia Administración?

Claro. Si todo está inventado. En otros países lo hace la Administración, pero tiene una tradición. También podrían controlar la calidad empresas privadas, pero no están hechas para eso. Y nosotros tenemos una estructura territorialmente asentada de 57 demarcaciones provinciales y subsedes que nos ha enseñado el camino de mejora de la calidad a través del visado colegial. Tirar eso por tierra me parece, como mínimo, aventurado, porque ningún ayuntamiento va a controlar esas cosas.

¿Se ha alejado el fantasma de la eliminación de visados o la ley ómnibus sólo ha aplazado la decisión?

La ley da una moratoria, pero lo hace para fijar el tema de los visados con rango de ley. Y si no es así, lucharemos hasta que lo sea porque eso sería tal desregulación de nuestro sector que acabaría dejando empequeñecidas cuestiones como la operación Malaya o los temas de corrupción. Pasar este tema a una administración que no está preparada, hoy, sería suicida.

La Comisión Nacional de la Competencia ha criticado que el Gobierno haya cedido a sus presiones.

¡Claro que hemos presionado! Hemos hecho valer que si no somos los colegios ¿quién va a controlar la calidad? Es que somos colaboradores de la Administración. A lo mejor otros colegios que no tengan esta función social pueden prescindir de estas medidas de colegiación obligatoria y de visados, pero nosotros no podemos permitirlo.

¿Por qué cree que la CNC sigue insistiendo en la necesidad de liberalizar los colegios profesionales?

Competencia, desde los años 90, tiene una visión deformada de los colegios profesionales. Primero, no se da cuenta de que no somos un órgano de presión, pero sí de control y que otros países envidian. Competencia quiere desregular todo porque piensa que así abarata costes. Nosotros decimos que abaratamos, pero si se suprime el visado ¿quién hace el control? ¿Lo hace Competencia? La CNC es un órgano autónomo, pero se cree el factótum de muchas cosas y nos compara con los transportistas o con proveedores de servicios. Y culturalmente, la CNC no tiene en cuenta ni el talento, ni la creatividad, ni el empuje que hemos dado los colegios de arquitectos a la economía.

¿Qué coste supone el visado sobre un proyecto?

El uno por mil del presupuesto de la ejecución material. Es una cantidad tan pequeña... Y nosotros en lo que dice Competencia estamos de acuerdo, es decir, en abaratar los costes, en facilitar el ingreso de la gente, en la libre circulación, etcétera. Pero lo que no vemos es que la liberalización tenga que llegar a que nadie vigile la calidad de las construcciones.

¿Qué opina de la retirada de la deducción fiscal a la vivienda nueva? ¿Puede ralentizar aún más el sector y agravar el problema de la profesión?

No. En realidad se tenía que haber hecho en 2003 o 2004 y se hubiera parado un poco el auge constructor y hubiera situado los términos en un crecimiento más sostenido. Hay que permitir al sector constructor seguir su actividad sin llegar a astas caídas bruscas.

Un cambio de modelo de la profesión

El presidente del Consejo Superior de Arquitectos dice ser consciente del cambio que está viviendo la profesión. En los últimos años los estudios de arquitectura individuales se han transformado en empresas que, en algunos casos, superan el centenar de profesionales. "Hemos pasado del modelo prototípico de los años 90, que era de una media de dos arquitectos por estudio a una media de seis arquitectos por oficina. Pero hay 500 empresas de arquitectura con más de 30 arquitectos empleados. Son empresas de tamaño mediano y algunas que llegan incluso a los cien empleados o incluso más. Esto sería impensable si los arquitectos no hubiéramos competido en el interior y en el exterior", explica Carlos Hernández Pezzi, que añade que está preocupado por el futuro de muchos jóvenes arquitectos. "Muchos tenían trabajo al servicio de empresas grandes, pero eso ahora ha decaído porque era un trabajo coyuntural", afirma. A pesar de la situación, cree que la evolución es imparable. "No somos capaces de competir sin el tamaño adecuado", señala. "Hay que establecer las bases de la profesión en un clima de austeridad. La dependencia excesiva del sector de la construcción nos está costando ahora un grave disgusto. Los arquitectos tenemos que aprender de la lección y no basarlo todo en la obra nueva sino ir más a la calidad, a la rehabilitación, a los temas como la acústica y el aislamiento térmico y eso abre campos nuevos". Aún así, cree que España mantendrá una importante demanda de nueva construcción. "No va a ser la que hemos visto hasta ahora, pero tras absorber el stock de viviendas sobrantes, lo normal es que esté sobre las 150.000 ó 250.000 nuevas al año.

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