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A fondo

Marsans, un mal viaje para la economía del país

La pasada semana, Gerardo Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual se despidieron del turismo español. Los dos empresarios, presidente y vicepresidente respectivamente de la CEOE, han traspasado un grupo emblemático de la industria turística española, Marsans, a una sociedad experta en la liquidación de compañías en concurso de acreedores, por 600 millones de euros, prácticamente la deuda del grupo. La gestión de la crisis de Marsans deteriora la imagen de España como destino turístico y, también, como destino de inversiones extranjeras.

El concurso de Marsans golpea la imagen de España como destino turístico por razones obvias: los clientes que hayan adquirido paquetes vacacionales con el grupo de Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual se preguntarán ahora por qué se permitió a la compañía seguir operando durante meses a pesar de que su situación era ya crítica a principios del pasado año. Los turistas que todavía se estén planteando pasar sus vacaciones en España no pasarán por alto la quiebra de la que se suponía era una de las principales compañías del sector. Y muchos recordarán que los mismos empresarios que han llevado al concurso a Marsans fueron los que, en plena campaña de Navidad, cerraron la aerolínea Air Comet dejando en tierra a cientos de inmigrantes que tras años de ausencia se disponían a regresar para pasar las Navidades en familia.

Para la industria turística española también son obvias las razones por las que la crisis de Marsans influirá negativamente en su negocio, más allá de la pérdida de imagen. Cientos de empleos del grupo español están a punto de desaparecer. A ellos habrá que sumar los desempleos indirectos que cause el concurso del grupo Marsans, ya sea por una caída en la entrada de turistas o por la complicada situación en la que se encuentran pequeñas empresas del sector españolas que mantenían negocios con Marsans.

La gestión de la entrada en concurso del grupo también erosiona la imagen de España como destino de inversiones extranjeras. Marsans debe decenas de millones de euros a proveedores. Entre ellos multinacionales extranjeras que ahora, cuando piden explicaciones a los directivos de sus filiales en España, no dan crédito a lo sucedido. ¿Pero no era Marsans un grupo líder de la primera industria del país?; ¿pero no pertenecía Marsans a los principales representantes del empresariado español?

Y lo que ya no conciben es que existan dudas razonables de que efectivamente algún día vayan a recuperar parte de su dinero. Previsiblemente los nuevos propietarios de Marsans ofrecerán a sus acreedores una quita en la deuda y un periodo de varios años para cobrar. Y siempre bajo la amenaza de la liquidación.

Ahora los directivos españoles de compañías extranjeras en el país están tratando de explicar a sus jefes en Europa, Asia o América que las deudas que tienen con el grupo Marsans son difícilmente cobrables. Spain is different, comentan con sonrisa quebrada.

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