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Crisis

La Seda comunica que peligra el futuro de su planta de El Prat

La dirección de La Seda de Barcelona ha comunicado a los sindicatos en una reunión mantenida hoy de que peligra el futuro de la planta de El Prat, que sería uno de los objetivos de la reestructuración que prepara el grupo, según han explicado fuentes conocedoras de la reunión.

Las mismas fuentes han señalado que en el encuentro se ha condicionado la continuidad de la planta a recibir apoyo del Instituto Catalán de Finanzas (ICF) para poder financiar el circulante de la empresa (el dinero de que dispone una empresa para pagar sus gastos corrientes).

En la planta de El Prat se fabrica PET, el plástico que se elabora para fabricar botellas y envases de plástico, trabajan cerca de 250 personas y es la factoría histórica de la empresa.

La planta está paralizada desde hace casi un mes y los trabajadores acuden a la misma y cobran su salario, pero se limitan a hacer tareas de mantenimiento y limpieza ya que la falta de circulante no permite en este momento la actividad de la planta.

En la reunión de hoy, encabezada por el nuevo director general, John Gillison, se ha puesto de manifiesto la delicada situación del grupo, con un presidente en funciones -Joan Castells- tras la marcha ayer de Rafael Español; un consejo de administración dividido, un auditor que quiere elevar las pérdidas de 2008 a 368 millones y las acciones en bolsa suspendidas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

Precisamente, el ICF supedita un nuevo apoyo financiero a La Seda a que se clarifique la situación contable del grupo y que los accionistas mayoritarios acepten las cuentas, según han explicado a Efe fuentes financieras conocedoras de la situación.

Por su parte, portavoces de La Seda se han limitado a señalar que no era posible hacer declaraciones sobre los planes industriales de la compañía.

Tras la planta de El Prat, la que más peligra, según se ha puesto de manifiesto en la reunión de hoy, es la de IQA en Tarragona, en la que trabajan 130 personas, que fabrica materia prima para el PET, y que también podría ser objeto de reestructuración.

En cambio la planta de Toledo, que lleva a cabo el tratamiento posterior para que el PET pase a ser un envase, tendría su continuidad asegurada.

Por tanto, la crisis financiera de La Seda, con el 30% del capital descontento de los resultados económicos, la negociación de la deuda que suma más de 700 millones de euros y el derrumbe de la cotización en bolsa, amenaza con derivar en una grave crisis industrial con despidos, cierres de factorías o como mínimo con una importante reducción de la producción.

La portuguesa Caixa Geral, que tiene el 7,5% del capital de La Seda, ha aprobado por fin la prometida línea de financiación de 25 millones de euros para dar apoyo al circulante de la empresa, aunque señalan que la cantidad es insuficiente para una empresa del tamaño de La Seda, que factura más de 1.500 millones anuales, y emplea a 2.300 personas repartidas en 22 países.

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