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A fondo

Clemencia para el delator de un cártel

El 80% de los cárteles que se desmontan en la Comisión Europea tienen su origen en un chivatazo. Y, según los expertos, se trata de un porcentaje que fácilmente se repetirá en España, donde la Comisión Nacional de la Competencia acaba de resolver el primero de los casos en los que se desbarata un cártel gracias a la introducción del programa de clemencia.

Se trata de un sistema que permite a quienes denuncien la existencia de un cártel librarse de la multa. Y como ejemplo Henkel, que en 2005 integró junto con otras multinacionales fabricantes de geles de ducha y baño un cártel para vender por el mismo precio menor cantidad de producto, acaba de librarse de una multa de cuatro millones. El presidente de la CNC, Luis Berenguer, reflexionaba en una entrevista con CincoDías publicada ayer que por mucho que le hubieran cobrado a la empresa las personas que se turnaron para hacer cola en la sede de la CNC para asegurarse el primer puesto a la hora de denunciar el cártel habrá sido un dinero muy bien invertido.

Henkel se libra de la multa mientras que sus competidores se ven obligados a pagar conjuntamente algo más de ocho millones. El negocio parece redondo para la compañía. También para la CNC que se asegurará un mayor número de casos resueltos con éxito. Pero sobre todo para los consumidores que se beneficiarán de un mercado en el que la competencia funcione de verdad y en el que los precios no estén sujetos por la presión y los acuerdos ilegales de las empresas. La introducción del programa de clemencia en España no estuvo exenta de críticas y de escepticismo. Muchos opinaron que se trata de un sistema que choca con nuestra cultura jurídica y de empresa. También se pusieron reparos desde el punto de vista de la moral y de la cultura de origen católico español. Pero, finalmente, las razones empíricas se impusieron a las valoraciones éticas o estéticas.

No parece casualidad que dos compañías globales sean las primeras en delatar un cártel

La realidad y la experiencia de lo que estaba sucediendo en el seno de la Comisión Europea, donde ya se había acreditado como un elemento de extraordinaria utilidad terminaron por imponerse. El cártel descubierto, desmontado y sancionado gracias a la delación de uno de los participantes esta semana ha sido el primero de los que se espera sean un aluvión.

No es casualidad, en todo caso, que las dos primeras empresas dispuestas a denunciar el cártel en el que estaban participando hayan sido dos multinacionales. Henkel se adelantó en el tiempo, pero inmediatamente después la denuncia procedió de Sara Lee. La primera ha conseguido eludir la multa de 4 millones que habría tenido que pagar de no haberse acogido al programa de clemencia. La segunda ha visto reducida su sanción en un 40%. Ambas tienen una dilatada experiencia en distintos mercados en los que, antes que en España, ya existía el sistema de clemencia.

El primer programa de clemencia se puso en marcha en EE UU en 1978. Pero su mayor desarrollo comenzó a producirse a partir de 1993 cuando se modificó y modernizó el programa. A partir de ese momento las solicitudes de clemencia se multiplicaron por 20. El caso estadounidense es con todo algo diferente al utilizado a este lado del Atlántico. Allí existen además de sanciones administrativas, penas de cárcel para los cartelistas.

Sin embargo, en España y en el resto de Europa la clemencia no tiene ningún valor ante un juez civil en una reclamación por daños. Si en Europa los afectados por un cártel pusieran una demanda civil ante los juzgados ordinarios reclamando los daños y perjuicios que les ha ocasionado el cártel, el delator estaría en la misma situación que el resto de empresas del cártel. Es decir, la inmunidad sólo se refiere a las acciones ante la CNC y, por tanto, el juez civil podría obligarle a pagar los daños en las mismas condiciones que al resto de los miembros del cártel.

La legislación estadounidense prevé que los afectados por un cártel puedan reclamar los daños ocasionados multiplicados por tres. Es decir, si se demuestra un daño de un millón de dólares, el juez te reconocerá un derecho a cobrar tres millones, salvo al delator al que sólo le podrán reclamar los daños efectivamente causados (sin aplicar el multiplicador).

Los casos de clemencia más famosos afectaron a sectores como vitaminas (multas totales de más de 700 millones de dólares), casas de subastas (Christies fue el chivato y a Sothebys se le puso una multa de 45 millones) o electrodos de grafito (multas totales de casi 400 millones de dólares). En la UE los más famosos han sido, también, el de las vitaminas pero ha habido otros muchos que afectan a sectores como cementos, cristal, tuberías marinas o asfaltos.

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