España completa el salto a la televisión digital

Estamos viviendo una semana histórica, comparable al inicio de las emisiones de TVE en 1956 o a la llegada de la televisión en color en 1977". Así inició ayer su discurso el ministro de Industria, Miguel Sebastián, en el "acto de bienvenida a la TDT" que organizó el Gobierno para rubricar el fin de la era analógica en televisión.

Ayer, entre las 12 y las 12.30 horas del mediodía, cesaron las emisiones convencionales de tres de los grandes centros de radiodifusión, el de Torrespaña (Madrid), Collserola (Barcelona) y Valencina de la Concepción (Sevilla), sumando de golpe a 16,4 millones de ciudadanos a la televisión digital. Un proceso que se completará antes del sábado para otros 3,7 millones de vecinos de determinadas zonas de Galicia, Asturias, Castilla y León y Canarias.

De esta forma se pone fin al llamado apagón analógico, iniciado en junio del año pasado pero que ha exigido cinco años de cambios normativos, adaptaciones tecnológicas e inversiones millonarias por parte de la Administración, los operadores de televisión y la industria tecnológica. Según Industria, el proceso de transición ha movilizado 12.000 millones de euros, ha supuesto la creación de 40.000 empleos directos y ha facilitado la actividad de más de 10.000 empresas, sobre todo las que se dedican a instalar antenas y a fabricar equipos sintonizadores y descodificadores (de los que se han vendido 30 millones de unidades).

Inversiones de los operadores

Sólo los radiodifusores públicos y privados han realizado inversiones por más de 800 millones de euros. El Gobierno, por su parte, ha destinado 288 millones de los Presupuestos del Estado para facilitar la llegada de la TDT (220 millones, transferidos a las comunidades autónomas y el resto, utilizados por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones).

Pero, ¿todos los ciudadanos verán la TDT? En teoría, sí. La cobertura de la señal digital terrestre ya es superior a la que tenía la televisión analógica y alcanza a alrededor del 98,5% de la población. Los que quedan fuera de esta señal podrán ver los canales digitales de cobertura estatal a través de satélite. Pero esto exige una antena ad hoc que, salvo excepciones, los particulares tendrán que financiar de su bolsillo. Según explicó ayer el secretario de Estado de Telecomunicaciones, Francisco Ros, ya se han instalado 11.300 receptores de este tipo. Una cifra muy exigua si se tiene en cuenta que puede haber unos 300.000 hogares afectados.

Además, en las zonas donde ya se ha llevado a cabo el apagón sigue habiendo entre un 2% y un 3% de la población que no se ha conectado a la TDT. "Es una decisión del ciudadano conectarse o no. Tenemos que quitarnos la obsesión de que el 100% de los ciudadanos quieren ver la televisión todos los días y a todas horas", recalcó Ros, que añadió que el nivel de incidencias en el proceso de transición ha sido mínimo, afectando a sólo un 1,5% del total.

Manejando estos datos, el acto institucional de ayer fue un intercambio de elogios entre todos los implicados en el apagón digital por el éxito del proceso, "desmintiendo a los agoreros que anunciaron grandes catástrofes en la transición", subrayó el presidente de la Academia de la Televisión, Manuel Campo Vidal.

En la mesa presidencial se sentó el ministro Sebastián, flanqueado por representantes de los operadores estatales de TDT (Sogecable, TVE, Telecinco, Antena 3 y Unedisa), con la excepción (sin explicar) de los de Vocento y La Sexta. Entre los más de 200 invitados figuraron parlamentarios, consejeros de la CMT o representantes de las patronales tecnológicas Asimelec y Aetic y de la federación de instaladores Fenitel.

Pese al clima general de satisfacción, los asistentes al evento también recordaron que la implantación total de la TDT también supone la llegada de nuevos retos, como la llamada segunda transición (que obliga a cambiar la frecuencia de emisión de todos los canales con el reparto del dividendo digital), la adjudicación definitiva de los múltiples o el desarrollo de la TDT en movilidad, la alta definición, las emisiones en 3D y los servicios interactivos. Para hacer frente a este futuro, el presidente de Telecinco y de la patronal de las televisiones privadas Uteca, Alejandro Echevarría, reclamó al ministro "voluntad política y una exquisita neutralidad". Algo que garantizó Sebastián.