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Puede dañar la competencia

La CMT pone peros a la subasta de móvil del Gobierno

La CMT recomienda al Gobierno algunos cambios en su proyecto para licitar frecuencias de móvil de forma que no perjudique la competencia ni trabe la entrada de nuevos rivales.

El proyecto del Gobierno para licitar nuevas frecuencias de móvil y potenciar la banda ancha inalámbrica ha recibido críticas de todos los bandos. Las grandes operadoras, Telefónica, Vodafone y Orange, han cuestionado algunos aspectos y las pequeñas (Yoigo y las empresas de cable), otros distintos. La Comisión Nacional de Competencia asegura que los planes atentan contra la competencia y favorecen a las compañías establecidas y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha alertado en varias ocasiones contra aspectos del proceso.

El problema para el Gobierno es que se trata de una iniciativa que lleva varios años abierta y que tiene que pasar por varias etapas antes de llegar a la licitación final. Y en cada una de ellas hay un momento en que los afectados tienen que dar su opinión, que en muchos casos no es positiva.

Ahora le ha vuelto a tocar el turno a la CMT, que ha emitido su informe al Ministerio de Industria sobre el proyecto de orden por la que se aprueba el pliego de cláusulas administrativas particulares y de prescripciones técnicas de la licitación, que el Gobierno quiere tener cerrada antes de agosto.

Esta vez, la crítica no es muy furibunda. La CMT pone peros y hace matizaciones, pero su postura general respalda las decisiones que ha ido tomando el Gobierno.

En el capítulo de cosas a mejorar, la CMT pone especial atención en la necesidad de que los operadores den acceso mayorista a su red a terceros durante todo el periodo de concesión, es decir, hasta 2030. La actual normativa limita esta posibilidad y el regulador considera que eso puede perjudicar la competencia.

También se cuestiona el principio de neutralidad tecnológica que propone el Gobierno. Pese a que Industria asegura que se respeta el principio de que lo importante es el servicio y no la tecnología sobre la que se preste, y que por ello no debe primarse ninguna sobre otra, la CMT cree que el proyecto de orden no obra en consonancia.

Y es que el regulador cree que determinadas obligaciones de cobertura condicionan la libertad de los operadores para elegir la tecnología con la que quieren cumplirlas y que eso debería ser eliminado.

En el fondo de varias críticas de la CMT subyace una defensa de las operadoras más pequeñas. Las intenciones del Gobierno, según esta interpretación, podrían dejar desprotegidas a las nuevas compañías que quieran entrar en el mercado y competir con las grandes, sobre todo Telefónica, Vodafone y Orange. Por eso, el regulador hace dos recomendaciones. La primera es que los operadores que ganen pocas frecuencias, es decir, que accedan a una parte pequeña de espectro, puedan unirse y explotarlo conjuntamente, para presentar un frente más fuerte y unido contra las grandes.

La segunda petición es que, al igual que en Reino Unido, haya límites mínimos de espectro que se puede comprar. Aunque parezca lo contrario, el objetivo de la CMT es que todas las compañías puedan pujar sin miedo y que, si finalmente ganan tan poco espectro que resulta inoperable, no tengan que quedarse con él. Esta condición limitaría el riesgo financiero y haría que nuevas compañías se atrevieran a participar en el proceso sin miedo.

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