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Inversión

Japón invertirá 14.000 millones en el quinto banco para salvarlo de la quiebra

Resona, el banco japonés a punto de entrar en quiebra, solicitó ayer formalmente la inyección de 16.500 millones de dólares (14.000 millones de euros) para salvar la entidad. El ejecutivo aportará los fondos, pero asumirá el control de dos terceras partes del banco. El mercado ha tomado este anuncio como una seria advertencia de los pasos que puede tomar el Ejecutivo para salvar una industria que el lunes reportó unas pérdidas conjuntas de 40.000 millones de dólares.

Kenji Kawada no ha tardado en tomar decisiones después de asumir la presidencia ejecutiva de Resona, el quinto banco japonés. La entidad, que también ha designado esta semana a un nuevo presidente del consejo y que está al borde de la quiebra, necesita unos 14.400 millones de euros para sobrevivir. Y así se lo hizo saber ayer al Ejecutivo del país. Esta cantidad permitiría al banco incrementar su ratio de capital desde el 2,07% actual hasta un 12,2%. La entidad es el fruto de la fusión de los bancos Daiwa y Asahi.

El Gobierno del país no demoró su respuesta. El ministro de Política Fiscal y Economía japonés, Heizo Takenaka, anunció ayer que el Gobierno aportará los 16.500 millones de dólares solicitados y que podrá disponer de los fondos a finales de junio. Sin embargo, este anuncio sirvió al ministro para mostrar al mercado la voluntad del Gobierno de acabar con la crisis. El Gobierno comprará acciones y preferentes de la entidad, lo que le otorgará el control del 66% del capital.

El resto seguirá cotizando en el mercado. Esta participación dejará vía libre para la venta de activos y la destitución de directivos. Fuentes niponas consultadas por Reuters calculan que unos 270 ejecutivos tendrán que dimitir. Kawada sopesa a su vez drásticas ventas y reducciones de plantillas, que podrían suponer 1.800 despidos, según la prensa local. Los rotativos calculan que en las próximas semanas Resona venderá su cartera de acciones en 4.269 millones de euros.

El mercado recibió ayer con agrado la mano dura mostrada por el ministro Takenaka. La entidad, que perdió 5.960 millones de euros en 2002, repuntó un 8,3% en el índice Nikkei. Los analistas cuentan con que el Gobierno tome medidas similares con el atribulado sector financiero nipón, que perdió 40.000 millones el pasado año.

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