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Producción geotérmica

Enel: un tesoro de vapor en la Toscana

El grupo italiano es pionero en la producción geotérmica, una tecnología que desarrolla en extensas áreas al norte del país.

En pleno corazón volcánico de la Toscana, las fumarolas de cientos de géiseres sorprenden al viajero. Pero también, los ramales de tubos metálicos que se camuflan entre las laderas frondosas de sus montes mediterráneos y las instalaciones con un impreciso tinte industrial. Pero, sobre todo, destacan las numerosas torres de refrigeración de las 32 plantas geotérmicas que Enel explota en la región desde hace más de un siglo.

En el centro de este complejo, entre las ciudades de Pisa y Livorno, se encuentra Larderello, una localidad que recibió su nombre del emprendedor francés François de Larderel que, a principios del siglo XIX, se instaló allí para fabricar agua bórica aprovechando la energía que emanaba de la tierra. En definitiva, el lugar que pasará a la historia por ser la cuna de la producción geotérmica con vapor.

Este tipo de producción -subrayan en Enel- "es un invento italiano que se remonta a 1904". Ese año se conectó la primera luz generada con una dinamo activada con vapor. Concretamente, cinco bombillas. Ya en 1913 se construyó la primera planta geotérmica del mundo, con una capacidad inicial de 2,5 MW, que sólo interrumpió su producción en el año 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la instalación fue destruida por los bombardeos.

A partir de la década de los años 50 se impulsó la producción masiva de electricidad con la construcción de plantas cada vez más modernas (un nuevo modelo por cada década convierten el complejo en una exhibición de ingeniería) y se desarrollaron nuevos campos geotérmicos. Las exploraciones se hicieron cada vez más profunda, hasta llegar hasta los 3.000 y 4.000 metros.

El Valle del Diablo

Hasta este momento, en un territorio que se extiende por los valles de tres provincias, se han perforado 491 pozos: 304 de los que emana vapor, y otros 62 por los que se vuelve a inyectar a la tierra el agua condensada para reponer las reservas y respetar el ecosistema; otros 125 son pozos denominados de control. En total, las plantas de Larderello tienen una capacidad instalada neta de 737 MW, con un factor de carga del 95%, que el grupo energético italiano quiere aumentar.

El año pasado la producción de electricidad alcanzó los 5.000 GWh, lo que representó un 25% del consumo total de los habitantes de la Toscana.

A ratos, las ráfagas de viento transportan un inconfundible olor a azufre (no en vano, en otros tiempos se le conocía como Valle del Diablo), que resulta molesto para el visitante, pero no para los lugareños, que están familiarizados con él. No obstante, en la compañía investigan cómo amortiguar este olor para exportar a otros países una tecnología de la que es pionera. Para ello, los ingenieros de la compañía han patentado un sistema de reducción denominado AMIS, que captura el sulfato de hidrógeno y las emisiones de mercurio y las reinyecta profundamente en la tierra.

El grupo italiano es líder en este tipo de tecnología en Europa y el tercero del mundo (el mayor operador es la estadounidense Chevron con 1.300 MW en Indonesia).

Además de esta zona de Italia, Enel Green Power, la filial de energías renovables a cuya cartera ha pasado Lardarello, explota dos plantas de este tipo en Churchill County (Nevada) con una capacidad de 47 MW. Estas dos instalaciones, las más grandes del mundo, recibieron el año pasado incentivos fiscales por 62 millones de dólares, en el marco del programa estadounidense para promover el desarrollo de las energías renovables.

Además, en el país norteamericano Enel cuenta con una cartera de proyectos geotérmicos de 150 MW ubicados en California y Utah.

Tal como explican los directivos de Enel a quienes visitan Larderello, "la energía geotérmica es la que proviene de la corteza terrestre en forma de calor". Según los científicos, el calor contenido en los primeros cinco kilómetros de la superficie equivale a unas 500.000 veces la demanda de electricidad en el mundo.

Pero no sirve cualquier lugar. Para que esta energía se pueda aprovechar es necesario que el terreno reúna algunas condiciones geológicas: que exista una cámara profunda de magma que actúe como fuente de calor y que esta cámara esté cubierta por una capa impermeable de rocas que permita que el agua de la lluvia se quede en las rocas más porosas; que la parte profunda quede impermeable y, por último, que esta reserva de agua se mantenga siempre caliente para que salga a la superficie en forma de géiser o fumarolas.

De hecho, las zonas de los alrededores de los volcanes no sirven, pues la lava solidifica el terreno, que requiere una cierta permeabilidad. Un terreno idóneo son las islas Canarias.

Ante el futuro

Precisamente, su posición única en producción de energía geotérmica es una de las bazas que Enel Green Power está esgrimiendo estos días ante los inversores a los que se dirige la oferta pública de venta (OPV) de un 30% del capital. Es lo que, en palabras de su presidente y director financiero del grupo energético, Luigi Ferraris, "nos hace únicos frente a nuestros competidores de energías renovables".

Enel considera una ventaja, frente a sus rivales, el hecho de contar con cuatro tipos de tecnologías (eólica, hidroeléctrica, geotérmica y fotovoltaica) y el hecho de desarrollar su negocio en 16 países diferentes. Con todo, no faltan críticos que apuntan a que, pese a contar con esta diversidad, en algunos casos el peso es muy pequeño. Así, de los casi 5.800 MW con que cuenta Enel Green Power, 2.500 MW son hidroeléctricos, 2.300 son eólicos y 737 MW, geotérmico. La solar es prácticamente testimonial, aunque en España cuenta con permisos para construir unos 600 MW, en buena parte, solares.

En cuanto a la diversidad geográfica, también su inmensa mayoría se reparten entre Italia (2.900 MW, que incluye su pequeña posición en Grecia y Francia) y España (2.100 MW), con lo que el riesgo regulatorio no resulta tan amortiguado, según los analistas. El resto, se encuentra en el continente americano.

Sea como fuere, y pese a que sólo en determinadas zonas geográficas es posible la exploración del negocio geotérmico, la compañía sí cuenta en este caso con la mejor baza frente a los demás: una experiencia particular de más de un siglo.

Otro filón en las islas Canarias

A mediados de 2009, Enel logró el control en solitario de Endesa y, de paso, se hizo con los llamados sistemas extrapeninsulares (Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla), que gozan de un marco regulado y son explotados históricamente por la eléctrica española.Esta nueva posición de Enel ha puesto los dientes largos a los ingenieros geotérmicos del grupo, que han visto en el territorio canario un filón para explorar.Aunque no es aún el caso de la italiana, algunos operadores están realizando investigaciones en el archipiélago y algunas compañías que trabajan en el mercado de las bombas de calor han entrado en el mercado geotérmico. Sin embargo, asegura Ingmar Wilhelm, director de Desarrollo de Negocio de Enel Green Power, "en España el estudio de potencial geotérmico no está completo por lo que haría falta, antes de abordar algunas inversiones, investigar este recurso y cómo utilizarlo".

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